Sobreviviendo en Camada

10. AHHHH, ¡NO PUEDO!

Capítulo 10

Dedicado a Cande
 

Pasaron 5 días desde las muertes de Tadeo e Iván. El grupo no volvió a ser el mismo. El clima cambió mucho, donde antes había desesperación y miedo, ahora había seguridad y determinación.

No iban a perder a nadie más.

Destruirían esa cosa a toda costa.

Arreglaron las salidas para la comida y bebida, las cuales se harían un día después de que toda la comida se haya acabado. No querían arriesgarse a salir más de lo necesario. Necesitaban a todos presentes para poder pensar e idear ideas y planes para acabar con la sombra y poder salir de ese infierno. También las salidas al baño fueron pensadas y discutidas por todos. Pusieron tres baldes que encontraron debajo del escenario y, bueno, ...es obvio.

Prepararon ciertas reglas a seguir y las escribieron en una hoja grande sacada de fotocopiadora (que estaba enfrente al teatro) más un marcador. Eran 6:

- No salir nunca solo, siempre de a 3

- Contarle al grupo TODO lo sucedido en las salidas

- Llevarse algo para defenderse

- No tomar riesgos si no es necesario

- No desviarse

- Cuando vean a la sombra: SALIR CORRIENDO INMEDIATAMENTE

El teatro cada vez olía peor. Hace unos minutos enviaron a Jerónimo, Thiago y Gonzalo (los dos primeros no salieron antes así se encontraban un poco asustados) a buscar cosas de limpieza para hacer algo con el olor a sangre que reinaba. Dos compañeras, Rochi y Violeta, se dispusieron a limpiar la pared de la sangre, pero cuando se acercaron unos centímetros se sintieron asqueadas y tuvieron que ser obligadas por sus compañeros para terminar lo que empezaron. Otro de los problemas oliríferos (como los llamaba Juan) era los dos cadáveres que yacían al otro lado del lugar. No querían deshacerse de ellos, pero ya no aguantaban más la fragancia que largaban. Además, ver sus rostros blanquecinos y sin vida les causaba dolor y remordimiento por no haber podido hacer nada para salvarlos.

Un grupo propuso dejarlos en algún lugar, o tan lejos como para que el viaje se les complicara, sino cerca para poder dejar algún otro cuerpo en caso de que...

– ¡NO!

El grito de Felipe rebotó en las paredes causandoles un estremecimiento cuando volvió a ellos.

–Nadie más va a morir. Que quede claro.

Valen se acercó a él y posó su mano sobre su hombro.

–Feli, eso no lo sabemos.

–No, Valen. Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance.

Con eso salió de la ronda que habían formado y se dirigió al escenario cerrando el telón tras de sí.

Todos le entendían. Perder a sus amigos fue lo más doloroso que...

–Huelo a mierda, gente.

Todos miraron a Cande, la cual estaba apoyada sobre la pared. Sintieron un deja vu.

–Me gustaría poder bañarme, y no soy la única –dijo señalando a Matu y Viole.

Ambas asintieron avergonzadas.

–No me lo banco más –comentó Matu.

–Salir es un peligro... –comenzó a decir Valen.

–Dale, Val –la interrumpió Sofi con Guada a su lado apoyándola. –Salimos de a grupo y ya está. Hace una semana que estamos encerrados acá, quizá bañarnos cambie un poco el clima y nos deje relajarnos.

Sus compañeros estaban de acuerdo con lo que proponía.

Al final, Valen terminó aceptando. Estaban listas para irse, Violeta, Sofi, Matu, Cande y Guada pero Máximo se les acercó.

–No hay duchas en el colegio, ¿cómo pensaban bañarse?

Estaban tan ocupadas asqueándose a sí mismas por el maldito olor, que nunca se pusieron a pensar en eso. Se sintieron las más idiotas de todo el mundo, sonrojándose ante la vergüenza.

–Nos olvidamos de eso –dijo Sofi.

Máximo se rió un poco de las caras de sus amigas.

–Se me ocurrió que podían usar unos baldes que hay en el baño de los chicos. Los llenan de agua y se mojan con eso. Es mejor que nada.

Las chicas le sonrieron agradecidas y salieron con la mirada de desaprobación de Valen a sus espaldas. Estaba de brazos cruzados al lado de Pili y Jaz. La segunda apoyó su mano en su hombro captando la atención de su amiga.

Van a estar bien –dijo tratando de darle ánimos pero se veía en sus ojos el temor. Valen recordó como había corrido y cerrado todo, parecía una completa loca.

Ignoró las palabras y desvió la mirada de sus ojos. Se quedó a ahí parada, esperaría a que volvieran sus amigas y no bajaría la guardia hasta que cada una de ellas hayan cruzado esa puerta verde.

⭒†††⭒

– ¡AHHHHH! ¡NO PUEDO!

Situación actual: Sofi y Guada en el baño de chicas agarrando las piernas de Cande para que no se cayera por la entrada de la pared; Matu y Viole tratando de hacer que Cande baje de una maldita vez, mientras tanto, Candela gritaba.

– ¡ME VOY A MATAR!

– ¡Cande, dale! –gritó Guada desde abajo.

– ¡Sólo apoyá el pie! –le dijo Violeta empujando la cabeza de su amiga dentro de la entrada.

Cande volvió a gritar.

– ¡Cande ya lo habías hecho! –gritó Sofi desde abajo.

– ¡Y bajá la voz que te puede escuchar la sombra!

Estuvieron así por otros diez minutos hasta que lograron hacerla bajar.

Dentro del baño se miraron entre ellas. La puerta estaba cerrada y sabían que para buscar los baldes que estaban en el baño de los chicos tendrían que pasar por un muy corto pasillo que daba al patio de recreo. Temían ser agarradas por la sombra, principalmente.

–Yo ni en pedo salgo, sorry chicas –dijo Cande con terror en la cara.

– ¿Cómo buscamos los baldes sin salir? –preguntó Guada.

Violeta se acercó a un pequeño mueblecito de madera en una esquina cerca de la puerta. Sacó varios jabones líquidos y los apoyó sobre el lavadero.

–Mi idea era que podíamos encerrarnos en los cubículos, llenar los baldes de agua y que a turnos le vayamos echando agua por arriba de la puerta a las que están adentro. Es una forma rara pero...



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En el texto hay: sufrimiento, muerte, amistad

Editado: 26.02.2021

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