Our.

3.


 


Si alguien me hubiera dicho que la primera persona a la que contaría mis miedos seria Alex me habría reído en su cara. Jamás imagine que el imbécil que se paseaba medio desnudo por el piso de mis amigos me haría sentir tan cómoda, pero así fue.

Después de estar en el mirador en completo silencio, volvimos al coche. Ninguno de los dos volvió a sacar el tema, así que llegamos hasta mi casa con la radio puesta.

La casa está completamente a oscuras. Son las dos de la madrugada, mi madre ya debe estar durmiendo. Alumbro el espacio con la linterna de mi móvil y subo en silencio las escaleras de madera. Solo se oyen mis pasos por el pasillo, la puerta de la habitación de mi madre esta entornada, así que me asomo para comprobar que todo está bien. Veo su cuerpo bajo las sabanas durmiendo profundamente y me dirijo a mi dormitorio mucho más tranquila.

La luz de la luna se cuela por la ventana dando claridad al oscuro espacio. Cierro la puerta y enciendo la luz. Camino despacio hacia mi cama y me siento en el borde, fijando mi mirada en aquella silla de escritorio.

Puede que, si tan solo no hubiera usado los auriculares aquella noche, si hubiera oído los gritos, mi madre nunca hubiera sufrido, no habría estado casi dos meses en una camilla de hospital sin poder moverse.

Me tumbo mirando el techo aun con la ropa puesta y mis ojos comienzan a cerrarse hasta que me duermo por completo.

"Oigo sus pasos avanzar por el pasillo, seguidos por unos gritos escalofriantes. Intento moverme, avanzar para ir a ver qué ocurre, sin embargo, no lo consigo.

Los gritos se hacen cada vez más fuertes, y entonces reconozco su voz. Mamá.

La puerta de mi habitación se abre y entonces lo veo. Mi madre entra llorando, el hombre a su espalda la empuja hacia mí. Entonces veo su rostro, mi padre.

Los ojos de mi madre se encuentran con los míos, veo el dolor reflejado en ellos. Me susurra un suave "lo siento" y entonces todo sucede a cámara lenta.

Mi padre clava un cuchillo en la espalda de mi madre, atravesando su cuerpo. Cae al suelo sin dejar de mirarme y me arrojo sobre ella intentando cubrir la herida. Su sangre cubre mis manos, las lágrimas ruedan por mis mejillas mientras veo como la vida abandona el cuerpo de la mujer que me crio.

Alicia... - me susurra suavemente. – Ali, mi nena... todo está bien."

Abro los ojos rápidamente y me incorporo de un salto. Veo a mi madre junto a mí y comienzo a llorar cundo me doy cuenta de que solo fue una pesadilla.

Cojo su rostro entre mis manos y la miro fijamente a los ojos. Ella también ha comenzado a llorar, mirándome llena de dolor.

-Todo está bien Ali.

- Todo está bien mamá.

Me acurruco en sus brazos y ella me pega con fuerza a su cuerpo. Noto como llora en silencio y la abrazo más fuerte, llorando con ella.

Estamos así hasta que amanece. La luz se cuela por la ventana de la habitación y me separo para mirar a mi madre, que tiene la vista fija en una esquina del dormitorio. Me mira y me dedica una sonrisa suave.

- ¿Hacemos tortitas? – asiento con una sonrisa en mi cara – llama a Nick y Mike para que vengan a desayunar, hace mucho que no los veo. – Asiento y sale de la habitación. Ella siempre hace eso cuando tengo pesadillas como la de esta noche, invita a los chicos para que no nos invada el silencio, dice que es por mí, pero se que a ella le ayuda mas. Envío un mensaje a Nick y cuando veo que lo ha leído dejo el móvil y bajo a la cocina.

-Ahora viene – digo cuando veo a mi madre apoyada en la encimera de la cocina. Sara Green es la persona más fuerte que conozco porque, a pesar de todo, siempre tiene una sonrisa para el resto; porque, aunque el mundo se este cayendo, ella siempre ve todo lo bueno. - ¿Cómo estás?

- Estoy bien mamá, ¿cómo estás tú? – me sonríe y se acerca para darme un beso en la mejilla.

- Estoy bien si tú lo estas, cielo.

Justo en ese momento la puerta suena. Mi madre se separa de mí y va a abrir a mis amigos, así que mientras tanto saco todo lo que usaremos para el desayuno. Oigo sus voces mientras hablan con mi madre, así son mis amigos, siempre consiguen arreglarnos a las dos. Saben que siempre que les llamamos para desayunar es por el mismo motivo y siempre dan lo mejor de ellos para alegrarnos.

Mike entra el primero y se acerca a saludarme. Me envuelve fuerte en sus brazos y mis ojos se llenan de lágrimas otra vez.

-No me habías dicho que teníais un nuevo amigo. – dice mi madre, haciendo que me separe de Mike rápidamente. Ahí, junto a mi mejor amigo, veo a Alex que me mira divertido. Niego ligeramente y ruedo los ojos cuando Nick se acerca a mí.

- ¿Estas bien? – asiento en respuesta y, al igual que Mike, me abraza con fuerza. Rodeo su cuello con mis brazos y sonrío. Siempre me he sentido así con Nick, como si nada malo fuera a pasar si estoy con él.

Me separo de Nick y veo a Alex, que habla animadamente con mi madre mientras la ayuda a batir los ingredientes de las tortitas. Sonrío sin querer cuando Alex me mira y sostengo su mirada mientras se acerca a mí.

-Te ves horrible, rubia. – dice parándose frente a mí.

- Vaya, gracias – rio divertida y veo como forma una sonrisa de medio lado. No sé si esperaba un abrazo o que, supongo que pensé que después de la charla de ayer algo cambiaria, pero al parecer me equivoque porque, tras mi respuesta, se da la vuelta y vuelve junto a mi madre, que ahora charla animada con Nick.

- ¿Qué tal? – me sobresalto al oír la voz de Mike detrás de mí y me giro a mirarle.

- Estoy... bien, estoy bien. – sonrío para que se tranquilice y da un paso hacia mí.

- No hace falta que me mientas a mí, Ali.

- Es solo lo de siempre, me preocupa mi madre.

- Ella quiere que tu estés bien...

- Y yo quiero que ella lo este, Mike. – me dedica una mirada triste y asiente ligeramente.



#6287 en Joven Adulto
#28511 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, suspense

Editado: 01.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.