Esa mañana desperté como en cualquier otra, apagué de mala gana el despertador y mire mi horario, era Lunes! Por qué apenas mi alarma sonó!? Era seguro que no iba a llegar a tiempo a clase, o eso supongo. Me levanté lo más rápido que pude y me puse el uniforme, la blusa me la había puesto al revés pero ya no tenía tiempo como para arreglar eso; baje casi cayendo de las escaleras y prepare mi almuerzo para el recreo, agarré mi mochila y me despedí con un “Nos vemos al rato”. Corría hacia mi colegio tanto como mis piernas me lo permitieran, parecía que estaba corriendo un maratón, en cuanto llegue entré a mi salón e intente entrar y llegar a mi asiento sin que el profesor… o era profesora? no recuerdo muy bien. Al final, terminé con unos apuntes a medias, en casa, lo primero que hice fue comer y dedicarme a hacer tarea, ya que había quedado con un par de amigas en ir a jugar al parque que estaba a un par de cuadras de la escuela; estaba soleado pero con un calor aceptable, simplemente el clima perfecto, estaba en el comedor guardando una botella de agua en una pequeña mochila cuando escuché que me llamaban; -Les hice unos sándwiches, no podrán jugar hasta tarde con el estómago vacío. “Gracias”, respondí, para seguido de eso, guardar los sándwiches en la mochila e irme al parque.
Mis amigas me esperaban al otro lado de la calle, con un balón y cuerdas de saltar, llegué con ellas y lo primero que hicimos fue subirnos a los columpios y hablar sobre lo aburrida que era la clase de literatura, unos minutos después nos pusimos a saltar la cuerda, jugar a los atrapados y por último jugar fútbol; después de varios partidos, nos sentamos a descansar y comer, en ello, escuché como me llamaban de nuevo, levanté la cabeza y me apresuré a llegar al otro lado de la calle y escuchar lo que esa persona quería decirme, más mi mente no estaba atenta y cuando me di cuenta, un camión pasó justo en frente de mi, casi atropellandome, pero logré llegar sin ningún rasguño. Al terminar el día, llegué a casa y me puse una pijama acogedora, ya que esa noche fue más fría que cualquier otra, o al menos lo fue para mi, en fin, me lavé los dientes y me fui a acostar. En el momento en el que mi cuerpo tocó la cama, sentí como si me hubiera hecho más liviana, y en cuanto cerré mis ojos logré escuchar lo que parecía ser… una sirena? creo que era algo así.
Momentos después, un sonido que parecía provenir de mi alarma logró despertarme un poco, pero cuando intenté alcanzarlo para apagarlo, lo único que sentí fue una superficie rasposa y rígida; abrí los ojos y fue ahí donde me di cuenta de que estaba en medio de una carretera, y más que eso… Todo, pero todo se había vuelto oscuro! es decir, todo estaba en tonos grises y negros, no tardé mucho en reaccionar y levantarme de un salto, mire a todos lados y me percaté de que a mi alrededor estaban unas “criaturas” humanoides que caminaban en varias direcciones, unas eran literalmente siluetas completamente negras, como sombras, y las demás parecían personas normales, pero con la diferencia de que estaban en esos tonos oscuros, como si los hubieran sacado de una película antigua. No sabía si eran agresivos o no, pero preferí no averiguarlo e irme caminando hasta llegar a algún lado en el que pudiera pedir ayuda. No sé por cuánto tiempo caminé pero me sentía muy cansada, estaba a punto de desmayarme cuando noté una pequeña área de juegos, me acerqué corriendo buscando ayuda pero no la encontré; en su lugar, estaban algunas pequeñas sombras jugando en los distintos juegos del lugar.