Jena
Resisto lo más que puedo, no quiero que mi sangre vuelva a ser succionada.
Golpeó, muerdo y rasguño, nada funciona. De lo desesperada que estoy, la vista se comienza a opacar, si sigo en estás situaciones me desmayare en cualquier instante. Agarra mis manos una de cada lado y con su cuerpo aprieta el mío, no piensa permitir que escape tan fácil.
–Deliciosa –Como odio ser tan débil.
Sus labios se acercan a mi cuello, primero olfatea el aroma de sangre y luego procede a atacarme clavando con fuerza sus colmillos, no duele ¿Es extraño?
El vampiro se aparta apenas bebé una gota de mi sangre, para mi sorpresa su boca comienza a derretirse como cera de velas, al igual que sus dientes. Estoy paralizada apunto de darme un segundo desmayo masivo.
Cierro los ojos cuando va a volverme atacar, una barrera transparente impide que se acerque, dura solo unos minutos porque desaparece. Cogé mi muñeca, puedo ver la vena palpitando, va a morderme y sucede lo mismo en el momento que toca mi sangre, su boca se derrite peor y es cuando cae en cuenta que ya no me va a poder atacar.
Aprovecho que no tiene dientes, ni labios.
Salgo corriendo saliendo del sótano en el que me metió, logra alcanzarme.
–No vas a ir a ningún lado Luna –Apenas puede pronunciar las frases.
Luna, Luna, Luna ya me tiene harta escuchar que me digan así.
Que soy para que de la noche a la mañana un vampiro logré atacarme y al otro día no pueda ni tocarme. Doy pasos hacia atrás, tropezando con alguien volteó a ver de quién se trata, es la encargada se encuentra hipnotizada al igual que los otros tres estudiantes.
Impiden que me marche y comienza una persecución dónde yo soy la presa. Voy a sufrir un paro cardíaco si sigo corriendo, espero haberlos perdido porque estoy muy cansada.
Bajo las escaleras, ahora sí puedo estar tranquila al ver la salida, la esperanza no dura tanto. La sombra de un chico aparece en la entrada y desaparece cuando parpadeo, creo que ahora empecé a alucinar del susto.
–Jena –Susurran a mi oído.
Tengo los vellos de mi brazo erizados, para empeorarlo, la luz se apaga. Llegó a la salida, se encuentra asegurada, dejándome encerrada, gracias a qué la puerta es transparente logró ver el reflejo de alguien acercándose.
Golpeó la puerta esperando que me ayude, mi esperanza se ilumina cuando se acerca.
¿Max?
Golpeo más fuerte el vidrio, ojalá esos oídos le funcionen, no quiero que vuelvan a intentar morderme. Vuelvo a golpear más fuerte cuando se acerca, su rostro ahora sí se puede ver mejor, no és Max, es Johnny. No tengo la menor idea de como logro encontrarme, pero necesito su ayuda, en estos momentos no me importa lo que sucedió hace unas horas.
Está confundido. Su cabello se pega a su cabeza gracias a la lluvia, no sabe qué es lo que sucede.
– ¡Ayúdame! –Grite.
No logra escucharme.
–Por favor –Ya se notaba lo desesperada que estaba.
Comienza a empujar la puerta intentando abrirla, está muy asegurada. Mueve su boca comunicándose conmigo, no entiendo lo que dice por el ruido de la lluvia.
– ¿Qué?
Hace señas con las palmas de sus manos de que espere, con fuerza le da una patada a la puerta. Alguien me estampa contra el vidrio de la puerta, es él de nuevo. Sus labios y dientes ya se han curado, no oculto mi miedo, todo el cuerpo lo tengo adolorido y estoy apunto de llorar.
Johnny empuja la puerta con más fuerza, sigue sin funcionar. Al darse cuenta de que me tienen atrapada y golpeándome se desespera e intenta abrir la puerta rápido.
El desconocido vuelve a darme un golpe contra la puerta y es lo único que faltaba para caer paralizada en el suelo, todo a mi alrededor se vuelve opaco.
Él se va tras de Johnny dejándome tirada, alcanzó a ver como empieza a golpearlo. Así de débil no puedo ayudarlo, temo por la vida de él, pero no puedo hacer nada. Lento empiezo arrastrarme por el suelo buscando en donde ocultarme, mi vista sigue borrosa. Por fin llegó al armario y haciendo el mayor esfuerzo me encierro, ya no tengo fuerzas.
La sangre sigue escurriendo por mi cabeza, espero que Johnny se encuentre bien después de todo lo que ha pasado con él, no quiero que nada malo le suceda por querer ayudarme. Da miedo a veces, esa no es razón para desearle la muerte.
Alguien empuja la puerta del armario, no puedo ver bien su rostro. Solo siento como me alza en sus brazos sacándome de ese lugar. La lluvia se desliza por mi cuerpo limpiando toda la sangre que he derramado.
–Vas a estar bien –Escucho.
Pierdo la conciencia poco a poco. Ya no sé ni en dónde estoy
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La cama en donde estoy es muy cómoda, doy varias vueltas sintiendo calor por varias partes de mi cuerpo, no quiero pararme es mejor que estar en un armario sucio y frío aparte no era cómodo.
Espera ¿Cama? No estaba en un armario.