Reescribiendo Nuestras Palabras

Capítulo 3

Kara

Mis manos se mueven sin control sobre el reposabrazos esperando el siguiente número. No había estado en un teatro desde hace un poco más de cuatro meses y creo que volver en un día como hoy no fue lo más sensato, pero la verdad no imaginé que me sentiría así.

Como si mi corazón sangrase. 

Tal vez puede ser algo exagerado para algunas personas, pero es así como me siento. Es como si alguien hubiera arrancado una parte esencial de mí y ahora solo siento un doloroso vacío. 

Pero aún hay esperanza.

Así es. Recuerdo que aún hay esperanza para recuperar mi sueño. No todo está perdido. Si sigo con las terapias podré volver a bailar. Podré volver a estar en un escenario.

Me sobresalto cuando siento una mano posándose sobre la mía. Miro a mamá, pero ella está viendo al frente. Las luces se apagan y volteo mi mano para entrelazar mis dedos con los de mi madre. El simple contacto hace que el bullicio en mi cabeza se calme un poco.

Regreso mi vista al escenario y veo a Audrey salir.

Mi respiración se congela por un momento y tengo que parpadear varias veces para estar segura de lo que veo.

Mi pequeña hermana lleva el mismo vestido que yo lleve cuando fue mi primer solo de baile. La fina tela es de un color celeste que cae hasta un poco más abajo de su rodilla. El diseño ha sido ligeramente modificado para la comodidad de Audrey, pero sigue siendo igual de hermoso. Incluso más.

Una suave melodía empieza a sonar y veo con total maravilla como su cuerpo empieza a moverse. 

La última vez que vi a Audrey bailar fue hace seis meses, cuando su escuela de danza participó en un concurso en la que llegaron a la final que fue en Nueva York. Supe en ese entonces que mi dulce castaña era una estrella a punto de brillar. Había tanto talento y sentimiento en cada movimiento que hacía, pero verla ahora moverse con total confianza al ritmo de la suave y triste melodía mi pecho se oprime ante la belleza del momento. 

Por eso cuando la música acaba el público se levanta y aplaude porque lo que Audrey acaba de hacer es maravilloso. 

Aplaudo lo más fuerte que puedo desde mi asiento y siento un par de lágrimas filtrarse así que me las limpio rápidamente antes de que alguien vea. 

Sin embargo, es muy tarde porque mi mirada se encuentra con la de Axel quien se encuentra parado cuatro asientos a mi izquierda. Nos miramos fijamente por un momento antes de desviar mi mirada hacia Audrey, pero aun siento sus ojos en mí.

Desde que llegamos al teatro he podido sentir sus ojos en mí aun cuando no ha hecho ningún intento de acercarse a mí como la última vez, lo que es un alivio porque en este momento no creo tener la fuerza necesaria para enfrentarlo

La siguiente hora pasa rápido y antes de darme cuenta nos encontramos en el auto rumbo a casa. Ya que somos siete personas decidimos dividirnos, me toca ir en el carro de papá junto a mamá, Hanna y Audrey. Seth se encuentra con Axel.

— ¿Y como estuve? — pregunta Audrey a mi lado. Sonrío y paso un brazo por su hombro.

— Espectacular. — beso su mejilla. 

— ¿En serio? ¿Nada que pueda mejorar?

— Tal vez algunos casi imperceptibles detalles con el control de tu manos, pero Audrey estuviste maravillosa. Debes estar orgullosa de lo que has logrado. 

Esboza una tímida sonrisa que me hace abrazarla más fuerte.

Llegamos a casa y los chicos se encuentran ya se encuentran en casa sirviendo la pizza. Me quedo observando la facilidad con la que Axel se mueve en la casa y alrededor de todos como si todo fuera normal y supongo que lo es, al menos para ellos. 

Darme cuenta de eso me incomoda un poco.

Muerdo mi labio y decido ir a mi cuarto por un momento. Ya en la seguridad de las cuatro paredes me quito la chaqueta y tomo una liga de mi escritorio para poder recoger mi cabello porque empiezo a sentir un poco de calor. 

— Todo está bien Kara. — me recuesto en la cama y cierro mis ojos. —  Todo está bien.

Sin embargo, el nudo en mi pecho se siente cada vez más pesado haciendo que empiece a tomar aire por la boca. Por un breve momento el miedo me paraliza, pero me ordeno guardar la calma y empiezo a contar hasta que el aire empieza a llegar de forma regular a mis pulmones.

Todo el asunto apenas y duran un par de minutos, sin embargo siento como si todo mi cuerpo hubiese corrido una maratón. Frotó el centro de mi pecho y me siento.

Otra consecuencia del accidente fueron los ataques de ansiedad.

Había tenido muchos de ellos los primeros meses. Eran horribles, aún lo son. Esa sensación de ahogo, como si alguien oprimiera tu pecho tan fuerte que te es imposible respirar. Lo odio, me hace recordar a lo que sentí cuando estuve atrapada en el auto.

El hecho de que ver a mi hermanita brillar como nunca en un escenario y la comodidad de mi ex en mi hogar me enviara directo a ese camino me molesta. 

Debería estar orgullosa de Audrey, así como debería estar feliz de que Axel pueda contar con personas que lo aman y no tener un ataque por eso. 

Con un suspiro me levanto decidida a seguir con la noche. 

— Mierda. — llevo una mano a mi pecho y le lanzó una sucia mirada a Hanna. — Me asustaste. 

Enarca una ceja.

— ¿Todo bien, K?

Sonrío y me levanto.

— Ahora sí.

— ¿Segura?

Sonrío y me pongo de pie con ayuda de mis nuevas amigas. Me acerco a ella y beso su mejilla.

— Super segura.

Salgo del cuarto antes de que haga más preguntas y la noche se vuelva más difícil. Cuando llego a la sala todos se encuentran sentados comiendo pizza. Tomo aire y me uno a ellos.

El siguiente par de horas pasan sin ningún problema. La conversación fluye y admito que participo en muchas, aunque trato de no cruzar muchas palabras con Axel porque lo último que deseo es que todos se sientan incómodos.




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