Era un día normal en las colinas de Florel, los granjeros arreaban el ganado, las damas regaban y sembraban los cultivos mientras que los mas jóvenes estaban colaborando con los deberes del hogar, todo transcurría con una relativa tranquilidad, no había nada que perturbara la paz de las preciosas colinas de Florel. Esta paz tan apabullante no duraría mucho, la calma había sido perturbada por unos gritos de auxilio que se escuchaban a la lejanía, se percibían como si fuesen llantos agonizantes si de una grotesca sinfonía se tratase.
Los pueblerinos estaban horrorizados con estos gritos pero nadie se atrevió a echar una ojeada porque la sangre de cada habitante inclusive de los oficiales que custodiaban el pueblo estaba gélida del miedo porque esos clamores resultaban inquietantes. De repente estos gritos pararon de golpe y se hizo un tenebroso silencio, solo se podía oír el silbar del viento entre las ramas de los árboles, los habitantes un poco confusos tomaron la valentía y decidieron salir temblorosos a curiosear encontrándose así, un fuerte brillo color naranja que salía detrás de una colina aledaña ,fueron momentos de perplejidad total y de voz en voz se fueron intercambiando cuestiones que solo terminaban en desesperar aun mas al pueblo ¿Sera la ira del dios Corcuto? ¿Incendio forestal?¿El cosmos se estaba cayendo?¿Que demonios esta pasando? Todas esas preguntas solo estaban generando mas y mas pánico, fue tanto el miedo que algunos habitantes tomaron la fatal idea de decir adiós mundo cruel, otros sin embargo solo se quedaron ahí quietos con rostros de asombro presenciando el temible paraje que se apreciaba con ese furor intenso color naranja. Otros simplemente se resguardaron en las cunas(iglesias) pensando que ese espectáculo apocalíptico era obra de su dios, Corcuto el unificador, y que se debía dar alabanzas para que este evento se parase pero todo esto resulto en una falsedad total.
Otro sonido aun mas desesperanzador que aquellos llantos de agonía que se escucharon anteriormente provenía nuevamente de la colina aledaña, eran fuertes y imponentes trotes de bestias que cada vez se percibían mas cerca, hasta se podía sentir como la tierra temblaba por el formidable trotar de las bestias para después detenerse en cierto punto del bosque que separaba las colinas, se hizo otro silencio tenebroso aun mas lúgubre que presagiaba un final muy trágico para los habitantes. Los oficiales tomaron formación defensiva en las dos entradas al pueblo pero había un pequeño inconveniente, eran ocho los oficiales que protegían el pueblo y los trotes contaban a mas de una veintena, estaban en desventaja numérica pero algunos "heroicos" se confiaron pensando que en lo que en realidad se trataba era de un ganado loco que se desvió provocando varios disturbios.
-Si fuera un ente hostil ya nos hubiera atacado ¿no?-Dijo nerviosamente un oficial que estaba a la derecha de una columna de la puerta principal del pueblo
-Tal vez sea otro ganado rabioso provocando alboroto por los pueblos.
-Esos gritos no tenían pinta de ser alborotos...-Interrumpió un pueblerino tembloroso.
-¡Algo se acerca!- Grito fuertemente un oficial que se encontraba en el puente de la puerta del pueblo.
De la nada aparece un jiko adornado con una armadura color esmeralda del bosque, asustado y con rumbo a la entrada principal del pueblo, en el se encontraba montado el cuerpo decapitado del gobernador con un letrero escrito en una lengua vecina dejando explícitamente que era lo que estaba pasando y cuales eran las intenciones.
Todo aquel que estuviera en ese pueblo se daría cuenta de que lo se venia era una invasión y de parte de sus vecinos, Opoleona, la razón aun se desconocía pero se teorizaba que era por cuestiones expansionistas .
Después de presenciar esa grotesca escena, los pueblerinos trataron de convencer a los oficiales de rendirse y así evitar una masacre parecida a la del pueblo vecino pero después de tantos ruegos los oficiales simplemente no hicieron nada, para ellos si o si iban a morir a manos de los enemigos, debido que los opoleonos no daban misericordia aun así sabiendo que iban a ganar, a ellos no les importaba nada y arrasaban todo pueblo que no era suyo por razones de mantener su raza lo mas pura posible evitando mestizaje, para esto masacraban a los pueblos que caían derrotados dejándolos sin ningún rastro de vida.
Los oficiales formaron otra vez de manera defensiva, alistando espadas y cualquier cosa que se encontrase cerca para poder defenderse de las fuerzas invasoras pero con la idea de que nadie iba a salir vivo de ese lugar. Unos sonidos parecidos al silbido de los pájaros emergía del bosque, y esos canticos sonaron incesablemente hasta la aparición de una nube de flechas que se dirigían violentamente contra los pobres cuatro guardias que estaban en la puerta, después salieron los guerreros de Opoleona empuñando hachas, lanzas y espadas también portando sus llamativas armaduras plateadas decoradas de púas en las muñequeras y hombros con un casco en forma de cráneo de tripole cabalgando en sus imponentes corceles gigantes para despues embestir sin ningún tipo de problemas las enormes puertas del pueblo.
Fue una horrible masacre, degollaron a los mas jóvenes, clavaron con estacas a las damas al suelo para luego ser pisoteadas con sus corceles, a los oficiales restantes les torturaron hasta la muerte mientras que los ganaderos se habían convertido en comida para los cerdos. No había quedado nadie, todo fue brutalmente masacrado para después ser consumido por la furia de las llamaradas. Ese mismo día los opoleonos decidieron establecer un campamento encima de lo que era el pueblo haciendo un banquete de la victoria por su reciente avance por territorio gardeliano.
Pero todavía quedaba un pequeño brillo de esperanza para ese territorio, un transportador de alimentos que iba pasando por el pueblo recientemente extinto, presencio el horror que vivieron los ex-habitantes horas antes de morir, este en vez de quedarse estupefacto frente al dantesco espectáculo decidió acelerar su marcha para entregar tanto comida a la capital como las agravantes noticias al rey de Gardell.