Personas diferentes, almas unidas

Capítulo 1

Estaba tan nerviosa esa mañana, ya que en la tarde iba a llegar visita. La visita era mi madrina, sus hijos, su nieta y un amigo de su hijo.  

Ese día me bañé y me puse un short negro de tela, y una polera sin hombros, de color rosa pálido, mis zapatillas, me puse un poco de rímel y por último me eché colonia. 

La hora de llegada de nuestras visitas, iba a hacer como las cuatro o cinco de la tarde. 

Llego la hora de almorzar, mi madre habría hecho arroz con pollo, en el horno. Comimos todos juntos, es decir, mi madre, mi padre, mi hermana mayor, mi hermana menor, mi abuela y yo. 

Además, de la visita de mi madrina, también teníamos la visita de mi hermano mayor, que seguramente iba a llegar unas horas después que mi madrina. 

Después de almorzar, ayude a mi madre a llevar los platos y cubiertos, que habíamos usado, para poderlos lavar y guardalos.

Al rato, después de a ver ayudado y a ver ordenado la mesa, para esperar la visita, me fui a lavar los dientes. 

Estaba un poco cansada, así que me fui a hacer una siesta, de una hora, al igual que toda mi familia.  

Desperté una hora después, y ordene mi habitación, para que no esté tan desordenada, porque no me gusta el desorden, una vez hecho esto, baje. Una vez, abajo me encontré con mi mama y mi hermana mayor levantadas, y estaban hablando de algo, no le tome importancia, así que me dirigí al baño, ya que necesitaba liberar mis necesidades. 

Iba saliendo del baño, cuando escucho un grito de mi madre. 

Madre: ¡¡¡Llegaron!!! 

Yo me trate de comportar, trate que no notaran mi nerviosismo, le fueron a abrir la puerta. 

Una vez, que las visitas ya habían entrado, empezaron los abrazos y besos, y todo eso que se hace cuando viene alguien de visita, y cuando no habrías visto a alguien hace mucho tiempo. 

Note unos ojos que estaban en mí, levante la vista y ahí estaba el, alto, delgado, con algunos músculos, piel blanca y pelo café.  

Se acerco y me saludo, me dio un abrazo, y yo se lo di de vuelta. Estuvimos un rato así, hasta que su amigo me vino a saludar.  

Una vez, que nos saludamos todos, se sentaron y empezaron a hablar, más bien a ponerse al día. 

Mamá: Hijas, vayan a buscar vasos, para servirle jugo a la visita. 

Javi: Bueno. 

Yo y mi hermana mayor, nos dirigimos a la cocina a buscar los vasos. Mientras, estábamos buscando los vasos y lavando los vasos, escucho una voz. 

Martín: ¿Las ayudamos? 

Yo le mande una mirada asesina a mi hermana, diciendo que no. 

Paty: Si, claro. Siempre unas manos extras sirven. 

Yo, hice una cara de nooooooo. 

Martín: ¿Qué hacemos? 

Paty: La Javi, le va a decir que hacer. 

Yo en ese momento quería matar a mi hermana, por hacer eso y también quería matarme a mí. 

Yo: Mmm, traigan los jugos que están en el refrigerador, por favor. 

El asintió, y los fue a buscar, junto a su amigo. 

Paty: Aprovecha. 

Me dejo con las palabras en la boca y se fue. Martin, venia con su amigo y traían los jugos, eran dos jugos no se necesitaban a dos personas, para traerlos. 

Martín: Aquí están. ¿A dónde los dejo? 

Yo le señale con el dedo, a donde los tenía que dejar. 

Una vez que terminé de lavar los vasos, me iba a dar vuelta y choque con él, y bote el vaso al piso, acto seguido, se rompió el vaso y yo me incruste un pedazo pequeño de vidrio en la palma de la mano. 

Javi: MARTÍN. 

Martín: Lo siento. 

Javi: Cállate. 

Todos los que estaban sentados en el comedor, se pararon a ver qué pasaba y se quedaron viendo. 

Yo me dirigí hacía el comedor y me abrieron el paso. Subí el pequeño escalón, que daba al comedor y me dirigí a la sala del computador, acto seguido la Paty, me fue a limpiar la herida y a sacar el vidrio. 

Paty: No te mueves. 

Una vez, que el vidrio ya habría salido, me empezó a hacer curaciones. 

Paty: No debiste a verle gritado de esa forma. 

Yo: Patricia, no me vengas a decir lo que puedo y no puedo hacer, por favor. 

Nos quedamos en silencio ambas. Una vez que me curo la herida y me la vendo, tocaron la puerta de la sala del computador y alguien entro, era nada más que: MARTÍN. 

Martín: ¿Puedo pasar? 

Javi: Ya entras a dentro. 

Paty: Bueno, yo me voy, los dejo solos. Tu herida ya está curada y vendada. 

Javi: Gracias. 

Mi hermana salió de la sala, cerraron la puerta, acto seguido el Martin me hablo. 

Martin: Lo siento. Mi intención no fue lastimarte. 

Javi: Pero lo hiciste. 

Se quedó callado y yo salí de esa habitación. Todos se encontraban expectantes, a ver qué pasaba. Mi cara de enojo, era evidente. Cuando salí, los miré a todos y se quedaron callados. 

Javi: ¿Qué pasa? 

Mamá: Nada hija. ¿Cómo esta tu mano? 

Javi: Bien, la Paty ya me hizo curaciones, espero que me sane rápido.  

Paty: Si, te va a sanar rápido. Con las curaciones que te voy a seguir haciendo, no te va a quedar cicatriz. 

Javi: Eso espero. Me voy a mi habitación.  

Mamá: Bueno, hija. Creo que todos tenemos que ir a descansar un poco. 

Subí las escaleras y me encerré en mi habitación. Mi tire en mi cama a pensar, pero me quede dormida. 

Me desperté, después de una hora, bajé a comer. Había llegado mi hermano, así que lo salude y a su novia. Habrían pasado muchas cosas mientras yo dormía.  

Como todos estaban tomando once me uní a ellos, me fui a buscar una taza, y me extraño no ver a Martin, no lo estaba buscando. Pero por suerte, no estaba, porque no quería tener más problemas con él. 

Me dirigí al comedor y me senté en un lugar que estaba desocupado, pase mi taza para que le echaran agua caliente, una vez hecho eso, le puse un té, habían galletitas, y esas son mis debilidades, así que me comí unas veinte, no me arrepiento, estaban deliciosas. 



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En el texto hay: primeramor, amoreterno

Editado: 11.08.2020

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