Relatos de un corazón roto

||CAPITULO TRES||

CAPITULO TRES

KASSIA

Mi corazón se mantuvo inquieto mientras esperaba a Jannie, eso último me había dejado en shock. ¿Él quería sentarse conmigo? No sabía bien cómo reaccionar, no quise ilusionarme, quizás le había caído bien y quiso ser amable, no sabía mucho sobre los chicos, además no conocía mucho a Jake en ese momento. Quizás quería ser mi amigo, igual las mariposas empezaban a revolotear en mi estómago…Intenté ocultar mis nervios cuando Jannie regresó.

Fracasé en el intento.

Llevamos unos minutos esperando en la fila para entrar al teatro cuando empezó a dedicarme su mirada sospechosa en busca de alguna pista en mi rostro.

—Uy, ¿y esa sonrisa? —indagó Jannie.

Fingí mirar mi teléfono.

—¿Es tan raro que sonría? —murmuré mirando la pantalla de bloqueo.

—No, no lo es, sólo que es curioso. —y sonrió, al decirlo.

Aún era muy pronto para hablar sobre Jake.

Quizás ni aparecería después y quedaría pasando vergüenza.

O eso pensaba.

—¿Hablaste con Mary? —cambié de tema rápido.

Jannie asintió feliz.

—Si, estaba hecha un manojo de nervios, tú sabes, típico en los de primero. —contó mientras avanzábamos en la fila. —Es su primera presentación frente a tanta gente, he visto sus prácticas y no es por ser mi hermana… pero lo hace increíble, sólo le hace falta más confianza… justo cómo tú, ¿cuándo vas a animarte a mostrar tus escritos?

Mi sonrisa se borró al oírla.

Confianza.

Esa virtud tan vital y ordinaria en el ser humano… que sólo lo poseen algunos afortunados.

Algo que se supone que deberíamos tener todos por naturaleza, pero no es así.

La confianza es algo que algunos tienen de sobra y otros tan solo migajas…

Como yo, en ese momento, tenía sobras de confianza por el miedo que significaba arriesgarme a mostrar lo que escondía en esa libreta y fuese visto como una burla.

Lo había vivido antes.

Aún podía oír sus risas rodeándome, sus miradas sinvergüenzas y mi libreta saltando de un lado a otro mientras sus hojas terminaban desparramadas en el suelo… siendo pisoteadas, arrugadas y despreciadas las palabras que las llenaban.

Sentí el peso de mi mochila que resguardaba mi libreta.

—No lo sé… —balbuceé insegura.

No me gustaba hablar mucho del tema, ella lo sabía, había estado ahí.

—Eso ya pasó hace mucho Kassia, deberías superarlo, fueron puros descerebrados, lo poco que he leído, me ha cautivado. —intentó animar, igual sentí el sabor amargo del recuerdo en mi boca —¡Es casi un pecado que lo tengas bajo llave!

—Conoces mis razones, Jan. No me siento lista, es todo.

—Te entiendo… Fue terrible, te doy la razón… pero ya pasarón años de eso, ¿cómo vas a estar lista si no te esfuerzas por salir de ese agujero?

—Sabré cuando esté lista, Jan. —afirmé intentado terminar el tema. —Será cuestión de tiempo.

—Como desees. Sólo te digo, estaré ahí cuando lo hagas, dispuesta a animarte y defenderte.

Sentí mi corazón conmovido por sus palabras.

Aún cuando escribo esto, era casi como si pudiera escuchar sus palabras de aliento animándome a seguir.

—¿Cómo puedes decir cosas tan lindas de la nada? —le reclamé en broma. —Me vas a hacer llorar.

Jannie guiñó un ojo.

—Eso es parte de mi ser, sólo no vayas a llorar.

Reímos mientras llegaba nuestro turno en la fila para atravesar el umbral principal e ingresamos al interior del teatro, era algo grande para pertenecer a una preparatoria. Además, era bonito, era la personificación del escenario perfecto que imaginaba en las ilustraciones de un libro de romance. Había unos pocos reflectores encendidos permitiendo ver las hileras de asientos que ya habían sido ocupadas por personas del público mientras otras buscaban donde sentarse. Como nosotras.

—¿Prefieres la del medio o la última fila? —preguntó.

—Mmm…. ¿la que esté más cerca de la puerta?

—Nadie te va a llevar, Kass—afirmó seria.

Hice un puchero.

—Odio las multitudes y más cuando termina el show. —expresé. —Todos se acumulan en la puerta, no me gusta.

Jannie resopló.

—Supongo que la del medio. —opinó rendida.

Nos sentamos en la fila del medio, acomodándonos para disfrutar el show.

Puse mi bolso en el asiento de al lado para apartar su asiento, gesto que no pasó desapercibido por mi amiga.

—¿Invitaste a alguien y no me dijiste? —insinuó burlona.

Me encogí de hombros.

—Quizás.

Su boca se curvó en una sonrisa.

—El mundo debe estar llegando a su fin, ¡Kass invitó a alguien! —dramatiza llevándose una mano a la cabeza, ahí mismo se recompuso con una mirada pícara. —Tengo curiosidad, ¿lo conozco?

Fingí pensarlo.

—Quién sabe.

—¿Eso qué significa? —cuestionó curiosa.

—Qué lo sabrás cuando lo veas. —fue mi respuesta final.

Bufó divertida.

—Aburrida. —tarareo.

Ahogué una risa.

Hablamos unos minutos más esperando a que comenzará el show, hasta que tan solo quedaron cinco minutos para que iniciará. Dudé si realmente iba a venir.

Y justo ahí, me sorprendió.

—Te encontré. —declaró divertido.

Alcé la cabeza encontrandolo cerca de mí, de pie, apenas podía distinguirlo con tan poca luz.

—¿Intentabas huír de mí? —agregó.

Negué.

Jannie no dijo nada pero alzó una ceja mirándonos curiosa.

—Créeme, si me hubiese escondido, no me encontrabas.—concorde con él, quitando mi mochila y dejando libre el asiento.

—Y lo confirmó en serio. —comenta Jannie, mirándonos a nosotros dos. —Por cierto, soy Jannie, su mejor amiga, ¿Cómo llegaste aquí?

—Mi hermana está en el show.—contó, tomando asiento. —Y lo creo, por poco y no te veo. —expresó y luego me miró—¿Cómo es que te camuflas, es alguna habilidad tuya?

—Tampoco eres muy alto, me ganas por unos centímetros. —señalé.

Jannie contuvo una carcajada.

—Lo dijiste, ¿ya ves? Te hace faltar crecer.




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