Saga Blackdalion

4-El León Encerrado

Shara se despidió de sus hermanos, montó el viejo caballo , se arrebujó en su tosca capa y partió hacia Cetra a contratar a un mercenario.

Ella había vivido toda su vida en el pequeño poblado de Levany y aunque había cumplido veintiún años pocos días atrás , era la emisaria de todo un pueblo que confiaba en ella.

Levany estaba compuesto por campesinos y artesanos, eran gente sencilla y pobre que se habían empobrecido aún más a causa de las malas cosechas y la guerra que se había desatado en el continente.

Ellos no querían aliarse con el infame Tonan pero tampoco sabían pelear. Eran conscientes de que cuando la guerra llegara a Levany estarían perdidos. Serían victimas de la violencia y el saqueo y perderían lo poco que tenían en el mundo.

Estaban librados a su suerte , si bien formaban parte de un gran señorío , el Señor había muerto muchos años atrás y nadie había reclamado su herencia. Sólo un viejo castillo , abandonado y medio derruido quedaba como evidencia de mejores épocas. Nadie los protegería y en el último Consejo del pueblo habían tomado una decisión : reunirían el poco dinero que tenían y enviarían a alguien a Cetra a contratar a un mercenario, alguien que pusiera la espada a su servicio y les enseñara a defenderse.

Shara había sido elegida para llevar a cabo la misión y la joven, que se caracterizaba por ser seria y responsable , aceptó el hecho con la misma resignación que había aceptado todas las dificultades en su vida.

-¡Déjalo ya Troy!. Si lo matas no podremos venderlo – gritó el repulsivo hombre a la vez que detenía el brazo de su camarada.

-Está bien, Lubon, esa subasta va a ser muy divertida –dijo el aludido dándole otro fuerte golpe al hombre que estaba caído a sus pies, luego se retiró de la miserable estancia.

Connor pensaba que su pierna debía estar quebrada, al menos le dolía como si lo estuviera, aunque el dolor era la menor de sus preocupaciones.

Sabía que su padre y hermanos sabrían cuidarse pero el azaroso destino de su madre y hermana le angustiaba profundamente.

Él debería estar junto a los suyos , pero en cambio estaba encerrado y a punto de ser vendido como esclavo.

Había estado combatiendo en Roen junto a sus hombres pero los habían emboscado y cuando él regresó a rescatar a un compañero caído lo habían atrapado. Se había resistido peleando con todas sus fuerzas pero no había sido suficiente, luego lo habían trasladado a Cetra para ser vendido como esclavo. Allí había intentado escapar y una vez más se había batido con sus captores, desarmado había peleado con sus manos desnudas , se había retorcido como un animal salvaje, como un león enjaulado. Aún así lo habían dominado y le habían hecho pagar con creces su osadía.

Todos sus ancestros Blackdalion debían estar retorciéndose avergonzados en sus tumbas, él siempre había sido un irresponsable , más preocupado por la diversión que los deberes, pero al menos había sido tan buen guerrero como cualquiera de su estirpe. Sin embargo se había dejado atrapar, estaba encadenado, herido y se sentía muy débil.

Cuando lo llevaron a la tarima para la subasta , Connor perdió el equilibrio y cayó sin fuerzas para levantarse, sentía que estaba perdiendo el conocimiento, pero el orgullo de su linaje lo obligó a levantar su cabeza y fijar desafiante sus ojos grises en la multitud que se reunía alrededor. Lo último que vio antes de desvanecerse fue una increíble mirada dorada que lo reconfortó.

Shara aborrecía con toda su alma la esclavitud, tanto como cualquier forma de opresión, aún así no pudo evitar detenerse frente a la subasta.

Si alguien le hubiese preguntado qué se le cruzó por la cabeza aquel día Shara lo justificaría diciendo que tuvo una corazonada, un aviso del sexto sentido heredado de su abuela. Lo cierto es que cuando sus ojos se cruzaron con la mirada plateada del hombre encadenado no pudo evitar pujar por él.

A pesar de yacer en el suelo se notaba que era un hombre alto , además tenía complexión de guerrero aunque estaba muy maltrecho, pensó la joven excusándose a sí misma.

Ella había sido enviada a contratar a un mercenario no a comprar un esclavo moribundo, a pesar de eso ,quince minutos después de su llegada y mediante el desembolso de todo el dinero que tenía Shara era la dueña de Connor.

Sólo una vez que le entregaron los papeles de propiedad y le indicaron que podía llevárselo, la joven comprendió la magnitud de lo sucedido. El peso de sus acciones cayó sobre ella con toda su fuerza, más aún cuando tuvo que arreglárselas sola para mover al pesado hombre.

En el momento que tuvo que sostenerlo y arrastrarlo sin ayuda hasta el caballo supo que se había vuelto loca, la sensata Shara finalmente había perdido el juicio.

Estaba más herido de lo que ella sospechaba, su estado era febril y apenas balbuceaba confusas palabras, por eso – ahora lo comprendía- no había tenido fuertes oponentes en la puja por comprarlo. Era incapaz de pelear contra alguien, seguramente su hermanito Kilcoy lo vencería sin esfuerzo alguno.

Con mucha dificultad la joven lo subió al caballo, cruzándolo sobre el lomo como si fuera un saco de cereal, y montó tras él encaminándose a Levany.

Cuando llegó a su casa era de noche. Kilcoy salió presuroso a recibirla y se quedó boquiabierto observándola .

-¡Vamos Coy, ayúdame! – lo llamó ella mientras trataba de bajar al hombre inconsciente.

-¿Quién es él?-preguntó el niño mientras la ayudaba.

-Nuestro defensor –contestó ella mordazmente

-¡¿Qué?!

-No te preocupes, con la suerte que tengo morirá antes de que los demás se enteren de lo estúpida que fui.-comentó mientras lo arrastraba al interior de la casa.

Entre los dos lo recostaron en la cama de Shara , estaba ardiendo en fiebre. La pequeña Leila se levantó y frotándose los ojos se quedó mirando a sus hermanos y al gigante rubio .




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