Habían pasado un par de meses desde la llegada del pasaporte, pero ahora en el presente, Katherina se encontraba perdida en el aeropuerto después de haber llevado su maleta a revisión.
Los nervios mantenían su estómago revuelto mientras la ansiedad la carcomía, se sentía perdida y al borde de las lágrimas, era su primera vez en avión.
Nicholas la había llamado solo para saber si había llegado a tiempo, pero esta apenas y podía mantenerse en pie, sintiéndose completamente enferma. Ahora estaría yendo al otro lado del mundo, donde la mayoría de esas personas no hablaban español y su ingles apenas era sostenible, sentía que Nicholas era muy comprensible con ella al ser el único con quien practicaba el idioma.
―si… ya… ya voy a abordar ―dijo con la voz apenas firme, en un inglés poco fluido.
―tranquila ¿si? Yo estaré en el aeropuerto esperándote ―ella asintió frenéticamente a pesar de que era una llamada, sabía que si lo miraba en video explotaría en cualquier momento.
Para el resto de las personas a su alrededor se veía como una chica normal, completamente quieta mientras sus ojos escaneaban la pantalla como si fuera un vuelo más, pero ella sentía que en cualquier momento se derrumbaría.
No le había dicho a nadie, tal vez unas cuantas insinuaciones a su tía abuela que había vivió de aquel lado del mundo, pero nada más. Sabía que debía decirle a alguien, a su familia, a su madre, pero era inútil, su madre jamás la había apoyado y con tal de que ella no se fuera de su lado oculto cosas que Katherina tardo horas en encontrar, ella había estado muy dolida que ni siquiera la hubiera acompañado a la estación del bus, la había dejado completamente sola en todo. Tal vez si se enteraba de que estaba por abordar un avión para estar al norte del mundo, explotaría.
―primera llamada ―antes de que el comunicador terminara de hablar ya Katherina estaba corriendo con bolso en mano y la almohada para el cuello en la otra.
Iba a iniciar su vida de nuevo en otro lugar.
Apenas tomo asiento en la ventana del avión quiso vomitar, pero se aseguró de tragar con fuerza mientras se acomodaba en su asiento y las personas a su lado hacían lo mismo, agradeció internamente que la persona a su lado fuera una mujer.
―allá vamos… ―murmuro mirando hacia la ventana, como los técnicos se encargaban de todo en la pista mientras su corazón latía con fuerza en su pecho y sus manos temblaban ligeramente.
La azafata camino por su pasillo un par de veces regalando sonrisas ensayadas.
Cuando la luz roja indico que debía colocarse el cinturón de seguridad, ella solo verifico que estuviera lo suficientemente justo mientras sus manos se apretaban una al posa brazos y la otra al asiento, apenas este comenzó a avanzar el miedo la invadió. Jamás había subido a las montañas rusas por temor, por mirar destino final y por demasiadas noticias de internet sobre el poco mantenimiento de esa clase de atracciones y ahora, ahora estaba en un avión rumbo a un país completamente desconocido solo para ver a un hombre.
Pero Nicholas no era cualquier hombre, se habían conocido en línea o más bien ella lo encontró. Había visto sus fotos y videos sugestivos en línea para mayores de dieciocho y había quedado encantada, pero la cantidad de seguidores y la cantidad de mujeres que estaban detrás de él la hizo desistir a siquiera escribirle. Hasta que un milagro sucedió.
Se había vuelto experta en encontrar personas en diferentes plataformas y entonces lo vio, el perfil de él estaba allí y decidió seguirlo. Katherina tan cuidadosa con sus cuentas siempre las tenía bloqueadas, no se sentía capaz de hacer que otros miraran su trabajo por lo que mantenía la cantidad de sus seguidores muy bien medidos, solo personas que la conocían desde que era adolescente y viejos amigos que le gustaban la misma boyband.
Nicholas le había enviado una solicitud y ella acepto sin pensarlo y desde ese día hasta ahora había pasado más de dos años. Pensó que con el tiempo la cosa con él solo se quedarían en línea, pero ahora, ahora ella volaba para ir a ver a un hombre por el cual estudio un idioma que odiaba desde la preparatoria.
El inglés nunca fue su fuerte, en cambio se había descubierto entender más rápido japonés e italiano, si no hubiera sido por Nicholas ella hubiera dejado las cosas en solo usar su aplicación de traductor. Ahora estaba sintiendo como su cuerpo sufria aquella descompresión mientras comenzaban a despegar.
No pudo evitar contener un grito y la mujer a su lado solo la miro con preocupación.
―¿primera vez? ―pregunto un tanto divertida mientras Katherina intentaba no mostrar el terror en sus ojos, pues había mirado por la ventana y todo comenzaba a volverse realmente pequeño.
―tengo… terror a las alturas… ―dijo por fin haciendo que la mujer a su lado se riera.
―¿y te subiste en avión? ―ella también intento reírse pero solo salió una mueca de su boca. ―tranquila, todo va a salir bien ―la mujer a su lado palmeo su hombro pero incluso ese acto no dejo que Katherina siguiera con su postura de hombros rígidos.
La mujer a su lado siguió intentando sacarle conversación para que se olvidara de lo alto que estaban y solo así, con el paso de las horas ella se relajó y mantuvo su mirada en la mujer que le contaba su vida.
#4614 en Novela romántica
#1378 en Chick lit
romance dolor amistad, romance amistad trabajo y divercion, romance drama comedia
Editado: 13.11.2025