Taehyung.
Marzo.
—¿Por qué está tu examor platónico en mi salón? —Jungkook suelta esa acusación en forma de susurro en mi oído cuando se acerca a mi lado.
Mi mirada se dirige a Sehun, que está en el sofá jugando a un videojuego de puntería, que parece complicado, con Eunwoo. A continuación me vuelvo hacia Jungkook, que parece más divertido que molesto.
—Porque es mi amigo y lo he invitado. Tendrás que aguantarte.
—¿No crees que es un poco cruel invitarlo? A ver, el equipo de fútbol lo ha hecho como el culo toda esta temporada y ¿ahora tiene que venir a celebrar con la gente del hockey que hemos llegado a las semifinales? Y encima tiene que estar cerca del espécimen masculino perfecto que te robó de sus fauces… —Los ojos grises de Jungkook brillan—. Eres una persona malvada.
—Bueno, para ya. Se alegra mucho de que vayan a la Frozen Four. —Acerco mis labios a su oreja—. Y no le digas a nadie esto o te mato; Soojin y él están tonteando desde hace un mes.
—¿De verdad? —La boca de Jungkook se abre de par en par mientras mira al otro lado de la habitación, donde Soojin, Bogum y Jimin están en medio de una animada conversación con Mingyu y Simms.
Todavía se me hace extraño ver a mis amigos interactuando con los amigos de Jungkook, pero hemos quedado un montón de veces en los últimos tres meses y la verdad es que estoy empezando a acostumbrarme a la situación.
Desde su sitio junto a Bogum, Mingyu me atrapa mirándolos, levanta la cabeza y… bueno, eso es algo a lo que no me he acostumbrado. La mirada que me dirige arde de inconfundible deseo, y no es la primera vez que me mira así. Cuando le saqué el tema a Jungkook —solo una vez en la conversación más extraña del mundo—, él simplemente suspiró y dijo: «ya lo superará». Ni un poco de molestia por parte de Jungkook, nada de resentimiento, solo esa miserable frase, que no ha conseguido para nada calmar mis preocupaciones.
No me gusta la idea de que el mejor amigo de Jungkook pueda sentir algo por mí, pero Mingyu no ha tratado de acercarse a mí en ese sentido, ni me ha comentado nada al respecto, algo que es todo un alivio…, supongo. Pero la verdad es que espero que se le pase pronto, porque por muy bien que me caiga, estoy total e inequívocamente enamorado de su mejor amigo, y eso nunca va a cambiar.
Este semestre hemos estado superocupados. Estoy otra vez con ensayos, esta vez para el concierto exhibición de primavera y ¡esta vez es un dueto con Bogum!; los dos nos lo estamos pasando increíble trabajando juntos. Jungkook y el equipo se han salido en la postemporada. El campeonato es la semana que viene, y da la casualidad de que el lugar donde se celebra es el Wells Fargo Center, Él estadio de los Flyers de Filadelfia, lo que significa que sí, que veré la final en directo y que me quedaré en casa de la tía Nicole los tres días que el equipo está en la ciudad.
No tengo ni la más mínima duda de que nuestro equipo va a arrasar. Jungkook y los chicos han trabajado muy duro esta temporada, y si no ganan esta final, me pego un tiro. O eso, o le tendré que dar a mi chico mucho, mucho sexo de consolación. Un sacrificio horrible.
—¡Qué sorpresa! Mira quién está aquí —dice Jungkook de repente, y me giro para ver a Birdie y Jae entrando por la puerta donde estamos Jungkook y yo. Sus rostros están sonrojados y su actitud es reservada, no dejando ninguna duda de por qué llegan tarde a la fiesta. Le doy un abrazo a Jae y después sonrío a Birdie, que responde a la indirecta de Jungkook con una mirada defensiva.
—Oye, ya te he dicho que estoy en contra de esta fiesta. Da mala suerte celebrar antes de haber ganado.
—Naah, esto está tirado. —Jungkook sonríe y se inclina para darme un beso en la mejilla—. Además, yo ya he ganado el premio más importante de todos.
Estoy bastante seguro de que mis mejillas acaban de convertirse en un par de tomates.
Jaemin se ríe con amabilidad, pero Birdie, para mi sorpresa, solo asiente en señal de aprobación.
—¿Ves? —Jungkook nos informa mientras coloca un brazo alrededor de mi hombro—. Puedo decir cosas como esas delante de Birdie, porque sé que no va a burlarse de mí.
—Ya, pues debería —suelto—, porque lo que acabas de decir no podría ser más cursi.
—Anda, calla. Si te encanta cuando soy romántico.
Sí. Es verdad.
Birdie y Jae se alejan para saludar a los demás, pero Jungkook y yo nos quedamos en nuestro pequeño rincón. Tira de mí y me besa, y aunque no me gustan las demostraciones de afecto en público, me resulta imposible pensar en el protocolo cuando Jeon Jungkook me besa. Sus labios son cálidos y firmes, y su lengua, caliente y húmeda mientras se desliza en mi boca para una degustación fugaz. Separo mis labios con entusiasmo, con ganas de más, pero él se ríe y se aparta un poco.
—Deja de comportarte de forma inapropiada, Taehyung. ¡Estamos en público!
—Ja. Como si no pudiera ver tu erección.
Su mirada baja a su entrepierna y suspira cuando nota el bulto empujando contra sus vaqueros.
—Por el amor de Dios, Kimy, consigues que me empalme sin ni siquiera darme cuenta. —Frunce el ceño—. Vaya, hombre, ahora voy a tener que abandonar mi propia fiesta para ir arriba a encargarnos de esto. Muchas gracias.
Resoplo.
—Ni lo sueñes. No voy a hacer el paseo de la vergüenza después delante de todos nuestros amigos.
Su rostro se derrumba.
—¿Te avergüenzas de mí?
—No me vengas con ese truco tuyo de niño pequeño. —Le golpeó suavemente en el pecho—. No funciona conmigo.
—¿Niño pequeño? —repite. Una malvada sonrisa curva su boca mientras gira su cuerpo para quedarse de espaldas a la habitación. Entonces, coge mi mano y la planta directamente sobre su erección—. ¿Te parece que esto es de un niño pequeño?
Unos escalofríos recorren mi columna vertebral. Oh, no. Ahora estoy cachondo.
Cuando mi corazón late con fuerza y siento un hormigueo por el cuerpo, dejo escapar un gemido de impotencia y le cojo la mano.