La noche iba de maravilla, estaba camino al baño. Por entrar, sale una chica con unos dos chicos, fumando marihuana, espanto el olor que me hacía estornudar. No soportaba el olor a cigarrillo.
Entro al baño, me miro en el espejo y cuando entro para hacer mis necesidades, estaba a punto de cerrar la puerta hasta que un hombre la abre con fuerza; era uno de esos chicos que no hace poco estaba adentro, veo como se me acerca, se tira encima de mí, me agarra el cuello, y me comienza a dar besos. Mi cuerpo estaba atrapado contra la pared del baño, no podía ni moverme, tenía una de sus piernas, en medio de las mías, intento buscar con la mirada algo que pudiera defenderme, pero nada, sentía terror, estaba paralizada en ese momento.
- Eres tan deseable...– Escucho decirle
- ¡AYUDA! – intento decir. Pero me da una cachetada.
- ¡Cállate que nadie te va a escuchar! – Me da la vuelta y me empuja contra la pared, por mientras que me tenía agarrada las dos manos.
- No, por favor, no... - Decía en llanto.
Pero era imposible, el seguía tocándome. Siento que se agacha, suelta poco a poco mis manos, hasta que reacciono, me doy la vuelta y le doy un rodillazo en toda la quijada, veo que cae, y salgo rápido del baño.
Corro, lejos de ahí; hasta que caigo en la arena cerca del mar, sentía como el agua llegaba a mis rodillas, y empiezo a llorar como si mi vida se partiera en pedazos, hasta que siento unas manos en mi espalda, me espanto al tacto, me doy la vuelta y era él, lloro más, y me abraza sin pensarlo.
- Todo estará bien mi flor. – Dice por mientras que yo seguía llorando. - ¿Qué paso? – Pregunta.
- Me comenzó a besar, a tocar, era horrible Laurie. – Digo en llanto, veo como su mirada ya no era cálida, se había envuelto en oscuridad, su mandíbula se tensaba.
Se levanta, pero lo detengo; no quería que me dejara sola. Me mira y se pone a mi altura, y sin pensarlo dos veces siento sus labios en los míos.
- Matare al hipujeta que te intento dañar. – Dice mirándome a los ojos, y me abraza, por mientras que mi cuerpo seguía temblando, pero su respiración me transmitía calma.
Nos fuimos a buscar a las chicas rápido, no sabía qué hora eran, pero sabía que ya eran más de las doce de la madrugada. Veo a las chicas y ellas corren hacia mí, sin dudarlo, me preguntan qué adonde me había metido, que porque estaba llorando, no podía decirles, seguía en pánico. Laurie les cuenta y ellas solo me abrazan, diciendo que matarían al idiota que había hecho esto.
Estábamos a punto de agarrar la lancha hasta que veo al chico fumando y tomando, con otro chico sentados en la lancha. Quedo paralizada y Leslie lo nota, Laurie también. Miran adonde yo estaba mirando, sin pensarlo dos veces Laurie camina hacia el chico y lo golpea, por mientras que el otro solo sale corriendo como un cobarde, Laurie seguía golpeándolo, hasta que gritamos y otros comenzaron a acercarse.
Intentan alejarlo del chico, pero él quería seguir golpeándolo, hasta que me pongo al frente de él y pongo toda su atención a mí, y veo como su mirada, su respiración volvía hacer las mismas, asiente con la cabeza y me agarra la mano.
- ¡Espero que no vuelvas a meterte con ninguna chica más! ¡Imbécil! – Dice escupiéndole.
Nos fuimos de la fiesta, Laura se disculpó mil veces por lo sucedido, pero no era su culpa, todos nos despedimos de ella, y nos fuimos a casa. Me sentía cansada, cochina, que me fui a dar un baño en la tina, hasta que me inundara el alma. Hasta que veo que entra y mi corazón se acelera, estaba calmado, cierra la puerta, y comienza a acercarse.
Se sienta a lado de la tina, me mira y sus ojos se posaron en los míos, su tacto era cálido y suave. Agacha la mirada y veo que comienza a llorar, me acomodo; sin dudarlo toco su hermoso rostro y la atraigo a mí. Posa su mano en la mía.
- No pienso dejarte más nunca sola... - Dice y me besa, sus labios eran suaves, delicados, delgados con toques de carnosidad, como si fueran una montaña rusa de altas y bajas, mis labios combinaban de tal manera que sería imposible de explicar, estaba nadando en mis emociones, me dejaba sin aire, sentía como mi pecho se quedaba sin aire cuando se alejó con tal delicadeza.
- No lo hagas... - Dije al final
Salió del baño, respire lo más profundo que pude, no podía creer lo que estaba sucediendo, tampoco podía sacar de mi cabeza aquel momento, fue una noche llena de todo un poco. Diría que solo me quedaría con los mejores momentos de ella.
Me puse un abrigo con un buzo, mis amigas estaban viendo una película, comiendo palomitas, las abrace muy fuerte, como un bebe; las amo demasiado, veo que Laurie estaba en el balcón mirando hacia la nada, porque sé que yo estaría igual, me acerco y me pongo a lado de él, mirando al mar también.
Noto que me mira y sonríe.
- ¿Por qué sonríes? – Pregunto, por mientras que seguía mirando hacia el mar.
- Porque puedo, porque quiero, y porque me transmites paz. – Dice y lo miro atentamente.
- No pensé que tuvieras un remolino dentro de ti. –
- Puedo decir, que siempre lo he tenido; desde que me fui de aquí, cuando en realidad, no quería hacerlo. Amaba estar en la biblioteca, ayudando a Nona y a Robert, ellos me daban esperanza de que todo estuviera bien. –
- ¿Y por qué te fuiste? –
- Porque no tenía más opción, que solo hacerlo. –
Le agarro las manos y lo abrazo, sentía paz también, un mar de calma inundaba mi alma, no me nublaba, no me atormentaba, no me asustaba, era distinto todo lo que me rodeaba, era fascinante sentir todo esto, era algo más que fascinante.
Nos pasamos sentados afuera en el balcón contando cualquier locura que nos haya pasado antes, por mientras que comíamos palomitas o otra cosa comestible, lo cual eran muchas, Tris y Leslie, estaban muy reídas, igual que yo.
- Laurie porque no nos tocas algo con la guitarra. –