Sereton Club

Capítulo 2: Gato encerrado

Resulta que el profesor de matemáticas les había dejado varios problemas para resolver, así que se quedaron para resolverlo en la casa de Chris. El hogar de él quedaba más cerca de la Universidad que del resto.

— ¿Qué tanto busca en ese celular? —preguntó Chris sacando su vista de la pantalla de la televisión. Estaba sentado en su sillón individual favorito.

— Es que dicen que ayer avisaron en el grupo de Whatsapp que adelantaban para hoy la entrega del trabajo, pero no lo encuentro —las iris de los ojos de Barbie se movían como rayos de una lado a otro preocupados.

— No entiendo, o sea ¿qué no entregaste? —Chris la observó sorprendido. Barbie era muy responsable con sus tareas.

— No, porque ni tengo ese mensaje, no tengo nada. Todas las conversaciones están en blanco —respondió Barbie parcialmente confundida.

— Qué raro, a mí me pasó igual ¿será un virus? —comentó Ros, analizando su propio celular.

Sereton levantó la vista del tazón de su comida y desvió la mirada avergonzado. Haciendo una nota mental de especificar que conversación de Whatsapp quería que ellos borraran.

— Tengo sed, iré por agua —avisó Eliana, yendo directo a la cocina.

Sereton volvió sus vista hacia el grupo y observó lentamente a la chica perderse en el pasadizo. Con cautela, volvió a ver a los tres chicos que quedaban. La televisión ya estaba apagada, y ahora se encontraban sacando sus libros y cuadernos de sus mochilas desparramándolos sobre el piso, Christians arrimó la mesita más hacia sus amigas para que pudieran poner  los objetos sacados allí mismo, y en un parpadear de ojos se quedaron quietos; observando los números, rascándose las cabezas, sin saber por dónde comenzar y con solo el sonido de la manija del reloj escuchándose de fondo. Mientras se preguntaban con la mirada si entendían los problemas planteados en sus libros, pero entre ellos solo se negaban apenados.

Al poco rato, Eliana volvió con vasos de jugo de naranja.

— Sírvanse —dijo ella con una sonrisa, pasando la mirada por la sala de Chris, admirando la estancia, como si realmente fuera su primera vez en la casa de su amigo.

Dentro de Sereton deseaba que Eliana recordara todo, pero él tenía que mantenerse al margen y esperar que sus memorias volvieran, pero como siempre, ese albino entrometido tenía que acelerar los planes. Le caía bien, pero a veces era terco al igual que la chica que lo observaba con curiosidad.

— ¡Chris! No me habías dicho que tenías una mascota —se quejó Eliana, acercándose al gato para acariciarlo. Las demás chicas copiaron su accionar, mimando al gato que se dejaba tocar a regañadientes.

— ¡A sí! —Chris se rascó la cabeza—. Me olvidé de contarles que apareció de la nada en mi casa, solo lo vi rápido, le dejé algo de comer y algo de tomar, ya que era tarde y debía irme a la Universidad.

Ros deslizó su mirada al otro tazón que contenía una cabeza de pollo.

— Ese gato es quisquilloso, no parece haber comido lo que le dejaste, otros gatos amarían comer esa cabeza de pollo.

Indignado, el gato se alejó de las chicas con un maullido de molestia.

— ¡No me considero de la plebe Karen segunda! —aseguró Sereton, exaltando a los presentes—. No soy un gato ordinario, soy de alta clase sabes y muy poderoso también. Deberías recordarlo.

— ¡Coñoesumadre! —exclamó Chris en lo alto, las chicas lo fulminaron—. Lo siento, p-pero ese gato habló ¡Habla marica!

— Y ahora vive en tu casa, tienes mucha suerte cachorrito —alegó Ros con una sonrisa burlona.

Barbara mientras tanto parecía fascinada de que aquel animal hablara. Muchas cosas que necesitaba saber se aglomeraron en su cerebro, no obstante, estaba saltando y saltando de la emoción por dentro.

— Ahora ¿es aquí dónde nos dices que somos guerreros reencarnados? —preguntó Barbie entusiasmada, pero una sacudida en su cuerpo la hizo temblar— Esperen, siento que esto ya lo dije antes... que raro...

— Y la  Karen tercera ¿está bien? —preguntó Sereton, deteniendo sus redondo ojos gatunos en la chica.

Eliana dejó cuidadosamente su vaso de jugo de naranja en la mesa de noche, se irguió y contestó:

— Claro que lo estoy Sereton —todos la observaron asombrados.

— ¿Cómo es que sabes su nombre? —preguntó Ros con la boca abierta.

Chris y Barbie asintieron con el mismo gesto.

— Solo lo sé —admitió Eli con un suspiro del cansancio—, pero estoy sorprendida al igual que todos ustedes. Solo que no tengo la fuerza de conmocionarme a tal punto. Es como si lo tuviera apagado.

— Vaya —silbó lentamente Chris y luego miró al gato—. Dime que por favor el jugo no tenía drogas.

— No la tiene, yo aún no la he bebido —aseguró Barbie arrimando el juego de naranja de su vista. Solo por sea caso.

— Oigan, Eliana no los está drogando, soy real, esto está pasando y dejen de actuar como unos idiotas. Por cierto, Kevin deseo comida china, la del restaurant "Mishi Fu" —ordenó el gato.

Chris no supo porque le hizo caso, pero agarró las llaves de la mesa de noche, y se puso en marcha. Tal vez, era momento de tomar aire.

— Ahora Karencias solo quedamos los cuatro —continuó, pasando por delante de ellas. Se comportaba como todo un gato empoderado, elegante y muy narcisista.

— ¡¿Por qué rayos nos llamas Karencias?! ¿Y por qué tengo que ser la Karen segunda y quién demonios es la Karen primera? —exigió Ros frustrada.

— Porque quiero y porque puedo —le respondió Sereton— y la Karen primera es Bárbara, pero para que no exista problemas Karencitas—miró a Ros—. Tú serás la Karen mexicana —luego miró a Bárbara—, Karen Argentina —y por último arrastró su vista en una tranquila Eliana sentada en el borde de la alfombra de la sala—, finalmente tú serás la Karen peruana.

— ¡Este mundo cada vez está enloqueciendo! —gritó Ros indignada, con la confundida cara de Barbara palmeándole los hombros.




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