Busco a mi princesa dirigiéndome a la casa de los espejos, donde quedé en esperarla en la nota que le he dejado. Al llegar me sorprende que no hay nadie y solo veo mi reflejo en ellos.
—¡Maxi! —De pronto escucho su voz dulce llamándome cariñosamente.
—No te escondas,sale —le digo aún buscando su reflejo en los espejos, mientras me quito el abrigo y lo tiro a un lado, quedándome con mi camiseta que muestra mis enormes músculos. Mirando lo guapo que estoy en el espejo, veo cómo se acerca mi princesa. Cuando volteo para charlar con ella, no está. Con algo de confusión, giro mi cabeza hacia el espejo y me acerco a él, preguntándome cómo habrán hecho para que parezca que está detras.
No soy de los que se asusta fácilmente, así que insistí en llamarla, acercándome más al espejo.
—Ca-ro-line—Espero una respuesta cuando veo que las luces de la casa comienzan a parpadear, causándome intranquilidad.