Pequeños Milagros

Adiós, mi amante

Las flores son como los corazones...una vez se extinga la luz y calidez de su sol, mueren. Una vez que tú desaparezcas, muero.



—Claro, amor. Te esperaré aquí en casa...aunque, ¿De verdad no puedo ir por ti?—Preguntó Víctor al otro lado de la línea, u. Suspiro cansino salió de los labios de Yuuri...¿Amor? Vaya sin vergüenza era Víctor Nikiforov.

—No me llames así, Nikiforov—una risa del otro lado, hizo sonreír a Yuuri también...oh, cielos, hacía tanto tiempo que no lo veía.

Y ese tiempo había ayudado a sanar muchas heridas. La insistencia de Víctor, aún a la distancia, realmente conmovía al japonés... Sin duda alguna, parecían un par de adolescentes enamorados.

Yuuri divisó un taxi, que se acercaba, y enseguida le hizo señas. Apenas se paro, corrió para refugiarse de la lluvia en el vehículo.

—Entonces...—dijo en tono juguetón —¿Voy por ti, a-m-o-r?

Yuuri no pudo evitar volver a reír, aunque esa risa se apagó poco a poco. Mordió su labio con nerviosismo, apretando más el agarre de su maleta.

—¿Acaso eres un adolescente de hormonas alborotadas? Pff —No podría soportar verlo...No aún. Seguramente, apenas lo tuviera en frente, de lanzaría a sus brazos—No, acabo de subir a un taxi, estaré bien.

Y no, Yuuri Katsuki tenía mucha más dignidad de la que aparentaba. Además... quería prepararse mentalmente para poder enfrentar el rostro que Viktor le mostraría, con "ese" otro asunto.

¿Cómo tomaría la noticia y el hecho de que se lo ocultó?

No lo sabía, ese era su mayor miedo. Pensar en que Víctor reaccionase de la misma forma que los había alejado tanto...

—Pero, ¿Estás seguro?—insistió de nuevo su esposo. Pero no, había decido que ni siquiera quería verlo, por lo menos hoy.

—Sí, a demás ya te dije que voy en un Taxi, no pienso bajarme...y el clima está horrible, hoy ha llovido bastante, no me sorprendería que comience a caer nieve...—arrugó la nariz en descontento—Algunas calles están cerradas, no podrías pasar aunque lo intentaras.

—No conoces el poder de Víctor Nikiforov, cariño—Yuuri giro los ojos con diversión. Dio la dirección al taxista, y se acomodó en su asiento, quitándose los guantes.

—Vaya que lo conozco...—la risa del otro lado, hizo que sus mejillas se pusieran rojas —No, no de esa manera, Víctor...¡Por Dios! Eres...tan...cielos...¡No!

Víctor soltó una carcajada bastante sonora, que Yuuri podría jurar que el conductor también la escuchó.

—Como sea...no puedo esperar para tenerte en mis brazos de nuevo...¿Sabes? Me has...hecho tanta falta...—comenzó Víctor. Del otro lado, Yuuri miraba por la ventana, totalmente concentrado en las palabras de su pareja—No soy perfecto, Yuuri...y sé que me equivoqué muchísimo,  el hecho de que hayas decidido volver, me tiene feliz, extasiado...no tienes idea, de lo mucho que me emociona tenerte de nuevo conmigo...

Un susurro, por parte de Yuuri, casi imperceptible, dejó a Víctor helado.

"No volví por ti"

Pero...¿Había escuchado bien?

—¿Disculpa, amor? ¿Dijiste algo?

El silencio se hizo presente un momento, los pensamientos de Víctor fueron dirigidos a la pregunta que Yuuri hizo de repente el día anterior, cuando le informaba de su regreso.

Y Víctor sabía que ese tema era casi tabú entre ellos, pero si Yuuri lo había sacado a relucir, tenía que ser importante.

—Yuuri...sobre la pregunta de ayer—comenzó nervioso—pienso que...sobre el bebé... Una pareja no funciona si tiene diferentes puntos de vista, pero, quizá... Podríamos, ya sabes, intentarlo...

Los ojos de Yuuri se abrieron, al igual que su boca. La impresión no cabía en él, pero, pronto, esa felicidad se transformó en horror. Ni siquiera tuvo tiempo de sentir miedo, o de gritar.

Y para Víctor, el estruendo es todo lo que de escucha del otro lado de la línea telefónica, al parecer el teléfono se le ha caído porque el impacto suena en la bocina. El platinado frunce el ceño.

—¿Yuuri?—llama suavemente, pero nadie responde. Quizá su torpe esposo había tirado el celular...no.

Había algo que no estaba bien. Seguía en línea, y se alcanzaba a oír, débilmente, quizá por la bocina dañada; el claxon de los autos.

La llamada se corta, parece que se perdió la señal. Víctor sólo baja lentamente el celular, y vuelve a marcar una y otra vez. Algo de esa situación no gustaba, pero decidió esperar que sólo hubiese sido que de le cayó el teléfono por la ventana.

Qué equivocado estaba.

No habían pasado ni quince minutos de ese suceso, y ya estaba listo para ir a buscar a Yuuri, debido a que algo no podía dejarlo tranquilo, necesitaba saber que su esposo estaba bien...además, siempre es peligroso volver siendo ya tan tarde, y con la lluvia azotando las calles...sabía que Yuuri no quería que los buscara aún, después de su última pelea, se dijeron cosas horribles, y eso era reciente...pero hoy, se habían animado un poco más.

Y, con Yuuri aquí, seguramente arreglarían todos sus asuntos de una vez por todas.

Pero, el sonido del teléfono de la casa, y la voz del otro lado de la línea, destruyó todas sus esperanzas.



Las flores son como los corazones...ellas, sin agua se marchitan. Ellos, sin amor, perecen.

¿Cómo el tiempo podía pasar tan lento? Todo tan aburrido...tan monótono.

¿Y en dónde estás? Desearía volver el tiempo, y no decir nada, y aceptar todo. Pero... ¿Fui bueno para algo? Sólo te cause dolor.

¿Te decepcione o te deje caer?

Porque siento que realmente no hice más que causarte un inmenso dolor, y lo seguiré causando. Porque soy egoísta.

¿Debería sentirme culpable o dejar que los jueces frunzan el ceño?

Y mi egoísmo lleva a destruirlo, nuestro amor, nuestro sentir, me pregunto...si realmente sirve de algo pedirte perdón. Sabes bien que yo también tuve la culpa de esto, Víctor... Pero siempre te esfuerzas por cargarlo todo tú solo, y yo he dejado que lleves esa carga, lo siento...




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