Taehyung.
Salta totalmente a la vista que Jungfkook tenía razón. Es un potenciador de popularidad. Mientras camino por la senda empedrada que va hasta el edificio de Filosofía, al menos quince personas se dirigen a mí. «Hola». «¿Cómo estás?». Me saludan tantas sonrisas, manos y voces que siento como si hubiese puesto el pie en otro planeta completamente diferente. Un planeta llamado «Taehyung», porque todo el mundo parece conocerme. Pero yo no tengo ni idea de quiénes son. Supongo que los conocí en la fiesta de Yoongi.
Una sensación de malestar retuerce mi estómago y una oleada de vergüenza me envuelve. Acelero el paso. Desconcertado por toda la atención, prácticamente echo a correr hasta que entro en la clase y me siento en mi silla junto a Nell. Jungkook y Sehun no han llegado todavía, algo que me produce cierto alivio. No estoy seguro de tener ganas de hablar con ninguno de ellos en este momento.
—He oído que has salido con Jeon Jungkook este fin de semana. —Es lo primero que me dice Nell.
Madre del amor hermoso. ¿No puedo estar ni un solo segundo sin que alguien me recuerde a él?
—Eh, sí —digo sin darle importancia.
—¿Eso es todo? ¿«Sí»? Vamos, quiero todos los detalles sucios.
—No hay ninguno. —Me encojo de hombros—. Solo pasamos el rato juntos de vez en cuando. —Al parecer, esta es ahora mi respuesta comodín.
—¿Qué pasa con tu otro flechazo? —Nell hace un gesto descarado con la cabeza hacia el pasillo opuesto.
Sigo su mirada y me doy cuenta de que Sehun acaba de aparecer. Se instala en su sitio y saca un MacBook de su mochila, y como si sintiese mis ojos puestos en él, levanta la cabeza y sonríe.
Le devuelvo la sonrisa y a continuación entra Tolbert. Rompo el contacto visual y me concentro en el podio.
Jungkook se retrasa, lo cual es raro en él. Sé que anoche estuvo con sus compañeros de equipo y que no tenía entrenamiento esta mañana, pero dudo que se haya quedado durmiendo hasta las cuatro de la tarde. Discretamente saco mi teléfono para escribirle un SMS, pero su mensaje llega primero.
Él: He tenido q solucionar una emergencia. Llego para la segunda mitad d clase. Coge apuntes para mí hasta q llegue, ok?
Yo: Todo OK??
Él: Sí. Resolviendo un marrón de Mingyu. Larga historia. T veo luego.
Cojo muchos apuntes durante la clase, más por Jungkook que por mí; yo ya me he estudiado el tema que está explicando y he memorizado la última teoría. Mientras Tolbert suelta su rollo, mi mente empieza a volar. Pienso en mi próxima cita para cenar con Sehun y vuelvo a sentir esa sensación de inquietud que me hace tener el estómago revuelto.
¿Por qué estoy tan nervioso? Es solo una cena. Y en eso se va a quedar. He conocido a chicas y chicos que se abren de piernas en la primera cita, pero desde luego yo no soy uno de ellos.
Pero Sehun es un jugador de fútbol americano. Probablemente se desnudan antes de que el camarero haya traído la carta. ¿Y si espera eso de mí?
¿Y si...?
¡No!, me digo con firmeza a mí mismO. Me niego a creer que Sehun sea el tipo capaz de presionar a alguien para que se acueste con él.
A los cuarenta y cinco minutos, Tolbert concede un descanso, y todos los fumadores salen de la clase como si hubieran estado atrapados en el interior de una mina durante dos semanas. Yo también voy fuera, pero no a fumar, sino a buscar a Jungkook, que todavía no ha hecho acto de presencia.
Sehun me sigue al pasillo.
—Voy a por un café. ¿Te apetece uno?
—No, gracias.
Curva los labios cuando se encuentran nuestras miradas.
—¿Sigue en pie lo del domingo?
—Sí.
Asiente contento con la cabeza.
—Bien.
No puedo dejar de admirar su culo mientras se aleja. Su cuerpo es realmente increíble. Solo desearía tener una mejor idea de cómo es su personalidad. Todavía me resulta difícil saber cómo es y eso me da rabia.
Por eso precisamente vas a cenar con él, hombre, para llegar a conocerlo.
Exacto. Me obligo a recordar eso cuando dirijo mi atención de nuevo a la puerta principal. En ese preciso instante, Jungkook entra dando grandes zancadas. Sus mejillas están sonrojadas por el frío y lleva la cazadora de hockey cerrada hasta el cuello. Sus Timberlands negras hacen un ruido sordo al chocar con el suelo brillante mientras se dirige hacia mí.
—Ey, ¿qué me he perdido? —pregunta.
—No mucho. Tolbert está hablando de Rousseau.
Jungkook mira a la entrada de la clase.
—¿Está ella ahí dentro?
Asiento con la cabeza.
—Bien, bien. Voy a ver si puede darme el examen corregido ahora en lugar de al final de la clase. Todavía sigo gestionando esa emergencia, así que no puedo quedarme.
—¿Vas a decirme lo que ha pasado o tengo que empezar a jugar a las adivinanzas?
Él sonríe.
—Mingyu ha perdido su carnet falso. Lo necesita en caso de que esta noche nos lo pidan en la puerta, así que le voy a llevar en coche a Boston, a un tipo que los hace en el acto. —Hace una pausa—. Tienes carnet, ¿verdad? El portero del Malone's nos conoce a los chicos y a mí, por lo que no deberíamos tener problemas para poder entrar, pero tú igual sí.