Resiliencia Dorada

II - Célico Encierro

Jenna

Era la una de la tarde.

Me encontraba bastante agotada por la larga conversación que había tenido la noche anterior con Ciara, debíamos de lidiar con las deudas de la academia, desde hace ya tres semanas que uno de nuestros socios superiores había anulado el contrato de mayor patrocinio; el nombre de la academia ha sido afamado en una amplia variedad de medios de entretenimiento.

Es cierto que tenemos una alta reputación que mantener, ese es el motivo de que tengamos tan eminente prestigio, un sinfín de personas se inscriben a nuestros celebres programas y un grupo específico de estudiantes cada año se prepara rigurosamente para ser parte de tan aclamado sitio.

Para ser honesta, no todo es tan sencillo, todos saben que, aunque el éxito sea favorecedor para atraer al público, no lo es para pagar el déficit; puede que en otras organizaciones se de distinta manera, pero lo que diferencia a nuestro negocio es que gastamos más de lo que cobramos.

Resultaba muy complicado el establecer un equilibrio financiero teniendo en cuenta la gran cantidad de cosas que debemos cubrir.

Los diseñadores de vestuarios, el montaje de utilería y la orquesta son indispensables para una ostentosa presentación, pero consta de uno que otro detalle exclusivo si su finalidad se amerita en que la audiencia quede con la sensación de haber presenciado una majestuosa obra.

Aiden se había dado en la tarea de convencernos a acceder de dejar todo en sus manos, digamos que el arte de persuadir a magnates de la industria comercial e importantes empresarios se le daba de maravilla.

Hoy tengo una cita importante con un nuevo inversionista, el cual Aiden asegura que nos dará precios asequibles a cambio de un afable patrocinio.

***

"¿Nos vemos en la academia a eso de las 3:00 pm?"

"Por mi está bien, aquí te espero."

Tecleo mi respuesta y cuando doy enviar procedo a guardar mi móvil.

Respiro hondo antes de adentrarme en la academia, Lara me dedica una dulce sonrisa y me entrega un portafolio que contiene detallada información de nuestro nuevo proveedor.

—Jen, el joven Aiden me pidió que le entregara esto.

—Muchas gracias Lara, dime algo, ¿Ya se encuentra aquí el nuevo inversionista?

—No, de hecho, antes de que usted llegara llamó para informar que se retrasaría un poco.

—Entendido, cuando llegue hazme el gran favor de guiarlo hasta mi despacho— ella asiente ligeramente y yo me dirijo al aula principal.

En medio de mi recorrido me detengo a contemplar los rincones del gran salón, esbozo una leve sonrisa al recordar el duro sacrificio que tuvimos que hacer para conseguir nuestro mayor sueño.

He hecho cosas de las que no me siento orgullosa, sin embargo la academia es como mi lugar seguro, lo único que no ha sido absorbido por la avaricia y sin rastro alguno de ingresos inexplicables.

—He de admitir que este lugar te da cierta sensación de serenidad— un ligero escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar tan gélida voz.

—Lárgate de aquí— mi voz suena firme, pero el temblar de mis manos me delata.

—Wow, que carácter— aun no me he dado vuelta, pero no me cabe la menor duda de que aquel cretino tiene una sonrisa en su rostro—. ¿Así es como tratas a tu nuevo socio? menuda gerente.

—Ciara no está aquí, pierdes el tiempo.

—¿Te crees que soy idiota? sé que llegara pronto— siento como se aproxima hacia mi—. Pero, sabes perfectamente que me colma la paciencia aguardar tanto tiempo por alguien.

Aprieto mis labios al sentir su respiración tan cerca de mi cuello, el pánico se apodera de mi ser, pero procuro mantener la calma; sé que el mínimo signo de debilidad sería algo sugerente para él.

—Eso significa que necesito de tu ayuda— mi pulso se acelera cuando sus manos se posan en mi cuello—. vamos a tu despacho.

Sin reprochar me encamino hacia mi despacho, se de lo que es capaz, sé que ni no coopero acabare mal.

Su firme mano toma mi brazo mientras rebusca en mi bolso lo que parece ser mi móvil.

—Llámala.

Marco su número, pero salta directo al buzón de mensajes.

—No responde— marco una segunda vez y nada—. lo debe de tener apagado.

Logro liberarme de su agarre y el estruendo de cristales rotos hace que retroceda atemorizada.

—Hazlo de nuevo, insiste hasta que ella conteste— lograba distinguir como la ira se iba apoderando de su ser y pude apreciar como de una de sus manos caían pequeñas gotas de sangre.

—De acuerdo—marque una tercera vez y nada.

Estaba aterrorizada, me encontraba inmóvil en medio del salón y solo podía observar como el destrozaba cada rincón de mi despacho; marque de nuevo el número de Ciara suplicando por lo bajo que me atendiera.

—Pero mira que puedes ser bien molesta— suspiro aliviada al escuchar su voz a través de la línea.

—Necesito que vengas de inmediato a mi despacho, tenemos un problema— la mirada de aquel ser tan repugnante se posó sobre mí y trato todo lo posible porque mi voz suene serena.

—Vale, aguarda unos segundos, ya estoy cerca— cuelgo sin más para evitar que sospeche.

—Excelente trabajo, te diría que ya puedes irte, pero... no puedo dejar cabos sueltos.

Sentí un pinchazo en mi cuello, una fría corriente recorriendo mi cuerpo, quise gritar, pero alguien puso un cordel alrededor en mi cuello, un extraño olor comenzaba a inundar la habitación y aquel desconocido me saco bruscamente de la habitación.

Antes de que me sacaran por completo del lugar oí paso acercándose en un apresurado ritmo, supe que era Ciara y quise alertarla, pero era demasiado tarde.

Fue tan solo que abriera aquella puerta para que se encontrara con su peor pesadilla.

Aquel sujeto me tenida retenida en sus brazos, comenzó a caminar llevándome a rastras hacia el aparcamiento; lo último que oí fue un fuerte golpe proveniente de mi despacho y la voz de...



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En el texto hay: misterio, drama, pistas

Editado: 15.01.2021

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