Capítulo 22 - Simplemente nunca lo sabríamos

Había ya pasado un mes desde que Laurie y su padre se habían relacionado nuevamente, lo cual hoy en día sigue siendo igual, estaban mas juntos, felices, unidos como debieron estar años atrás. En el momento en que hable con el respire profundo, porque sentía que mi corazón se iba a salir corriendo, hasta que sin pensarlo le grite, no podía hablarle tranquila como si no hubiera ocurrido nada, me solté, llore hasta que el se agacho y me agarro las manos, como Laurie lo hacia cuando estaba mal.

- No tuviste el derecho de rebatarme algo que era mío, que era de él, de un nosotros, lo alejaste de mí, como si yo no tuviera el derecho de saber lo que estaba ocurriendo. – Seguía su mirada arrepentida clavada en el suelo, mi pecho subía y bajaba por mi respiración acelerada y cortada, con dificultad de respirar el aire que nos rodeaba. – Y es que te perdono, seque es difícil de creer, pero realmente lo hago. Veo tu mirada y se que realmente estas arrepentido de absolutamente todo y se que en el fondo amas a ese muchacho que hoy en día es mi marido. Y aunque hoy en día no lo digas en voz alta hiciste cada una de esas cosas por mantenerlo cerca a ti, aunque sabias que no era de la mejor manera, porque no sabias expresarle lo mucho que lo amas. – Se agacha al frente de mí, me agarra las manos y lagrimas cayeron en sus mejillas, haciéndome que llorara nuevamente. – No, levántese, ¿Qué hace? –

- No sabes lo orgulloso que me siento por saber que mi hijo tiene a una maravillosa mujer a su lado, me recuerdas tanto a su madre, tan fuerte, tan recta, tan ella misma y lo siento ante por lo que te hice pasar a ti y a mi hijo, nunca pensé en ustedes, nunca me acerqué a conocerte. – Me regala una sonrisa, me da dos palmaditas en mis manos y se levanta. – El día que su madre te conoció me dijo que eras la indicada, que lo sabia de corazón. – Ríe y niega. – Y yo lo negué, nunca supe lo que realmente lo hacia feliz. Solo quería que el estuviera conmigo en esos enredos, que a la final terminaba escapándose.

- ¿Porque lo alejo desde pequeño a vivir aquí? –

- Había conocido a la señora Alicia, recuerdo que había entrado a la librería era un día lluvioso, estaba con Laurie apenas tenía cuatro años cuando se me escapo, me había quedado dormido por mientras que esperaba a que la lloviera desvaneciera un poco, al despertarme me di cuenta que no estaba a mi lado. En ese momento sentí temor en que lo perdiera, me levanté y comencé a gritar su nombre, hasta que lo encontré con ella, el estaba leyendo a su lado, mi primera reacción fue agarrarlo y salir de ahí rápidamente, el gritaba que no, que no quería irse. – Suspira y se sienta en el sillón que estaba al frente de mí. – Desde entonces no pasábamos más por ahí, hasta que cumplió los siete años y frecuentaba ahí, a leer, hasta que me canse y lo aleje. Por el simple echo de que lo haya perdido aquella vez, por eso lo aleje de aquí, queriendo tenerlo cerca. Cuando te conoció fue como si hubiera abierto la misma puerta de aquellos años, fuiste su llave y Nona lo sabia desde el principio. –

- ¿Él se lo comento? –

- Claro que lo hizo y me conto de ella, de ti. Y de como Nona los unió de tal manera, lo cual lo siento mucho, por lo que me a contado era una señora de un enorme corazón y ahora entiendo el dolor que te cause robando el legado que ella te había entregado en mano. –

- Ya paso, lo importante es que usted este aquí con su hijo, como debió de estarlo muchos años atrás. –

Fue un día increíble y liberador de todos nuestros miedos, secretos que había sido guardados en nuestros corazones, en cajones que eran heridas del pasado. Estaba mas tranquila y suelta desde aquel momento estábamos en la misma línea lo cual eso me hacía sentir alegría y felicidad. Desde que tengo memoria, si hubiera una oportunidad de regresar al pasado y volver a mi madre, de seguro iría y la abrazaría sin soltarla, porque hay momentos en la vida que sin pensarlo hacemos perder la cabeza de nuestros padres como ellos a nosotros haciendo que pensemos que no nos aman cuando es todo lo contrario, antes me preguntaba mil veces si mi padre me quería por todo el daño que nos causó, pero llega un momento en que esas tormentas regresan pensando que ya son superadas, pero no. No lo están y es ahí donde te da mas rabia sin pensar salimos corriendo, hasta que llega un momento en que lo aceptas y decides tomar otra imagen superando el pasado, haciendo que tu vida disfrute el presente que nos presenta sin pensar mucho en lo que ya paso.

- ¡Amor llegaremos tarde! – Escucho decir a Laurie, por mientras que me ponía un poco de pinta labios, me miro en el espejo realmente estaba hermosa, comienzo a salir y ahí estaba mirando hacia el patio, sonrió comienzo a cercarme a él hasta tocar suavemente su espalda, estaba tan formal, se veía realmente guapo.

- Feliz Cumpleaños amor...-Digo por mientras que el se da la vuelta, siento sus ojos acariciar mi cuerpo de pie a cabeza haciendo que me pusiera nerviosa, acomodo mi pelo detrás de mi oreja haciendo que el sonriera y se pusiera tan nervioso como yo.

- Tenemos que irnos o si no... - Dice aclarándose la garganta, haciendo que riera un poco. – No saldríamos de aquí jamás. – Agarra su saco y camina hacia la puerta, me abre y salgo.

La noche estaba fresca, silenciosa, haciendo que las luciérnagas salieran de tal oscuridad, suelto el aire lentamente, hasta que me agarra la mano, su tacto me hacía querer quedarme siempre cerca de él. Comenzamos a caminar hasta el carro y partimos hasta un restaurante que había estrenado hace muy poco, la madre de Laurie había planeado una cena ahí para él con toda la familia incluyendo a su padre.

- Todo estará bien. – Digo agarrándole la mano, su mirada estaba perdida hacia el restaurante, estaba nervioso lo notaba, hasta que puso su atención en mí, me miro la mano y después a mis ojos, sostuvimos esa mirada por algunos minutos hasta que se acerca a mí, me beso con toda la pasión del mundo, nos tuvimos que separar por alta del aire, me dejaba con ganas de nunca soltarlo.