Sweet & Savage [eldarya]

Capítulo 1

"Purr... Purr..."

Ainara Ghoul dirigió sus ojos grises hacía el miaülix Nim que se estiraba en el sol. Una brisa muy agradable le revolvió los mechones blancos en su frente. Sonrió antes de regresar a su lectura. Era un día soleado y muy fresco. Maravilloso para leer al aire libre debajo del Cerezo Centenario.

Un bufido se oyó muy cerca de ella.

—De verdad que no te entiendo. —Levantó la mirada, y vio a una chica con 2 largas coletas rubias y el ceño muy fruncido. —¿Cómo puedes quedarte horas leyendo libros y pergaminos? Yo ni siquiera puedo estar sentada sin hacer nada 2 minutos.

—Debes intentar cosas nuevas, Mi-chan.

Misaki Amazona se sentó a su lado. Ainara arrugó la nariz por el fuerte hedor a sudor proveniente de su amiga.

—Arriesgándome a que sea una pregunta tonta, pero ¿acabas de entrenar?

Misaki elevó con orgullo su fina barbilla.

—Por supuesto, las amazonas no somos tan famosas, sólo por ser tan bellas.

—Por el Oráculo. —Nim caminó perezosamente hacía ellas, pero antes de acercarse, arrugó su naricilla y cambió de rumbo al CG. Ainara pensó jocosa que huía del fuerte aroma a sudor de su amiga. —Mejor vámonos a las duchas.

Misaki asintió, y ambas se fueron.

Caminando por el corredor, Misaki todavía miraba ceñuda a Ainara. Ai sentía sus luceros esmeraldas recorrer su rostro tostado por el sol, sus níveas hebras, y su figura delgada a través de su vaporoso vestido. No se sentía nerviosa pero le parecía extraño.

—¿Tengo algo en la cara? —le preguntó mirándola por el rabillo del ojo.

—Estás demasiado tranquila.

—¿Eh? —Abrió mucho los ojos. —¿No debería estarlo?

—No, aish. No me refiero a eso, es que... —Apretó el arco de su entrecejo antes de volver a hablar. —Nos ha llamado Miiko seguramente para darnos nuestra primera misión como miembros de la Brillante, ¿y andas tan tranquila? —Ainara y Misaki eran las miembros más recientes de la Guardia Brillante, conocidas como "Sweet & Savage", el asombroso dúo dinámico de la Guardia de Eel... y el terror de sus más fieros enemigos.

Ainara hizo un mohín y apartó la mirada pensando.

—Mmmm, no me siento asustada ni nerviosa, pero creo que debo sentirme muy satisfecha de lo que hemos logrado.

Misaki se le quedó observando pasmada antes de contestar.

—Sí que eres especial —dijo suspirando.

En ese momento, se toparon con Nevra, el líder de la Guardia Sombra, y anterior superior de Ainara.

—Oh, hola —dijo con su habitual coquetería. —¿Qué tal a las 2?

Misaki se cruzó de brazos y apretó los labios rojizos, mientras que Ainara no había cambiado su postura con los brazos sueltos a cada lado y con una mano sosteniendo su libro.

—Muy bien, Nevra —le dijo con una gentil sonrisa.

—¿No iban a reunirse con Miiko?

—Allá vamos, después de una ducha.

—Eso suena bien, —le guiñó el ojo— pero resulta que estoy ocupado, lo siento.

—¿Y quién te invitó? —le contestó Misaki bruscamente.

—Ow, me ilusioné —dijo poniendo un puchero. Misaki giró el rostro para ocultar su sonrojo, y le pasó de largo.

—Hasta pronto, Nevra —se despidió Ainara.

Nevra se inclinó a la altura de su oído.

—Esta noche, ven a mi habitación si puedes —le susurró seductoramente antes de alejarse.

Ainara sonrojada siguió a paso apresurado a su amiga con la cabeza gacha.

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—Cretino —murmuró Misaki, a lo que Ai volteó los ojos.

Ya en las duchas comunes, compartiendo un cubículo, Ainara le enjabonaba la espalda a Misaki.

—Un día le voy a romper una costilla a ese atrevido —decía Misaki. Estaban solas en la estancia provocando que se hiciera un ligero eco. —En serio, ¿cómo se puede ser tan descarado?

Ainara rodó los ojos.

Mientras Misaki refunfuñaba sobre cuán atrevido era Nevra, Ainara tenía su mente en la sensación de los labios de ese vampiro acariciando su oreja; en su aroma a almizcle; en su cuerpo inclinado sobre el de ella; y, sobretodo, en su proposición de esta noche. Nevra y ella han estado viéndose en secreto yace un mes y medio. Ainara sentía culpa por ocultarle su amorío a su mejor amiga, pero esa culpa se iba al traste cuando el jefe Sombra la rodeaba con sus fuertes brazos. No sabía cómo decírselo a Mi-chan. Era una gran traición. Era consciente de que las palabras de rechazo de la amazona, sólo eran para esconder sus verdaderos sentimientos hacia Nevra. El jefe Sombra podía tener una reputación de mujeriego pero la verdad, aunque tonteaba un poco, nunca le faltó el respeto a nadie. Suspiró. Algún día tendrá qué confesarlo aunque lo suyo con Nevra sea duradero o no.

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Frente a la Sala del Cristal. Misaki y Ainara se miraron la una a la otra.

—¿Lista? —le preguntó Ainara a Misaki.

Ésta alzó la barbilla y sonrió con prepotencia.

—¿Y tú? —Se echaron a reír suavemente. Se agarraron de las manos. —Estamos juntas en esto —le dijo mirándola fraternalmente.

—Hasta el final —le dijo mirándola de la misma forma.

Y así, agarradas de las manos como hermanas de cuna, entraron, decididas a enfrentar la nueva aventura.

Miiko, la kitsune líder de la Guardia de Eel, estaba parada ante el Gran Cristal. La fuente de poder y estabilidad de toda Eldarya. Se la veía pensativa. Su mano derecha, el ogro Jamon, sostenía en su gran mano el báculo mágico de la kitsune mientras que ésta cargaba un simple palo.

—Miiko, a tus órdenes —anunció Ainara haciendo una pequeña reverencia con la cabeza, junto con Misaki.

—Chicas —dijo Miiko con esa cara suya de "misión seria". —No me ando con rodeos, ¿saben qué es esto? —Señaló al palo que sostenía.

—Parece un cayado, como los que usan los pastores —le comentó Ainara observando cierta vehemencia en cómo lo agarraba su líder.



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En el texto hay: fanfic, eldarya, nevra

Editado: 07.09.2021

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