Esto no puede estar mi culpa.
Lo pienso, atónita.
Yo también comí esa fruta y no tengo nada, no pueden estar venenosas.
Solo puede ser que está alérgico. ¿Y qué hago entonces?
-¡Immanuel!
Exclamó, corriendo a su lado, a pesar de que no sé qué hacer o como ayudarle.
Lo miro asustada con la boca abierta y pasando mis manos por su pecho.
Ninguna solución se me ocurre y miro su rostro. Ojos cerrados, cara de dolor y boca abierta intentando respirar. Sus manos no abandonan su garganta.
¿Cómo van esos primeros auxilios? O Heimlich...
Intento recordarlo, no obstante por la presión no lo logro.
Nada vamos, más mal no le puedo hacer.
Cruzó mis manos y comienzo apretar sobre su pecho.
De repente se extienden unos sonidos de risa.
Dejándome confusa y sorprendida.
Deberíamos estar solos aquí.
Muevo mis ojos hacia su cara y lo encuentro riendo.
¡El imbécil me engañó!
-Idiota.
Le digo enojada y dándole un golpe un el hombro.
-Oye, quien hubiera imaginado que estarías tan preocupada por mí.
Dijo riéndose todavía.
-No te soporto, pero eso no significa que te quiero ver muerto. Menos aquí donde me quedaría sola.
Expreso, alejándome.
-Y regresamos con la noticia que impactó el mundo.
-El yate que explotó y que por el momento no tiene sobrevivientes.
-Lo que sabemos por el momento es que la policía está utilizando videovigilancia y las redes sociales para hacer una lista de los que iban a bordo.
-Entre los que, nos enteramos, se encuentra y el modelo de la competencia y el hijo de los rivales más grandes a Asilue, Immanuel Santiana.
-¡Oye! No bebés todo, debemos estar atentos.
Lo advierto, viendo cómo sin cuidado bebe del coco.
-¿Con qué?
-No sabemos dónde estamos o que tan lejos y por cuánto tiempo estaremos aquí. Ese árbol no va a sacar un nuevo coco cada vez que agarramos uno.
Me miró con la ceja levantada y prácticamente con la boca abierta, por lo que pregunte:
-¿Qué?
-Sabes demasiado sobre esto.
-No voy a mentir y a decir que no me imaginé en un lugar como este.
-¿Tú? ¿Quién haría eso?
-¿Tú quieres decir que nunca te imaginaste en una isla desierta?
-Famosos lo hacen.
Agregue, encogiéndome de hombros, cuando lo vi mirarme con la boca abierta y el coco a medio camino a su boca.
-Y esa también hubiera sido mi respuesta para el concurso de Miss. Dejar a las personas en una isla desierta los hubiera enseñado lo que está importante de verdad. Y espero que con eso se les quitan las ganas de pelear.
-Debo admitir la originalidad está a tope, pero nadie sería feliz con esa decisión.
-¿Y con la guerra lo son?
-¿Por qué estamos hablando de eso en mitad de la nada?
-Yo solo conteste tu pregunta.
-Y yo nunca me hubiera imaginado la respuesta.
-No soy tan superficial, como me ves.
Le digo, mirando a la distancia.
-La noche se aproxima.
-¿De verdad? No lo hubiera sabido si no lo hubieras dicho.
Digo fingiendo sorpresa y agregando sarcasmo.
-¿Cómo vamos a dormir?
-Como está mañana, si nada no vamos a quemarnos en la luna.
-Princesa Génesis va a dormir voluntariamente en la arena, en abierto.
-¿Sabes qué?
Digo enojada, levantándome.
Ni en los momentos como este no puede dejar a un lado las provocaciones.
-No voy a hablar más contigo.
-Mejor.
Dijo con el mismo tono, enojado.
Mientras yo trace una línea en la arena entre los dos, separándonos.
-Se acabó.
Digo, acostándome y dándole la espalda.
Él piensa que yo soy una tonta con la que puede jugar y ahora lo verá. No le voy a dirigir ni una palabra más ni si me muriera aquí.
A partir de ahora estamos solos...