Sueños de Abril

Capítulo 5 " Peces o mangos"

Abril: ¡Reichel!, ¿eres tú?...¡oh, Dios!

Reichel estaba en una pequeña jaula roja, con un gigante traje negro.

Reichel: La llave, tienes que traer la llave, sácame de aquí.

Abril: Pero... ¿donde está?

Reichel: Hay un grande árbol de mangos, si sigues ese camino lo encontrarás. No hay tiempo.

Abril corrió junto con Rogelio a buscarlas, parecían que solo corrieran en circulos pero el camino en verdad los dirigía al árbol. Y ahí estaban, justo en la cima.

Rogelio: Yo subiré.

Abril: Sólo ten cuidado, por favor.

Rogelio, subií y justo pisaba una rama débil, tenía que pisarla, no había modo de subir si no por ahí. Las tomó, pero por suerte pudo bajar. Las hojas caían, para formarle distracción, caían y caían. De pronto pisó un gran bulto de hojas y resbaló. Logró sostenerse y las llaves cayerón al piso, Abril las junto y corrió a rescatar a Reichel.

Reichel: No puedo respirar, el vestido se hace aún mas grande. Abril, por favor.

Abril: Tenemos las llaves.

Abril, abrió aquella jaula, pero era díficil sacarla de ahí, era demasiado vestido que incluso asomaba por las ranuras.

Rogelio: Cortaré el vestido, pero saldrás sin el.

Reichel: Esta bien, pero no hay mucho tiempo.

En ese momento, el tiempo se acababa, y el viento soplaba cada vez más fuerte, las hojas de aquel árbol habían llegado hasta ellos, y junto con el viento en su más potente fuerza desaparecían el escenario, dándoles entender que el tiempo estaba en su fin. Rogelio, al ver eso, cortó un poco a Reichel, pudó salir. Rogelio le entregó su saco para que se vistiera.

Reichel: Síganme.

Ambos corríeron detrás de ella hasta llegar a un viejo puente. Estando a la mitad de aquel, Abril se asomó, y vió que en lugar de agua había pétalos de rosas rosas.

Reichel: Tienes que saltar, Abril.

Abril: ¿Qué?, pero... ¿ y Rogelio?

Rogelio: Recuerda que soy parte de tus sueños, tu primera persona haz logrado salvar.

Abril: Está bien, lo haré. Sólo espero puedas perdonarme por aquella vez en la fiesta. Eras mi mejor amiga y dejamos de serlo por una tontería.

Reichel: Claro que sí, ahora puedes irte.

Abril dejó caerse lentamente, sintío como se sumergía entre suaves pétalos, solo sentía que caía despacio, abriendo los ojos sin lograr ver nada, a su momento pasó de sentir delicadeza a helada agua de mar, que logró diferenciar por su sabor salado al abrir la boca por su asombrada reacción. Nadó hacia la superficie, ya era tiempo de tomar aire. Ya en la superficie con más de la mitad de su cuerpo en el agua.

Abril: Estoy cansada de que las situaciones cambien tan impulsivaente.

Renata: No lo creo, con el tiempo te acostumbras.

Abril: ¿Quién eres tú?

Renata: Bueno, tengo escrito mi nombre en este collar, re-na-ta, así es, mi padres me lo compraron, díficil de conseguir. O sea, ¿qué haces en el agua?, ¿te crees sirena, o algo así?, cariño, sube a mi barco.

Abril: Gracias, pero esto no es un barco. Abril sube. -Es una lancha de pescar.

Renata: Yo te estoy ayudando, no es para que me humilles.

Abril: Sólo dime, ¿dónde estamos?

Renata: De que vas a salvar a otra persona, así bien "cool". Si volteas hacia tus pies y un poco a la derecha, encontrarás un caja roja, abréla y lee la carta.

"Dos peces azules se unen cada que intentan comerte.

Hay tres de ellos en el agua, uno se quedá solo o se unirá a ti."

Abril: ¿Que significa esto?

Renata: Me das gracia, tienes que saltar al agua, esperar a que lleguen dos peces, obviamente pues tienes que tratar de que no te muerdan.

Abril: Dice que hay tres peces.

Renata: Jajaja, cariño, el tercer pez, soy yo. Así que si por alguna razón caigo al agua, rápidamente me unire a otro pez y te comeré.

Abril: Creo que ya nada me sorprende.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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