“Una buena introducción normalmente inicia luego de una irrelevante presentación. Aunque, siendo honesta, comenzar con un «Querido Liam» es patético.
¿Quién? ¿Qué? ¿Por qué? ¿Para quién?
Una corta pero diversa serie de preguntas que aparenta decir algo sobre nosotros. Pero al final nadie sabe quién es, qué quería lograr, por qué realmente hizo todo esto. Omitiendo el hecho de que no todos tenemos a alguien, evito mencionar la existencia de un «¿Para quién?»
De cualquier forma, esto no se trata de mi; ya que, como habrás notado, ambos no estamos embarcados en el mismo viaje.
Quizá creas que escribo esta carta porque dejé de quererte, pero si hubieras notado cuántos días estuve meditando en que si esto era lo correcto, si entendieras la carga emocional que conllevó a la decisión, jamás dudarías de ello.
Al menos dejarías de hacerlo.
Aunque realmente no importa, no necesito sentirme así. Te tocarán personas con un concepto mediocre del enamoramiento, al igual que a mi.
Me gustaría terminar la carta en este punto, sin descartar que posiblemente vuelva a escribirte, en algún futuro. Ambos sabemos lo impredecible que es nuestra relación y solo deseo que te quedes con el hecho de que necesito una conclusión para esto. ¿Esto?
Pero sé que cuando te entregue esta carta, estarás aquí, saliendo de la universidad. Aún estás aquí, conmigo, y eso es todo lo que importa.
Con amor, Alenna Rossi”