*Atencion - texto con ecenas de "relaciones" explicas.
Nunca viví una monotonía tan grande como ahora, ni cuando iba a la escuela.
Mis días son cada uno totalmente iguales. En la mañana corro por la playa y después me meto a nadar, posteriormente tomo varios bocados de fruta y bebo el coco.
Otras horas paso debajo de la palmera o a la orilla del mar.
En estos días tuve mucho tiempo para pensar. ¿Suena ridículo, no? Como no tengo mucho que hacer, otro no me queda.
-¿Sigues pensando qué vendrán?
Escucho Immanuel preguntar mientras deposita un beso en mi espalda.
-No, hace tiempo dejé de esperanzarme.
Le digo, levantándome, consciente de que lo pensó porque estaba sentada a la orilla, mirando a la dirección de la cual nosotros vinimos.
-Simplemente, estaba repasando mi vida.
Le aclaro.
-¿Y a qué conclusión has venido?
-Que nunca he estado más aburrida que ahora.
-Tenemos solución para eso, ¿qué no?
Me dijo, sonriendo con malicia y abrazándome por las caderas.
Yo puse mis manos sobre sus brazos, sintiendo lo fuerte que son.
Nuestros ojos hablaron de la intensidad que sentíamos...
Debajo de mis dedos sentía el músculo deltoides, que con su fuerza me encendía.
Comencé a bajar mis palmas lentamente, gozando al sentir la piel suave y carne fuerte de bajo. Cuando llegué a sus muñecas, deposité mis manos en sus caderas, exactamente al comienzo de su traje de baño.
Bajo la mano dentro del bañador hasta que llegue a tocar ese fuerte y suave... En el mismo tiempo en el que la mano de él se adentró en mi bikini por detrás.
Cuando me llegó a tocar, yo no pude contener ya nada y gemí.
Mientras yo lo acariciaba y su dedo conocía a mí, él bajó su cabeza a besar mi cuello y cuando toqué la cabeza de su miembro, me mordió demasiado fuerte.
-Tan deliciosa.
-Bestia.
Nos dijimos y, al sacar la mano, apretó mis nalgas antes de levantarme. Abrazándome a él, el contacto me hizo loca de deseo y él se puso a caminar hasta el refugio que hizo.
Dejándome acostada en la arena, me quito ambas partes del bikini, encargándose después del suyo.
Yo lo espero abierta y más que lista. Sin perder el tiempo, él se acostó sobre mí y apretándome de lo más delicioso.
Nos comenzamos a besar... Tiré de él con tanta fuerza que ni siquiera me di cuenta hasta que nos oí gemir a ambos. Él por el movimiento repentino y fuerte apretón, y yo porque no me espere que ese acto lo llevará a adentrarse en mí...
-Estás loca.
Me dijo, dejando de besarme.
-No esperé que fuera tan fuerte.
Me intenté disculpar, pero terminé gimiendo porque él comenzó a moverse.
Al golpear el lugar correcto, me hace olvidar lo que estaba diciendo.
Disfrutando de cada movimiento, me dejé llevar.
Me lame el pecho y las tetas, quitando la sal que hay allí.
-Esto es increíble.
Digo, poniendo mis brazos sobre su cuello.
-Mejor que nunca.
Son sus palabras antes de cerrar la distancia entre nuestras bocas.
Así venimos, golpeando las estrellas y más arriba.
-Esto no puede ser.
Lo escucho decir con incredulidad.
Al recuperar la sensación de mi cuerpo, siento a qué se refiere, todavía está duro.
OH y creciendo.
-¿Otra carrera?
Digo, apoyándome en los codos. En esta posición tengo una sensación mucho más fuerte de mis entrañas y de lo que sucede con mis paredes.
También nos veo unidos. No necesita mucho para empezar a moverse.
-¡Oh Dios!
Estoy tan cautivada por la vista y lo que siento que ni siquiera estoy segura de quién lo dijo.
Avanzar hacia el placer es el único objetivo.
-Tan resbaladizo.
Extendidos y exhaustos, nos desplomamos en la arena, respirando con fuerza...
Acostados uno frente al otro, solo siento la arena pegarse a mí.
-Si seguimos así, vamos a morir pronto.
Escucharlo, decir eso, me regresa a la realidad.
-¿Qué dices?
Lo pregunto.
-¡Estoy muriendo de hambre! Gastaste toda mi energía.
Exclama, aclarando lo después con esa acusación.
-Idiota.
Le digo sin saber si debería enojarme.
Me levanté, agarrando mi bikini.
-Oye, no seas así.
Me dice y lo siento venir detrás de mí.
Se pegó a mí y siento que su coson cobra vida. Por lo que lo empujo, diciendo:
-Hace un segundo, me has acusado de que estás agotado y ahora quieres ir de nuevo.
-Lo que quise decir es que comiendo fruta y el pescado que de vez en cuando logro atrapar no me basta.
-¿Y crees que es mi culpa? ¡Estamos en mitad de la nada!
Ya estoy gritando, moviendo la mano para enseñar a nuestro alrededor.
-Lo sé y no te culpo.
-No me parece.
En estos momentos ya me tuvo abrasada a él.
-Por supuesto que no te culpo, fue un estúpido comentario.
-No me pareció.
Digo todavía ofendida.
-Es que no sé qué hacer. Y lo último que quiero es que regresamos a cómo estábamos en el principio, sin hablar.
-Creo que eso ya no sería posible.
Le digo, medio sonriendo y poniéndole las manos sobre los brazos.
Sentirlo pegado a mí y su delicia entre mis piernas me calienta.
-Uhm.
Aclaro mi garganta, dando unos pasos atrás.
-Has dicho que tienes hambre y que te falta la energía, así que lo último en lo que deberíamos estar pensando es en esto.
Le digo con toda la intención de que no intente tomarme en sus brazos de nuevo, ya que logré salir de ellos.
-Alguien no está de acuerdo.
-Entonces recupera el control.
-Fácil decir, corazón.
Me dice sonriendo y mirando abajo.
-Eres tú el que lo piensa, él no tiene tanto control.
Le digo, alejándome con mi traje en mano.
-¿Y las conchas?
Lo preguntó, sentada, alejada de él.
-Estás loca.
Lo miro sin entender, negando con la cabeza.