Síndrome del Corazón Roto

2

Jack abrió la temible puerta de la oficina con cuidado, tras de sí encontró a la agradable secretaria que lo recibió con una sonrisa tras de su escritorio que albergaba uno de esos monitores de dinosaurio de color negro que estaban de moda por ese entonces. Era una chica algo joven, no debía llevarle más de cinco años a Jack, llevaba anteojos probablemente recetados por pasar tanto tiempo frente al computador. Ropa típica de alguna oficinista, junto con su cabello marrón claro desmarañado y recogido.

— ¡Hasta que por fin llegas! Jacksy —dijo muy alegre la secretaria de su tía

—Buenos días, Señorita Costello—respondió Jack, ignorando la forma en que le llamo—; Supongo que mi tía está allí dentro, voy a pasar.

—La rectora de la universidad te ha estado esperando desde temprano, pasa sin problemas.

            Jack se movió hasta la puerta siguiente más dentro de la oficina. Coloco con muchísimo cuidado su mano en el pomo mientras la Señorita Costello no hacía más que sonreír. El pomo de la puerta de pronto giró solo y Jack de un momento a otro miro la imponente figura de su tía frente a él, parecía una persona diferente ya en la universidad.

—Llegas tarde—denoto Vanessa

—Bueno… no es como si ya lo supieras, tú me has despertado.

—Trata de no repetirlo, aquí están todos tus documentos—replico Vanessa entregándole una carpeta con todas sus cosas.

            Antes de que Jack pudiese decir otra cosa, la imponente figura de Vanessa salió de la oficina y se dirigió a una de sus tantas reuniones importantes por el inicio de clases. La secretaria no hacía más que sonreír mientras Jack lanzaba una mirada superficial a la carpeta blanca que le ha dado su tía.

—Es evidente que son familia, ha sido demasiado blanca contigo.

—¿Ha sido blanda? —Jack estaba sorprendido.

            Había escuchado cosas de su tía en sus anteriores visitas a la universidad, cosas como que era demasiado estricta con profesores y estudiantes, además de que ella era una profesional en toda regla, alguien en quien confiar. Durante años se labro una reputación hasta llegar a ser la que dirigía la universidad bajo el mando de los encargados de educación superior del estado, quienes, se decía, le habían dado el cargo de rectora por presión de más arriba, pues Vanessa era demasiado envidiada por los demás quienes tenían un puesto en la educación superior puesto que ella REALMENTE se esforzaba para dar educación de calidad, provocando que la universidad de colorado tuviese muchas mejoras respecto a cuando ella comenzó a dirigirla.

            Jack pensó por un momento en cuan admirable era su tía, parecía hablar de alguien mega importante que jamás soñaría conocer ni mucho menos que tuviese su sangre, pero sí la tenía, por sus venas corría la misma sangre que la de Jack y por más que no quisiera pensar en ello, la misma que corría por las venas de su madre. ¿Vanessa era de verdad un familiar suyo? Hacía que Bruce pareciese un completo vago a su lado y eso sin contar que el pobre de su tío se esforzaba mucho en la policía. Sin intenciones de hacer crecer aún más el mal humor de ese día recordando cosas que ni al caso, se dirigía a su primera clase del día, Matemáticas, que diversión. Pudo ver su horario de clases entre las planillas que le dio su tía, al parecer algo exclusivo para él puesto que ya todas habían sido entregadas. Había varios folletos con información de la universidad, las reglas, los horarios de los profesores asignados y una pequeña tarjeta de buena suerte, a Jack le pareció bastante bonita, pero la escondió entre sus cosas para evitar vergüenzas.

            El salón era exacto lo que esperaba, tal y como imaginaba, un lugar cerrado con asientos y demás personas a las que no le hablaría en todo el semestre. La profesora era una señora que se miraba agradable, pero Jack se limitaba a escuchar solo lo necesario y mantener su mente alejada de trivialidades. Aunque preferiría estar en casa haciendo cualquier otra cosa, agradecía al menos el esfuerzo de sus tíos por llevarlo a vivir con ellos y darle la oportunidad que no pensó que tendría, ir a la universidad. Aunque se sintiese una carga para ellos, haría lo posible para no serlo y además demostrarlo.

            La clase no fue más que recuentos y presentaciones, se limitó a decir su nombre completo cuando fue su turno y nada más. Agradeció por un momento no tener el mismo apellido que su tía para no sufrir malentendido o problemas por ser familiar de la rectora de la universidad, también agradeció no haber llamado especial atención en nadie, todos lo miraron solo cuando dijo su nombre, su voz fluyo tranquila, no era quien sufría de pánico escénico, sufría de odio hacia la humanidad, cosas diferentes en plenitud. La clase termino y espero muy paciente a que todos salieran del salón de clases, parecían una manada de lobos salvajes viendo que podría salir primero. Jack se mantuvo en su asiento ordenando sus cosas con mucho cuidado, esperando el momento adecuado para salir. Ya todos se habían ido y la profesora de matemáticas salió, despidiéndose de Jack, él regreso el saludo y se levantó de su asiento.

—El mejor momento para salir es cuando ya está todo vacío, buena decisión.

            Jack se sobresaltó, se supone que todos debían estar fuera y él solo en el salón de clases, ¿Quién demonios le hablaba tan tranquilo como si nada sucediese? Juraría no haber llamado la atención como para parecer amigable.




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