Era un nuevo día los gemelos tenían la tarea de trabajar en el negocio de su tío llamado, la cabaña del misterio.
Un lugar donde los turistas que pasaban podían entretenerse con cosas raras y perturbadoras.
Para los gemelos no era así. Ellos sabían que todos los cuentos de misterio eran pura propaganda para vender baratijas
La cabaña era más bien una trampa para los turistas, su tío Stan tenía una mala maña, en vez de ver personas lo único que sus ojos veían era carteras con patas.
— Mabel me estoy aburriendo — replicó Dipper cansado de barrer.
—Todavía tenemos que trabajar hermano ya pronto podremos salir, además no tenemos nada más interesante que hacer.
—Me pregunto que estará haciendo Pacifica.
—Ahora que lo pienso Dipper, nunca has tenido una cita con ella, deberían de salir a algún lado ya que son más que amigos.
—No lo había pensado, seríamos solo ella y yo, me da nervios de solo pensarlo.
—No seas tonto Dipper — se acercó Mabel dando un golpe a Dipper en la cabeza—No seas tonto no puedo estar con Tigo todo el tiempo.
Dipper no tenía experiencia con las chicas y estar solo con Pacifica lo ponía de nervios, solo con el temor de meter la pata de alguna manera y así ganar el odio de la rubia, Mabel tenía un punto ella no podia estar con el todo el tiempo.
Mabel podía ayudarlo a ser un chico guapo que pudiera enamorar a Pacífica al final todo dependería de el.
Ya casi era hora de cerrar pero antes de eso una chica entro a la cabaña con intención de satisfacer su curiosidad.
Una niña cabello rojo y largo también unos hermosos ojos verdes era interesante o eso pensó Dipper al verla.
También su falda de color negro llamaba la atencion, Dipper se pregunto que estaba pasando al ver a esa chica su cuerpo comenzó a fallar mas de lo normar.
Para el fue peor ya que la chica se acercó justo a donde estaba el y su hermana con la intención de preguntar por algunas cosas.
— disculpen puedo preguntar por una persona.
La chica y Dipper cruzaron miradas. Fue intimidante al menos para Dipper este no pudo responder los nervios lo derrotaron, lo único que pudo hacer fue bajar la mirada con la intención de escapar de esa mirada que lo penetraba tanto.
—Estás bien chico solo quería preguntar por una persona y ya.
La chica se acercó a Dipper tocando su frente, este no se había dado cuenta pero su cara estaba completamente roja.
Dipper se había puesto rojo de vergüenza o tal vez algo más podría ser que esa chica le gustaba, un amor a primera vista.
La chica no entendía la situación y sin más que hacer se marchó sin decir nada pero quién era la persona que estaba buscando.
—Dipper reacciona — le gritó Mabel a su hermano para sacarlo de su trance.
— ¿Que paso? —pregunto el chico desorientado sin recordar lo que había pasado, era como si hubiera está en otro planeta.
— ¿Que fue eso dipper? Te comportaste muy raro viendo esa chica que entro ¿estás bien?
—Si estoy bien Mabel yo tampoco entiendo que fue lo que me pasó esa chica de donde salió.
—No lo sé pero Dipper acaso esa chica te gustó, dime tu cara se puso muy roja de repente y cuando se acercó.
— Tal vez, no lo sé no me lo preguntes.
—Sabes si Pacífica lo supiera se pondría muy celosa te enamoraste de esa chica a primera vista.
Dipper todavía era demasiado desconfiado como para acmitir que su hermana tenía razón, tan temeroso era el que ni siquiera podía decidir qué es lo que había sentido.
Toda la noche se movió dentro de su cama tratando de dormir era imposible esa chica había quedado grabado en sus ojos, mente y alma le era imposible sacarcela de la cabeza.
Pacífica todavía tenía entre manos a su odioso pretendiente, más que eso tenía que verlo todos los días lo cual odiaba.
Casi como si fuera el dueño de todo comenzó a dar ordenes a los mayordomos y mucamas.
La chica no se sentía de humor, era un lindo día tan sólo ver a ese niño sería arruinar un día tan especial.
—Querida primita cómo te sientes — dijo León entre bostezos el se había despertado después de Pacífica.
— me siento mal, mis padres no están y eso me da un descanso pero ahora tenemos que soportar a ese idiota.
— Apenas lleva un día aquí y ya está mandando a todo el mundo.
Mientras los dos chicos platicaban no se percataron que aquel muchacho los escuchaba.
—Ustedes inútiles —gritó Marcuz de manera muy desagradable. Vengan aquí ahora.
Pacífica no tubo palabras no quería ser grosera más de lo necesario pero la forma en cómo se comportaba.
—Pacífica quiero que te prepares, hoy habrá una Sena será mejor que te veas presentable.
— Tú me estás escuchando — está vez se dirigió al primo de pacífica.