Capitulo 25: Sala Blanca.

Donde el juicio de suma importancia entra en vigor, donde las peores y mejores son recibidas, y donde las almas seleccionadas reciben su destructiva labor.

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—¡¿Cómo pudo pasar esto?!

—¡Sabia que permitir otra selección iba a salir mal!

—¡Señor! Discúlpeme ¿Cómo pudo mantenernos todo esto en secreto? ¡Merecíamos saber algo tan crucial!

Revuelo, palabrería vaga y bulliciosa, así se describiría la agresiva conversación de Ancianos, Virtudes, y demás entidades, en una sala de Celestia. Las voces no callaban, aumentaban mas y mas. Dios, quien permanecía en el alto trono de la extensa sala, solo se limitaba al silencio. Las acusaciones por el secreto no cesaron, hasta el punto en que, teniendo a los Seleccionados restantes, los tenían contra la espada y pared.

—¡Reitero lo que ya mencione! ¡Como capitana y como Seleccionada, no estaba al tanto de esa información! Por mas que me pese, he de admitir el hecho de que Louis mantuvo en secreto tal información.

En el centro, frente aun gran altar donde aquellos Ascendidos estaban, Sara refutaba cada acusación que salía al aire, mostrándose irritada al extremo.

—¡Sin embargo, eso no les da el derecho de juzgarlo a tal nivel, incluyéndonos a nosotros en el saco! —expresó con su seño a punto de congelarse—. Como capitana y líder del equipo, expreso mi mas profunda decepción, pero, como compañera y amiga, no permitiré que tales acusaciones se vuelvan en contra de mis amigos... así tenga que negarme al Cielo.

Las voces revoltosas cesaron por un instante.

—Así que, por favor, les pido terminar esto de una vez, y encargarnos de lo mas importante en estos momentos —dijo con calma, posando su mano en donde yacía el símbolo del Cielo—. Yo me hare cargo de los inconvenientes que surjan...

—Por favor, para ya, Sara. No tienes que defenderme, esto claramente paso por mi culpa.

—¡Claramente fue tu culpa! pero eso no es motivo para dejarte lidiar con todo solo. Ya lo has hecho suficiente.

Los ojos de Louis se abrieron de par a par, para luego mostrar una pequeña sonrisa. Este camino sin reparo, dando un paso mas al frente, dirigiendo su mirada a todos los que lo tenían en la mira.

—Escúchenme, por favor. Se bien que hicimos mal en mantener esto en secreto, la titulación de un nuevo Pecador, la caída de otro ángel... y la posibilidad de que suceda algo similar al caso de Rosaría. Aun ante todo eso, era necesario tenerlo en secreto para evitar cosas como esta.

—Usted... ¿Cómo sabe de ese caso? —El Anciano levanto la cabeza hacia lo mas alto—. Señor, no dudo en su criterio, pero acordamos que esto permanecería en completo secreto. A tal punto que entre todos decidimos no registrarlo en el Orden...

Una figura ingreso en la sala, apartando a todo aquel que le estorbara. Sin mas, luego de hacerle una seña a Louis, él se poso en el centro de todo.

—Eso es obvio, si un seleccionado lo portase, y esa información esta al aire debido a él, seria un gran problema, uno del que me gustaría no encargarme, gracias. Además, tampoco oses en suponer tal cosa sobre padre, el siempre es leal a su palabra; fui yo quien se lo conto, no Dios.

—No tiene que hacer esto, señor. Yo puedo encargarme de esto...

—Ya es demasiado tarde para encargarse de esto solo. Ya tu compañera lo dijo, ahora no es motivo para enfrentarse a esto solo, Louis.

—Vaya que tienes agallas de entrar aquí, Metatrón —respondió el Anciano, frunciendo el seño—. ¿Con que cara osaste desobedecer tal orden?

—Con la que tengo ahora mismo, ¿no ve?

A pesar de la broma, el rostro de aquel Escriba permanecía tan serio como la roca pulida.

—Respondiendo a tu pregunta, lo hice porque ya de nada sirve mantener eso en lo obscuro. El poder de padre esta cediendo, y por si no se han dado cuenta, también el mío, a tal punto que ni siquiera pude prever algo tan simple como un mensaje oculto anunciado el nacimiento del Pecador hecho por Dansae, antigua redentora de la Videncia.

—¡¿Cómo es siquiera eso posible?! Tu capacidad de visionario es superior a cualquiera, solo por debajo de nuestro Señor —pronuncio un Anciano en las gradas.

—No lo se, y por el momento no es importante eso. Ya llevo mas de un año sin poder ver mas allá de lo evidente... desde aquel eclipse —Su rostro inmutable, por un instante se torno en desconcierto y frustración—. Hasta ahora, nos hemos sostenido con las pocas visiones de Louis para conocer que es lo que se aproxima.

—¿Entonces solo él puede ver? ¿Cómo es que el si puede y no Dios?

—No lo se. Ese es otro misterio que se tiene que resolver.

—¿Qué hay de los otros? Como Gabriel con las almas nacidas, Azrael con el fin de la vida o Uriel con el fin de todo.

—Me encargue personalmente de preguntarle a Gabriel, aunque es una lastima que no este aquí. Según lo que dijo, aunque las almas aun siguen naciendo, cada vez lo hacen con menos constancia. Poco a poco, nos quedamos sin almas nacidas.

—¡¿Qué?! ¡Eso no es posible!

—¡Es inaceptable! ¡¿Cómo puede estar sucediendo esto?!

—¡Si continua así, podría amenazar con la vida y existencia de todo, en gran medida!

Nuevamente, la discordia y discusión reinaron en la sala. La situación, lejos de mejorarse, solo escalaba cual tsunami acercándose a la costa. Las voces aullaban una tras otra, y Dios aun permanecía en completo silencio, sin interceder en una situación tan grave. No obstante, realizo una señal imperceptible, que solo alguien noto.

De repente, un estruendoso golpe resonó en toda la sala. Del estrado en lo mas alto, una figura se movía con lentitud y solemnidad. Todos los Ancianos se mantuvieron en un silencio culposo, mientras la figura continuaba caminando.

En poco tiempo llego a estar frente a frente con Metatrón. su expresión, a pesar de su impasibilidad, mostraba serenidad.

—Prosigue, Metatrón, ¿pasa algo también con Azrael o Uriel?