Siempre Te Encontraré

Viendote en mis sueños.

Levantandose de la mesa, miro fijamente a la chica que vivía persiguiendolo en sus sueños. 


"Mi alfa, por fin te encuentro" - su voz fue como bálsamo para los oidos del alfa que seguía mirándola fijamente, lejos de ponerse nerviosa por su mirada penetrante le sostuvo la mirada, hasta que el alfa le agarro la mandíbula para exponer su cuello y oler ese aroma que lo había enloquecido profundamente durante años.
Inhalando ese aroma a fresas silvestres sintió como su lobo se enloquecía enormemente al meter su cabeza en el cuello de la chica deseando que ese momento no acabará al menos no por un rato.
Queriéndo saborearla paso la punta de lengua desde la clavícula hasta la parte trasera de la oreja, haciéndola sobresaltarse al sentir el contacto humedo contra su piel. 
"No puedo creer que tengo 21 años sin verte" 
"Sí, yo tampoco puedo creer eso. Sentí que fue mucho más tiempo, sin ti, todo parece más lento y aburrido" - murmuró la chica sintiendose en casa.
Apartando al alfa de su cuello, quien gruño por tener que alejarse de ese espectacular aroma. Cerrando los ojos ahora fue ella la que metió la cara en su cuello, dando una pequeña mordida sintió al alfa tensarse, sin haberse dado cuenta casi lo marcaba pues mordió dónde debería ir su marca. 
"Lo... Lo siento mucho, no me di cuenta, perdón" - dijo bajando la cabeza, estaba avergonzada la mayoría de los alfas no dejaban que su mate los marcará. ¿Por qué pensó que el se dejaría? Aunque la idea le encantará no podía obligar al alfa o si no podría hacer que a pesar de su vínculo la odiara y solo la idea de que el la odiara le dolía profundamente.
Ella lo amaba más que a su propia vida, bajaría al mismísimo infierno por él. (Y casi lo hago) pensó dolida al recordar el momento en que...
Sacudió la cabeza tratando de alejar esos pensamientos, pues él podría leerlos y no quería que él se enterará de qué cosa era su padre o incluso su madre. Si lo supiera la odiaria y la alejaría inmediatamente. Cómo lo hacía la mayoria. Sabia que lo hacían por miedo a que los lastimara pero igual le dolía no tener amigos.
"Hey, pequeña ¿En que piensas?" - Dijo el Alfa mirandola, preocupado por el extraño color que sus ojos habían adquirido. Habían oscurecido un poco.
{Te dije que ella no olia a humano}
{Cállate Axel, no es el momento}
{Y cuando coño crees que sera el momento? Ella no querrá decirnos nada} 
{Me da igual y a ti también debería darte igual}
{Y me da igual! Pero me preocupo por ella}
{¿Sabes qué? Cállate. Después hablamos}
"Mi Alfa, perdóneme pero debo irme" exclamó soltandose de su firme agarre.
"¿Porque? ¿A dónde vas?  ¡No te vayas!" Grito intentando acercarse pero al intentar tocarla, ella volteo a mirarlo y su mirada lo sorprendió. Sus ojos ya no eran ese mar celeste que le encantaba uno era de color azul muy claro casi blanco y el otro era de un rojo carmesí, en ambos de ellos, en el iris se veían fragmentos de un dorado brillante.
Apartando la mano, miro fijamente esos ojos que lo tenían desconcertado.
"¿Que paso mi Alfa? ¿Le doy miedo?" - Pregunto con un tono altanero pero que a la vez transmitía su dolor por saber que su amado Alfa le temía.
"No tiene nada que temer" - murmuró acercándose a él, que dió unos pasos hacia atrás mientras ella se seguía acercando. Se estremeció sin querer al sentir su espalda chocar contra la fría pared - "Yo nunca te haría daño, mi Alfa, debe entender que yo bajaría al mismísimo infierno y me quedaría ahí antes que hacerle daño" - susurro acariciando su mejilla, lo que hizo que el Alfa temblara. Enojada y triste por la reacción del Alfa a su toque, se alejo sintiendo que iba a perder el control si él seguía mirándola así.
" ¡Ya deja de mirarme así!" - Grito enfurecida intentando calmarse, su Alfa ya estaba asustado no quería asustarlo aún más - "Por esto me oculte tantos años, adiós mi Alfa" - murmuró más para si misma que para él, extentiendo sus manos hizo dormir al Alfa aprovechando para quitarle el recuerdo de sus ojos. Le haría creer que solo había sido un buen sueño, él no estaba preparado para saber que era ella.
{Y nunca lo estará} murmuraron sus otras mitades. Dejando salir sus alas, cargo al Alfa y lo llevo a su casa. Otro día intentaría decirle quien era o más bien qué era.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.