Pasaban los días y trabajaba casi todos los días en la librería, ya que ahora era la jefa. Los domingos la librería estaba cerrada y yo acepté trabajar en medio tiempo en la cafetería con Tris.
- Enserio Tris, es algo que no puedo creer, lo sigo pensando todavía. - Digo, por mientras que limpiaba las mesas.
- Nona tendría sus razones de escribirles, así que deja de pensar en ellos. - Dice, y yo simplemente seguí con mi trabajo.
- ¿Y ahora qué vas hacer?, Mike regreso e igual que Daniel. - Dice y la miro ya que ella no la entiendo, me dice que deje de pensar, pero me pregunta del tema.
- Tris, no haré absolutamente nada, además Daniel tiene novia y enserio que es elegante, hermosa, con un bien cutis. - Digo y escucho a Tris reírse. - ¿De qué te ríes?, ¿De mí? -
- Me río porque estás celosa. - Dice acercándose. - Tienes celos, ¿te sigue gustando Daniel?. - Dice pegándome con el trapo.
- Deja de decir tonterías, y no, no me gusta Daniel. - Digo, hasta que escucho la puerta abrirse.
Volteo a ver Y era él.
- Daniel. - Digo sorprendida y trago en seco.
- Si, necesito hablar contigo - Dice y mira a Tris. - ¿Me la puedo robar por unas horas? - Pregunta y miro a Tris, ella me mira a mí, niego con la mirada y ella.
- Si claro, no hay problema, yo cierro. - Dice y en ese momento le tiró la toalla. - ¡Oye! - y sonrió sarcásticamente.
Me voy a cambiar, me quitó mi uniforme, me visto, tenía una blusa celeste con unos vaqueros negros, y me suelto el pelo.
- Listo. - Digo, por mientras que Daniel me veía anonadado y veo a Tris. - Te veo mañana si, te quiero. - Digo dándole la espalda a Daniel y le saco el dedo del medio y sonríe.
Moria de nervios, era extraño que Daniel me venga a buscar al trabajo, no sé qué planeaba, pero enserio me asustaba.
- ¿Qué quieres Daniel? - Pregunto ya estando afuera de la cafetería con él.
- Quiero arreglar las cosas, por favor, quiero compensarlo. - Dice
- ¿Y a dónde me piensas llevar? - pregunto, y veo que sonríe.
- Ya verás. -
Nos fuimos, la verdad no tenía idea de dónde me llevaba, pero el viento era fresco, el atardecer llegaba a comenzar, y se escuchaba el mar.
- Enserio Daniel, ¿adónde me llevas? -
- Al mar. - Dice y lo miro sorprendida, sonrió y me mira.
Estaba hermoso el lugar, lo primero que hice fue salir corriendo descalza a tocar el mar y la arena. Sentía una paz enorme en mi corazón y se lo agradezco a Dios por tener esta oportunidad de sentir este alivió en mi alma. Aunque no sabía lo que me esperaba con Daniel.
Veo que viene corriendo hacia mí y empiezo a correr también, hasta que me alcanza y me carga en sus brazos. Estaba demente, me sentía muy feliz con tan solo tenerlo cerca de nuevo, pero sabía muy bien que no de la misma manera que antes.
- ¿Qué haces? - Pregunto por mientras que lo miro a los ojos, estaba tan cerca de mí.
- Te extrañe demasiado Marry. - Dice y me baja.
- Dure un año extrañándote y fingiendo que no lo hacía, no vengas ahora a que me extrañas. - Digo, por mientras que me alejo caminando.
- Marry, no era mi intención hacerte daño. -
- Pues lo hiciste, no entiendo para que vienes a buscarme, cuando ya tienes a una chica hermosa esperándote en casa. -
- Lo sé, y sería un tonto si no hiciera esto. - Dice acercándote y dándome un beso, mi reacción fue sin pensarlo y lo cacheteé.
- ¡Pero que te ocurre! - Digo alejándome de él.
- Pensé que te... - Dice y lo interrumpo.
- Pues pensaste mal Daniel, yo ya no siento nada por ti, y me acabo de dar cuenta lo pendeja que sería por pensar e imaginarme de nuevo contigo, cuando no le tienes ni un poquito de respeto a la chica que tienes a tu lado. - Digo y sigo caminando, pero me sigue.
- ¿Ya no te gusto? - Pregunta y me doy la vuelta, y lo miro a los ojos.
- ¡No! -
- ¡Mentira!, eso no era lo que tus ojos decían el día en que nos volvimos a encontrar, y ahora mismo sé que no sientes eso. - Dice acercándose.
- Daniel, no. Yo no estoy para sufrir más y darme golpes en la cabeza, pensando si enserio me amas o solo sería alguien más en tu vida, no seré tu juego, no lo permito. -
- Marry, yo no quiero darte ese lugar, eres especial para mí. - Dice por mientras que me doy la vuelta y comienzo a caminar, pero siento que me jala. - ¡Por Favor Marry! - Y me asusto.
- ¡Suéltame! - Digo y veo que no lo hace, su mirada estaba rota, pero no era una excusa de permitir esconderme en ese lugar que sabía que no sería valorada como amaría serlo.
- No pienso soltarte hasta que me digas que no te iras de mi lado. -
- Enserio suéltame me lastimas, y no pienso quedarme. - Digo y veo que me aprieta más. - ¡Que me sueltes! - Grito
- ¡Te ha dicho que la sueltes! - Dice un chico detrás de mí, pero no puedo mirarle bien, no sabía quién era, Daniel no me soltaba y me pega más a él, me da la vuelta y es ahí donde lo veo. - Suéltala. - Dice acercándose
- ¿Y tú quién eres para meterte? -
- Eso no debe interesarte, por favor suelta a la muchacha, no quieras problemas. - Dice
- Ella es mi novia, y no deberías meterte en cosas de dos. -
- Por favor Daniel, suéltame. - Digo y lo miro a los ojos.
- Que la sueltes digo. -
Sin darme cuenta el chico le da un golpe y es ahí donde me suelta, y cae al suelo.
- ¿Te encuentras bien? - Pregunta
- Si, gracias. - Digo y comienzo a caminar.
- ¿Quieres que te lleve a algún lugar? - Pregunta y lo miro.
Veo que Daniel se levanta, se limpia la sangre de la nariz, y se comienza a levantar.
- ¡Si! - Digo y agarro al muchacho de la mano, y comenzamos a correr.
- Vamos, mi carro está aquí. - Dice, nos montamos y veo a Daniel parado mirándonos. La verdad es que no me pienso arrepentir de esto.