Para Stiles, todo lo que pasaba en Beacon Hills era extraño. No había comportamiento que pudiera ser catalogado como normal, simplemente todo era extraño. Aún más cuando aquella noche en la reunión de la manada Derek se comportó sorpresivamente agradable para Stiles, si bien quizás para nadie era un misterio que Stiles miraba con ojos diferentes al lobo, más nadie hablaba de eso, incluso Stiles sospecho que Derek ya lo sabía y por eso mismo se alejaba para no ser una molestia.
Pero esa noche fue diferente. Vio por primera vez al lobo bailar al ritmo de la música, entre un montón de adolescentes ebrios perdidos en sus asuntos que seguramente nadie les prestaría atención, razón por la que fue bastante fácil escabullirse de la manada cuando Derek le propuso un lugar más tranquilo para hablar.
Mala idea pues seguro Derek podía sentirlo, sabia sobre la necesidad que Stiles tenía desde que lo conoció, esas ganas inmensas de abrazarlo y besarle, más tenía que controlarse, no iba a lanzarse de buenas a primera a los brazos del lobo amargado solo porque sí. Mas su quietud se fue al caño cuando escucho lo que el lobo tenía que decirle.
" Me gustas Stiles"
Aquella abrupta confección del azabache, palabras que quizás en ese momento Stiles no les prestó atención por la emoción y solo se lanzó a sus brazos uniendo sus labios en un beso, pero palabras que recordaría mucho después por el resto de su vida.
Nadie lo sabía, pero en realidad Stiles era un romántico sensible, oculto en su coraza de sarcasmo. Teniendo la oportunidad de tener junto a Derek todo lo que había imaginado. Su cuento de hadas.
el Julieta, el su Romeo.
Después del extraño suceso, Stiles había comenzado una extraña relación secreta con el mayor de la manada, cuando nadie veía, todo era amor, besos y ternura. Como si se trasformara en algo completamente diferente, pero es que al lobo le costaba aceptar que alguien lo había cambiado para bien, aun mas cuando tenía a un grupo de betas y debía mantenerse como la autoridad absoluta.
No podían saber que su alfa era alguien blando y amoroso, que entre las sombras se entregaba a besos con un simple humano, Stiles entendió eso y así fue por más de seis meses.
Más cuando los dos estaban completamente solos, Stiles podía estar seguro de que su sueño de tener su propio cuento de hadas se había cumplido. Derek su príncipe, su héroe. Tantas promesas, tantos planes juntos, el sueño y la ilusión de la familia perfecta. El altar y la boda. Todo era un sueño, una vida color de rosa al lado del lobo cuando los alrededores solo eran matices grises.
Había pasado una semana completamente lejos de Derek debido a los exámenes, no se habían podido ver y aquello le abrumaba completamente y él sabía que al lobo también, aunque Derek se mostró compresivo, pero ya al lunes de la siguiente semana todo ese malestar interior se volvió físico, no pudo siquiera abrir bien los ojos cuando se volvió corriendo al baño para vomitar lo poco que había cenado es noche.
Al principio pensó que se trataba de una simple infección estomacal y se regañó mentalmente por haber estado comiendo mucha comida chatarra en los últimos días, pero los mareos, náuseas no pararon incluso cuando consumió un medicamento. Entonces con una mente incrédula y algo de ironía y gracias a un comentario burlón de Lydia. Stiles acudió a ver a Deaton.
—¿Entonces no se cuidaron? —Fue lo único que soltó después de que Stiles le contara todo lo que había pasado en los últimos seis meses.
—¿Cómo por qué iba a hacerlo? Los dos somos hombres y Derek y yo estamos completamente sanos.
—Estuvieron haciéndolo en toda una etapa de luna... esto tenía que pasar tarde o temprano —soltó en un suspiro levantándose de la silla donde estaba. Stiles no entendió nada de lo que se refería.
—Lo genes del lobo son dominantes y viven solo por prevalecer la especie, es como un instinto... Stiles... si tu pareja es un lobo de nacimiento como lo es Derek, es normal que... —Deaton aún no había terminado las palabras, pero Stiles ya sabía lo que diría.
Una broma del emisario, pero... Un minuto, Deaton jamás hacia bromas. ¡Diablos!
—Estas embarazado Stiles, no hay otra explicación, tú y Derek serán padres
No, no y no. Se negó a creerlo. Bilógicamente era algo imposible pero nuevamente esos estúpidos lobos y sus cosas raras ¿Que nada podía ser normal? Se resignó completamente a creerlo cuando salió de la farmacia corriendo al primer establecimiento con baño.
Dos líneas, dos malditas líneas que cambiaban completamente los criterios de los libros de anatomía humana y todo por un jodido ser sobrenatural.
Así es la vida de Stiles, o al menos a si era, pues todo estaba a punto de cambiar con la llegada de un nuevo ser creciendo en su vientre. Instintivamente llevo una de sus manos sobre su ombligo sobándolo como si ya estuviera abultada, pero ni rastro había de eso.
Simplemente después de casi una semana de no verse y del hecho de que le daría una noticia impactante. Estar subiendo las escaleras al loft de Derek solo por estar ansioso.
Respiro profundo antes de empujar la puerta semiabierta dispuesto a contar todo lo que se había estado guardando, quizás primero unas cuantas reclamaciones y después ¡Sorpresa serás papá!
No era mala idea, incluso una sonrisa se formó en sus labios al imaginarlo, pero se borró por completo apenas asomo la cabeza sobre la puerta, no tuvo que acercase más a ellos para saber de quienes se trataba.
Derek y la mercenaria, unidos por un beso a mitad del loft que Derek usaba como cuarto de usos múltiples.
Apretó los labios lastimosamente, incluso mordió su mejilla interna hasta hacerla sangrar, no espero más para darse la media vuelta y regresar por donde vino. Las lágrimas escurrieron sus por sus ojos hasta más allá de sus mejillas, bajando los escalones más rápido de como los subió, su mente hecha un lio y una punzada en el corazón.