Sus labios chocan con los mios en un beso urgido, lleno de fuerza y ganas. Intento seguir el ritmo, sin embargo, me separo minutos después en busca de aire.
Me alejo rápidamente de Alex, esquivando los cuerpos que bailan en la pista e ignorando la voz que grita mi nombre por encima de la música.
No miro atrás en ningún momento, llego hasta la puerta y la abro con fuerza dejando que el frio choque con mi cuerpo. Respiro hondo, intento ordenar mis pensamientos, que se mezclan en mi mente a toda velocidad.
*¿No te lo pasas bien, princesa?*
Mi cuerpo entero se paraliza cuando el mensaje aparece iluminando la pantalla de mi móvil. Lo miro fijamente, sintiendo el mundo detenerse. Princesa… la palabra retumba en mi cabeza una y otra vez, el aire deja de entrar en mis pulmones y mis ojos comienzan a arder. Noto una mano sobre mi hombro y doy un salto saliendo de mis pensamientos. Estaba tan concentrada en el mensaje que no me he dado cuenta de que Alex me había alcanzado.
-¿Qué ha sido eso? - pregunta cuando le miro a los ojos. Niego, soy incapaz de arricular palabra - Ali, ¿estás bien? Joder, sabía que te iba a tomar por sorpresa pero si hubiera sabido que ibas a ponerte así no habría… - deja de hablar cuando me lanzo a sus brazos, rodeando su cintura. Lloro con la cabeza en su pecho y, tras unos segundos de confusión, siento sus brazos apretarme con fuerza.
No se cuanto tiempo lloro, pero cuando siento que no me quedan más lágrimas, me aparto lentamente. Alex me mira fijamente a los ojos y toma mi cara entre sus manos.
-¿Qué ha pasado? - susurra con suavidad, como si fuera a asustarme si hanla más alto. Vuelvo a negar.
- Nada. Es solo… seguro que ha sido todo un mal entendido…
- ¿El qué ha sido un mal entendido? Joder, Alicia, completa las frases. - le tiendo mi móvil y frunce el ceño cuando lee el mensaje. - ¿Qué es…?
- Mi padre me llamaba así - vuelve a rodearme con sus brazos y acaricia mi pelo con suavidad.
- No pasa nada, lo arreglaremos.
- Él no puede haber vuelto, Alex. Si eso pasa, yo… Vendrá a por mí.
- No va a tocarte. - Pega su frente a la mía y me mira a laos ojos - no dejaré que te ponga un dedo encima, ¿vale? Estás a salvo conmigo, todo estará bien.
- Necesito que me prometas que no se lo contarás a nadie. - espero su respuesta, sin embargo nunca llega. Sus labios atrapan los míos, esta vez en un beso suave que sustituye todas las palabras que pudiera haber dicho y me deja claro que no estoy sola.
- ¿Te llevo a casa? - dice separándose un poco de mí.
- Por favor.
Montamos en su coche y aviso a Nick antes de empezar a avanzar entre los grandes edificios de la ciudad. Viajamos en completo silencio hasta que Alex se detiene frente a mi casa.
-¿Estarás bien? - pregunta cuando me quito el cinturón de seguridad. Asiento ligeramente y abro la puerta, pero antes de salir me giro a mirarle.
- Quédate conmigo.
- ¿Qué? - pregunta confundido.
- Mi madre no está en casa, no quiero estar sola.
- Vale. - veo como baja del coche y hago lo mismo. Agarra mi mano cuando llega frente a mí y comenzamos a andar por el pequeño camino de grava.
Abro la puerta y Alex pasa sin soltar mi mano. Todo está en un oscuro y horrible silencio, mi cuerpo se tensa recordando el mensaje, pero aparto los pensamientos cuando Alex comienza a subir las escaleras arrastrándome con él.
Llegamos a mi habitación y enciendo la luz. El pelinegro se deja caer de espaldas en mi cama y yo me quedo de pie, inmóvil, cuando fijo mis ojos en el pequeño escritorio de madera. Golpes, gritos, oscuridad… todo llega a mi mente en ese momento como una fugaz película y un escalofrío me recorre.
Siento unos brazos rodeandome y me veo tentada a gritar cuando reconozco su olor. Dejo que Alex me guíe hasta mi cama sacándome de mis horribles recuerdos y me siento en el borde de esta. Comienzo a quitar mi vestido para ponerme el pijama, pero mis manos tiemblan y las llenas de mis dedos hormiguean cuando lo toco. Al parecer Alex se da cuenta porque me ayuda a deshacerme de la prenda con cuidado. Cuando quedo en ropa interior sus ojos me recorren despacoo, provocando que mis mejillas se tiñan de rojo. Nunca me he sentido cómoda con mi cuerpo, pero tampoco me desagrada, es bastante normal. Obviamente no se puede comparar con los que él acoostumbra a ver.
Me pongo la camiseta gris que uso para dormir y me tumbo en la cama. El mensaje sigue presente en mis pensamientos, recordándome que está cerca. El miedo se ha instalado en mi demasiado rápido y yo vuelvo a sentirme como la niña que vivía aterrorizada entre gritos e insultos.
La cama se hunde a mi lado y me giro encontrándome con los de Alex. Me acerca a su pecho abrazándome por la cintura y su mirada viaja a mis labios antes de besarme. Sonríe sobre mi boca y vuelvo a pegar nuestros labios, haciendo que el cuerpo de Alex quede sobre el mío.
Su boca traza un camino de besos húmedos hasta mi cuello y mi piel se eriza bajo su tacto.
-Alex… - susurro con la respiración agitada.
Me mira y sonríe volviendo a besarme.
Disfruto cada besl, cada caricia, cada segundo a su lado. Cada toque de nuestros cuerpos, cada movimiento y cada respiración.
Disfruto de él, olvidándome de lo demás por una noche