Relatos de un corazón roto

||CAPITULO SIETE||

CAPITULO SIETE

KASSIA

No tengo muchos recuerdos después de eso, estaba tan emocionada por las palabras de Jake, que me olvidé un poco del mundo.

Cuando se me pasó un poco la fiebre de la emoción, me di cuenta de algo.

No tenía el número de Jake.

Era un detallito menor, que podría solucionarse fácil.

Sin embargo, me preocupaba un poco.

¿Cómo iba a coordinar con él?

A veces era tan distraida.

Miré la pantalla de mi teléfono en silencio, casi esperaba por un milagro divino que me llegará un mensaje de Jake o algo.

—¿Qué haces tanto en el teléfono? —la voz de mamá, me sobresaltó al oírla detrás de mí.—Deberías estar estudiando.

Dejé el teléfono en la mesa y me volteé a verla por encima de mi hombro.

—Estoy descansando. —me excuse rápido.

Era cierto, había dejado de estudiar hace unos minutos.

—Como digas, ¿quién te escribe tanto? —miró hacia mi teléfono.

—Nadie. —me apresuré a decir.

Mamá alzó una ceja.

—Si nadie te escribe, ¿por qué estás tan pendiente del teléfono? —se cruzó de brazos.

Era obvio que no me había creído, apesar que era verdad, no hablaba con nadie ahora.

Trague grueso.

No podía decirle sobre Jake, se enojaría conmigo y me alejaría de él.

—Una amiga. —mentí.

—¿La conozco?

—No… es nueva.

Ay Dios, si mamá se enteraba que le estaba mintiendo me iría mal.

La cosa se puso peor: Mamá tomó asiento en mi cama, era obvio que quería oír más.

Quise golpearme con la mesa, yo solita me estaba hundiendo.

—Cuéntame de ella, ¿cómo se llama? —preguntó.

Me mordí el labio.

—Mmm… Jackie. —fue lo primero que se vino a mi mente.—Es de otro grado, compartimos... clases de inglés.

Frunció el ceño.

—¿Así?

Asentí.

Ella no tenía idea sobre que Jake iba a veces a hacerme compañia después de la escuela en la pasteleria familiar, porque en la tarde, solía quedarme sola atendiendo, mientras ella salía a hacer diligencias.

—Si, estamos coordinando para... juntarnos y hacer un ensayo. Ya sabes, no soy muy buena con esas cosas.

—Me alegra que hayas conseguido una buena amiga. —sonrió. —Sólo espero que eso no te distraiga de lo importante. Tus estudios van primero.

—Lo sé, mamá. —afirmé mientras comenzaba a acomodar las cosas de mi escritorio. —Por eso me va a ayudar.

Estaba algo desordenado y no quería mirar a mamá.

Me daba miedo que descubriera mi mentira.

—Eso es bueno, espero que sigas así.

Me limite a seguir apilando mis cuadernos que ya no iba a usar por hoy para despejar mi escritorio.

—Es tarde, ¿Quieres cenar algo? —preguntó. —Hice un pollo al horno, preparé ensalada y hay pan fresco para acompañarlo.

Negué.

No tenía hambre.

—Gracias mamá, pero estoy bien. —mentí.

—Segura, haz estado estudiando desde hace un buen rato y...

—Comí algo fuera. —mentí otra vez, sólo para que dejará de insistir.

—Como quieras, pero te he dicho que no es bueno comer fuera, es más saludable la comida casera. —me regañó.

Sentí un peso en el estomago.

Sonreí ocultandolo.

—Lo sé, pero me dió hambre y estaba algo lejos de aquí.—comenté.

Mamá se levantó de la cama y caminó hacia mí.

—Tranquila, lo entiendo, sólo no trates de hacerlo mucho, ¿si? —apartó un mechón de mi cabello que me cubría el rostro. —Debes estar cansada, así que me voy para que duermas.

Asentí.

Fingí unos segundo seguir acomodando las cosas, ya no tenía ganas de eso, me sentía incómoda, hasta que escuché la puerta de mi habitación cerrarse.

Me levanté del escritorio, caminé de puntitas hasta la puerta y le puse el seguro.

También apagué las luces.

Suspiré.

Amaba a mis padres, pero a veces sentía mucha presión por ellos.

Tanta que no me provocaba comer.

Ni dormir.

Miré el teléfono en mi mesa de estudios, medité sobre si debía hacerlo, no me quitaba nada, pero ya era de noche, habiamos tenido una jornada larga entre la preparatoria y el trabajo. No sabía si estaba bien.

Al final, lo hice, lo tomé en mis manos y lo desbloqueé.

Busque entre los contactos hasta hallarla.

"¿Estás despierta?"

Escribí rápido a Jannie.

A los pocos segundos, lo leyó.

"Sí, por?

¿Necesitas algo?"

Y envió un emoji de unos ojitos curiosos.

"Es que... quería preguntarte algo.

¿Tienes el número de Khloe?"

"¿De Khloe...?

"Es que como tú hermana va al mismo curso de ella...

Un sticker de una caricatura confundida apareció en el chat.

Suspiré.

"No es nada, olvidalo"

Y justo ahí, envió un gif de un mono partiendose de la risa.

"Estaba jugando, sí, si lo tengo"

"Me extraña que me lo pidas así de la nada

¿Necesitas hablar algo con ella?

Lo leí, meditando si decirle la verdad o no.

"O con Jake?"

Un perrito ochentero apareció riendose cubriendose la boca.

Mi pulso se aceleró hallandome pillada.

"Bueno..."

"Ya te lo pasó"

"Graciaas"

Poco después, me apareció el contacto de Khloe.

En su foto de perfil, salía mostrando sus zapatillas de ballet.

¿Era ético escribirle en la noche?

Antes de que tomará la decisión, la pantalla se ilumino con un mensaje.

"HOLAAA"

"Estas?"

Presioné el mensaje abriendo el chat.

"Si, estoy"

"Me sorprende que me escribas así de la nada después de habernos visto"

"¿Paso algo?"

"No, no paso nada.

Es sólo que me di cuenta de un detallito, que puedes ayudarme"




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