Amarga envidia que por mi cuerpo habita,
atormenta mi vida y ostiga mis días.
Envidia horrenda y feroz qué no me deja en paz.
Desafortunada la hora en la que llegaste a mi.
Eres tan inesperada e indeseable qué quisiera acabar contigo
y así ponerle fin a mi tortura.
Me niego a seguir tus condiciones,
alejate de mi, envidia amarga y sutil qué me llena de oscura soledad
y me encierra en profundo calvario del cual es difícil salir.
Mi cuerpo se siente pesado cuando tú apareces,
mi mente se nubla y mis celos abundaban.
Caigo en un pozo desolado donde me abruman las preocupaciones
y crece sin parar aquel enojo,
enojo conmigo misma por permitirte entrar en mi vida sin oponerme.