–Mierda, mierda, mierda, mierda… ¡No puedo creer que me haya quedado dormida en plena clase! – Dije mientras corría desesperadamente hacia el Palacio de hielo.
Sin duda alguna soy todo un caso, no solamente me quedé dormida, si no que este contratiempo provocó que me retrasara en la hora de llegada, Laura y Fernando deben de encontrarse muy enojados conmigo por estar haciéndolos esperar. Al llegar al punto de encuentro, como era de esperarse, la parejita me estaba esperando con los brazos cruzados.
–¡Chicosss! – Alcé la voz mientras me acercaba a paso acelerado con la mano levantada –Perdón la tardanza, sucedieron muchas cosas– Coloqué mi mano derecha en mi pecho intentando calmar mi agitación.
–¿Dónde estabas?... nos tenías preocupado– Mencionó Fernando –Fuimos a buscarte en la hora de salida a tu salón, pero cuando llegamos Laura y yo no había nadie, así que supusimos que te nos habías adelantado, pero al llegar aquí no te encontramos por ningún lado.
–Lo sé… de hecho… lo que sucedió fue que…
–¿Sí?
–Bueno…– Me di un pequeño golpecito en la cabeza –Me quedé dormida en plena clase y por eso… me castigaron llevándome al rectorado– Sonreí con sentimiento de culpa.
–….– Se queda con una mirada sombría –¿En serio?
–Zi– Miro tiernamente con la intención de que me lo perdone.
–Aylen…– Golpea fuertemente en la cabeza de Aylen –¿Qué parte de que dejes de dormirte en clases no entendiste? ¿Acaso eres idiota o qué?
–¡¡AUCH, ESO ME DOLIÓ!!– Mis ojos lagrimean mientras me sobo la cabeza con una expresión de enfado –¡¡Esta vez te pasaste un poco maldito mono impulsivo!!
–¿Dijiste algo? – Regresa una mirada asesina.
–No…– Miré a mi costado derecho.
–Eso supuse
–No hablo con monos– Susurré con enojo.
–¡AYLEN!
En eso, Laura intervino en nuestra discusión para ponerle un alto a todo esto y calmar a Fernando quien había perdido los estribos.
–Tranquilo cariño– Se coloca frente a él –Ya sabemos cómo es Aylen, no tienes que ser duro con ella…
–Eso, eso– Dije mientras me escondía detrás de Laura y a su vez le sacaba la lengua –Además ustedes me hicieron esperar en la hora del receso, bien merecido lo tienes mono parlanchín.
Fernando ya no podía ganar, eran dos contra uno, teníamos la batalla completamente ganada, haciendo que no le quedara más remedio que aguantarse su enfado que a su vez, seguidamente se transformó en una risa contagiosa que provocó que nosotras también nos riéramos de la escena que acabamos de montar. Después de todo, así somos y es a lo que nos acostumbramos. Ellos son lo mejor que me pudo pasar.
–Bueno, ¿Entramos? – Dijo Laura con alegría.
–¡Si! – Respondimos Fernando y yo.
(2 minutos después)
–Aylen…
–¿Sí? – Respondí con las manos sudorosas.
–Antes de proponernos venir a patinar… ¿Si viste el horario de apertura del día de hoy?
–No– Señalé temblorosa –Pero tal parece que hoy abren a las 7 de la noche.
–….
–¿Fernando?
–¡¡AYLEN IDIOTA!!
–¡¡PERDOOOOOOOOONNNNNNNNN!!
Luego de que Fernando me volviera a reprender por lo distraída que fui al proponerles venir a patinar sin antes consultar el horario de apertura del palacio de hielo, simplemente no nos quedó más opción que regresarnos sin antes proponerles regresar en la noche, lo cual al final no fue posible, ya que me dejaron muy en claro que no podían debido a que ellos trabajan en jornada nocturna, por lo tanto, por más insistencias que les haga era inútil, no podían faltar, así que sin más remedio alguno, me regresé a casa para encerrarme en mi habitación con un sentimiento de tristeza y culpa por ser tan distraída con todo.
–Por fin en mi cuarto– Me cambié de ropa –Hoy creo que no fue el día ideal que hubiera esperado– Saco de mi maleta los patines de hielo –Me pregunto… ¿Cuándo será el día en que le dé un uso?
Dejé todo en su lugar y me lancé a la cama quedándome boca arriba viendo el tejado. Mi sueño y anhelo empezó desde que de pequeña tuve aquel sueño de patinar mientras que un chico me esperaba a lo lejos con su mano extendida. Recuerdo que luego de eso le pedí a mis padres que me compraran patines de hielo y me llevaran a una pista para poder practicar, pero justo ese día… observé esa pista llena de sangre debido a que, en ese lugar, murió un chico que practicaba con mucha ilusión. Desde ese día, no quise poner un solo pie dentro de las pistas de hielo, pero no quise que eso quedará ahí, así que continúe haciendo que me compraran zapatos de hielo de mi talla, sin embargo, mis padres lo vieron como una pérdida de tiempo ya que después de todo… nunca iba a salir de mi miedo, así que dejaron de comprarme zapatos de hielo a mi medida. Años después fue cuando tuvieron que partir en viajes de negocios y por lo general pasaba sola en casa, no fue hasta el año pasado que volví a recordar ese sueño… por lo que del dinero que me mandaban para comer, cogí una parte para comprarme unos a mi medida, sin embargo, hasta el día de hoy he podido usarlos.
–“¿Acaso es una señal de que no es lo mío patinar?, ¿Debería dejar de perder el tiempo?” – Fueron las preguntas que pasaron por mi mente –“De hecho… “¿Es lo que quiero realmente hacer?” – Continué pensando mientras me daba vueltas en la cama.
Tengo miedo a pasar algo similar y que mi vida se acabe solo por perseguir algo que soñé de niña, sin lugar a dudas, la idea de la muerte me aterraba.
–Si tengo tanto miedo… entonces ¿Por qué no puedo simplemente dejar de intentarlo? – Susurré con el antebrazo tapando mis ojos.
Mis pensamientos que me invadieron hicieron que el tiempo a mi alrededor se congelara sin siquiera darme cuenta que, ya se había hecho de noche y no había comido nada.
–Creo que va siendo hora de comer… Mañana tengo clases y no debería ir con el estómago vacío.
#13759 en Otros
#2021 en Humor
#21535 en Novela romántica
obsesion romance juvenil discusiones, drama adol, trianguloamoros
Editado: 23.07.2022