Rosas en el gaznate

II. Rompecorazones

Pero, ¿qué es lo que ves en mis ojos?

¿Las rosas o las espinas?

──. ꒰ ♡₊˚. ── 

Alenna Rossi

Ya ha pasado un mes desde que terminamos el proyecto de química.

Ese es el tiempo que llevo soportando un nudo en la garganta amenazando con salir. Estaba en malas condiciones, precisamente porque no eran mis mejores días. Las presiones estaban afectando cada rincón de mi ser. Mi suerte de San Valentín me llevó a creer que nada podía empeorar esa tarde pero me adelanté a los hechos, como siempre; ver a mi madre en la puerta y soportar su interrogatorio de madre sobreprotectora histérica me hacía desear ser tragada por la tierra, si es que se puede porque no podría estar más hundida. Desde las cartas de un acosador hasta una quemadura notoria en la mano que me dejó una pequeña huella. Pensaba que era horrible en los primeros días pero ahora es gratificante admirarla, pues me hace recordar como en una fría tarde de febrero, estuve bebiendo chocolate caliente con Liam. Ese momento probablemente es el último acercamiento que tengamos en toda la época escolar hasta junio. Pero esa no es la razón del nudo en mi garganta, sino lo que pasó tiempo después. 

"—¿Y tú eres cualquiera? —indagó el castaño con picardía. Estuve dos minutos analizando esa pregunta y me di cuenta que jamás pensé en cuáles eran mis sentimientos hacia Liam ni porqué estaba haciendo esto. ¿Acaso le gusto? O es su afán por burlarse de mí. Me afectaba que ya no pase tiempo conmigo y le confíe más sus problemas a Lauren, una chica a la cual conocimos hace apenas tres meses. Pero eso suena más como celos de una amiga, independientemente de lo lindo que sea y el lazo tan íntimo que alguna vez tuvimos, pues ya no existe. La taza de chocolate se resbaló de mis manos y me comenzaron a arder. El chocolate no tenía ni cinco minutos de haber sido servido y ya me quemé.

—Yo... necesito ir a mi casa. —finalicé y sin notarlo, ya estaba en la acera corriendo hacia mi hogar. No necesitaba pensar mucho, yo ya tengo un romance platónico y Liam me gusta, pero no lo suficiente, solo un poco. Y él no merece a alguien que lo quiera a medias."

Recuerdo que Liam me llamó esa misma noche cuando yo moría de cansancio y los párpados me pesaban, pero mis dedos no fueron capaces de colgar la llamada. Me propuso llegar a un acuerdo con respecto al proyecto de química y algo más, pero no le presté atención. Me sentía tan agotada que preferí postergar cualquier plan que tuviera en mente y me lo comente mañana en la escuela, que aún nos quedan seis días y lo que sea que hagamos, será mejor que el de los demás. Había sido muy paciente con él estos últimos meses, pero me costaba entender que, en realidad, era él quien estaba siendo paciente conmigo. 

Aún así, no quería dejar de escuchar su voz.

"Entonces, ¿algo más?" Le pregunté acompañado de un bostezo.

"Suena muy conveniente de tu parte, ¿no?" me contestó con desgano. Al menos sabía a qué me refería, no me siento capaz de decirlo abiertamente. Se sentía tan... extraño decir: Ah, le dije a Liam que me gusta, pero en realidad no siento algo tan fuerte por él, pero siento algo. "Primero te escribes cartas a ti misma para sentirte especial, luego creas un teatro pensando que eres lo suficientemente especial para que mi ausencia se deba a ti y tercero, como no haz terminado de sentirte importante, lanzas ese comentario para al final decirme que sí te gusto pero no mucho. Escucha lo que digo, Alenna. Porque es todo lo que hiciste hoy y a la vez, es lo más ridículo que he escuchado."

Es en definitiva ridículo porque yo no me dejo cartas a mi misma y jamás jugaría con algo semejante al acoso, pero no sentí la necesidad de brindarle explicaciones. Supongo que en lo demás tiene razón. 

"¿Por qué me recriminas tanto por eso que dije hoy? ¿Te preocupa tanto?" espeté con molestia y, bajo un instante, todo cobró sentido "Acaso... ¿te gusto?"

Me colgó luego de esa pregunta. Esa fue la última vez que escuché su voz referirse a mi persona. Ahora solo la puedo escuchar cuando hace desastres en clase, irrita a los maestros y pide café con hamburguesas en la cafetería. Pero no se siente cercano un "Alenna" por su parte. El proyecto de química fue todo un éxito, yo tenía el presentimiento de que se encargaría de realizar el experimento puesto que dejé todos los materiales en su casa, yo me encargué de hacer el ensayo a leer pero ni siquiera por el proyecto Liam se atrevió a dirigirme la palabra. Pensé que estaba muy enojado y mis aires de grandeza se elevaron. De alguna forma, le rompí el corazón a alguien. 

Pero fue muy pronto para mi ego. Unos días después de San Valentín, Lauren se acerca a mi casillero dando pequeños saltitos con emoción. Su cabello rubio estaba rizado y sus prendas de vestir eran menos... informales. 

—¡Estoy saliendo con Liam! —exclamó la rubia con una sonrisa que brillaba tanto como su felicidad, infecciosa en su intensidad.

Lauren y Liam. Ese día mi mente colisionó, colapsó, explotó, estalló. No sé como llamarle a esa combinación de sentimientos que se apoderaron de mí: confusión, enojo, un poco de alegría, rareza, pero sobre todo confusión. Recuerdo que me pasé todo el día pensando en el lío amoroso que tenía entre mis manos y seguía sin comprender. Las señales que sobreentendí aquel día aparentemente fueron una farsa y Liam solo estaba siendo paciente conmigo. ¿Liam entonces no se enamoró de mí? ¿Jamás le rompí el corazón? ¿Es él quien acaba de romper mi corazón? Una mierda. Hasta hoy, luego de un mes, sigo confundida con respecto a esta situación y mi mente se formula más dudas al verlos besándose en los pasillos. Es un juego tan sucio que no tenía ganas de descifrar.




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