Ainhoa llevaba tiempo buscando el trabajo ideal. Compartía piso con Elisa, su mejor amiga. Y aunque a veces hacía trabajos esporádicos que le permitían colaborar un poco con los gastos, sentía que no era suficiente, así que se acercó al kiosco más cercano y compró el periódico.
Cuando regresó su amiga ya estaba levantada.
− Buenos días, ¿de dónde vienes? − preguntó extrañada.
− Buenos días. De comprar el periódico, tengo que encontrar el trabajo ideal.
− Ah, ¿Pero eso existe? − dijo Elisa con los ojos como platos − Si lo encuentras pide que me hagan un hueco, por favor, estoy harta de vender por teléfono.
− Descuida, te avisaré − dijo ella divertida.
Cuando se quedó sola se preparó café, se hizo una tostada, puso la radio y abrió el periódico.
Todo iba bien, pero cuando menos lo esperaba empezó a sonar la última canción del cantante que más odiaba en este mundo, así que apagó la radio de un manotazo. Encontró un anuncio que llamó su atención: Un famoso cantante buscaba una representante. Había un teléfono de contacto, así que llamó y consiguió una entrevista para esa misma tarde. Se dirigió a su habitación para elegir la ropa adecuada. Seleccionó una blusa blanca y una falda negra de tubo. Unos pantys y unos zapatos de tacón negros serían el broche final a su atuendo. Empezó a ponerse nerviosa y que para relajarse un poco volvió a encender la radio y empezó a ordenar el piso.
Después se metió en la ducha y se lavó la cabeza, tomándose su tiempo para secarse el pelo.
Se puso un poco de color en las mejillas, máscara de pestañas, brillo de labios, comió algo rápido y salió de casa con tiempo suficiente para ir tranquila y buscar el hotel donde la entrevistarían.