Relatos de un corazón roto

||CAPITULO SEIS||

CAPITULO SEIS

KASSIA

Las siguientes semanas fueron divertidas y transcurrieron con tranquilidad. No hubo exámenes, ni tareas pesadas, fue como vivir en un sueño de esos que no quieres despertar. Aún a veces hay momentos que me gustaría volver a esos días en los que Jake y Khloe empezaron a formar parte de mi rutina laboral junto con Jannie.

Éramos solo nosotros tres en esos días: En la mañana íbamos a clases y quedabamos por las tardes a reunirnos en la pastelería. Aprovechaban mi turno para ir a echar una mano, hablar y comer pastel. Eso nos unió, además de que me hizo descubrir más sobre estos hermanos: Como que además de ballet, Khloe amaba leer y Jake era amante de la música viejita.

Esa tarde, recuerdo haber encendido un mini parlante para poder disfrutar un poco de realizar la limpieza después de haber cerrado en el trabajo. Acababa de cerrar el local después de un día laboral, por lo que quería limpiarlo antes de irme.

Eso, claro, necesitaba una buena melodía que me animará a hacerlo, estaba algo cansada ya del día, entre las clases y el trabajo. Necesitaba energía, por lo que empecé a buscar entre mi playlist algo que llamará la atención. No hubo suerte, ninguna de las canciones que salía a primera vista me llamaba la atención.

—¿Pasa algo? —preguntó Jake, negué sin despegar la mirada del teléfono.—¿Segura, Kass?

—Es que no me decido que poner.—confesé.

Contuve la respiración al sentirlo detrás de mí, su barbilla estaba casi sobre mi hombro intentando mirar lo que veía. Tenía abierta mi playlist desordenada, por lo que traté de concentrarme en buscar algo de mi interés sin éxito.

Suspiré una vez más y bloqueé el teléfono.

Quizás era mi ánimo.

Ahora lo único que pensaba era en dormir.

—Creo que necesitas ayuda, ¿puedo? —le entregué el teléfono, se enderezo dejandome mi espacio y empezó a buscar algo con la frente fruncida.

—¿Qué tipo de música quieres oír? —fingí pensarmelo. Mi cabeza estaba en blanco, no tenía en claro lo que quería escuchar.

—No sé, algo para desestresarme.

Segundos después, los acordes de una guitarra acústica inundaron el lugar,

—¿Y qué opinas? —despegó la mirada de la pantalla, me observó como si evaluara mi rostro en busca de algún indicio sobre lo que pensará.

—Suena bien, es… relajante.—admití mientras tomaba la escoba para empezar con el trabajo de aseo.

—Es un clásico, ¿no la conocías? —comentó acercandose y levantando las sillas para facilitarme la labor.

—No tengo mucha idea de música. —murmuré.

—Sabía que eras demasiado perfecta para ser real. —soltó drámatico y se llevó la mano al pecho.

Rodeé los ojos.

Khloe le dio un sorbo a su refresco mirándonos desde el mostrador.

Estaba algo alejada de nosotros, por lo que debíamos levantar un poco la voz para poder comunicarnos.

—No todos vemos el mundo de la misma forma que tú. —señaló con su sorbete a su hermano —Yo tampoco tengo idea de esos grupos viejos, me sé alguna, pero hasta ahí. Jake por poco les hace un altar.

—No seas exagerada.

—¿Lo soy? —hizo una mueca. —Si pudieras viajar en el tiempo, ¿a que época de la historia irias? Y no, no puedes ir al 16 de Julio de 1988 en Wembley, tampoco a Agosto del 1990 y tampoco al 1964.

Jake acomodo otra silla sobre la mesa y se volteó a verla ofendido.

—Oh no, no me puedes hacer eso.

—Si, si puedo, hay épocas de la historia que fueron interesantes, no sólo esas. —debatió Khloe.

—Dices eso porque eres muy joven para comprenderlo o tienes malos gustos, quizás ambas.

—Uy sí, como si los tuyos fueran mejores. —Khloe replicó, pero Jake la ignoró continuando ayudandome. —¿Cuanto apuestas a que irías directo a finales de 1800, para ser una aprendiz del el del cascanueces?

Khloe entrecerró los ojos mirandolo.

—Esa época fue de grandes mentores y talentosos artistas en el ballet, además de la música clásica. No puedes hablar de algo así tan ligero, Marius Petipa y Tchaikovsky crearon una pieza magnifica que...

—Transcedió por décadas y bla blah, superalo.

Khloe le sacó la lengua y luego me miró a mí.

—¿Y tu, a que época viajarías, Kass?

Continué limpiando, pensandolo un instante.

—No creo que iría por la música, ni un evento en especifico. —médite en voz alta. —No sé mucho sobre música y no me interesa mucho la historia. Así que creo que sería del tipo que aprovecharía para viajar por el mundo y compraría terrenos en su mejor momento para ser millonaria cuando regresé a esta época.

Ambos hermanos se quedarón callados un momento, lo único que se oía era la dulce melodía de la guitarra acústica que seguía reproducciendose en el parlante.

—Eso no se puede hacer.—afirmó Jake.

—Tal vez, pero no es mala idea. No lo había pensado, me gusta. —Khloe sonrío. —También haría eso si pudiera. Por eso, me caes mejor que cualquiera de sus amigas. —comentó bebiendo otro sorbo de su refresco.

Levanté una ceja mirándo curiosa a Jake.

Jake se sonrojó.

—¿Amigas? —pregunté a su hermana.

Khloe asintió.

—¿Ves lo que haces? —le reprochó avergonzado, me miró. —Ningunas amigas, son conocidas.

—Yo no dije nada. —comenté.

—Pero muuuuy cercanas, ¿no? —siguió Khloe con su juego.

—Khloe…

Se hizo como si tuviera un cierre en los labios.

—Ya, vale, me calló. —duró unos segundos, se le escapó una sonrisita maliciosa.

—Y quita esa sonrisa de payaso, la vas a asustar.

—No creo. Quizás a ti sí.

Jake suspiró.

—Eres un caso perdido.

—No más que tu.

—¿Asi?

—Antes te equivocaste con las fechas, el concierto de Metallica fue el 28 de septiembre del 91 y el de The Beatles fue a inicios del 1969. —corrigió Jake.

Una sonrisita se dibujó en mi rostro, la oculté, seguí acomodando todo.

—Después dices que no estas obsesionado.




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