Desesperadamente Bill con sus dos manos trataba de arrebatarle el diario a León, al ver que sus intentos por safar el agarre del chico rubio era inútil, el villano octo por un método menos amigable.
— Pequeño mocoso — murmuró Bill, en un extraño movimiento señaló la mejilla derecha de León la cual llevaba la constelación.
— Mi queridísimo amigo, León del zodiaco, me agradas en verdad me agradas. Tú me ayudaste a volver de nuevo, pero si vaz a meterte en mi camino no me dejas de otra más que hacerte daño.
la magia de Bill se detubo, León sufrió un fuerte golpe, la levitación se hacía detenido y por ende la ley de gravedad actuó como siempre atrayendo al chico hacia el suelo.
— Perdóname mi querido amigo.
Moviendo sus dedos de arriba a bajo el bastón de Bill volvio a su mano, entonces convirtiéndola en un estoque atravesó la pierna de León.
Un fuerte gritó resonó en el aire, un grito que hizo temblar todos los corazones hay presentes, excepto el de Bill, el villano era tan frío y cruel que no se inmutaba por el sufrimiento de los demás.
— ¡No te lo daré ! ¡Jamás te lo daré! — gritó León, el dolor que sentía en su cuerpo era enorme pero esto no fue suficiente para hacer que la determinación del chico desapareciera.
— Promesas, promesas.
Una piedra golpeo la cabeza de Bill, al voltear se trataba de Dipper, Dipper tenía sus manos montones de peñascos que había encontrado en el bosque.
— ¡Ya déjalo, el no tienes nada que ver!
Dipper se preparaba para lanzar otra piedra, pero al levantar su mano esta no bajo como debía hacerlo. Dipper sintió un dolor punzante, estaba preparado para dar un enorme gritó de dolor.
Sus labios fueros sellados, Bill se había acercado a el, y con su mano en su boca evitó que su gritó saliera.
Dipper comenzó a pensar en la situación en la cual se encontraba, en verdad era una estupidez provocar a Bill, después de todo solo era un niño.
El dolor en su mano no desaparecía. Al levantar la mirada la palma de su mano había sido atravesada a un árbol con el estoque que hace un momento estaba enterrada en la carne de León.
— Valla, en verdad ustedes son muy problemáticos, no te preocupes Dipper, ya tengo lo que necesito tu solo espera y veras lo que tengo recerbado para ti y tu hermana.
En un instante Bill desaparecía de la vista del castaño.
Dipper contempló el estado de su mano, hace un momento había sido atravesada. El dolor era punsante aunque Dipper se las arreglaba para soportarlo.
Con pasos torpes se Dirigió a donde se encontraban sus amigos, tanto Mabel como Pacífica solo tenían unas cuantas heridas superficiales, aunque León no tubo la misma suerte.
Al verlo sus heridas no eran para nada superficiales, las dos palmas de rubio se encontraban atrabesadas por dagas, no solo eso su rostro está todo golpeado.
Dipper no podía entenderlo, en qué momento Bill lo había echo, fue tan rápido que nadie pudo verlo.
Bill había tenido la oportunidad de matarlos, entonces por qué no lo había echo.
— ¡Maldición!— gritó Dipper golpeando el suelo con sus manos — no podemos con el, solo está jugando con nosotros.
— Que haremos ahora — replicó Pacífica entristecida — si ese diario no hay nada que podamos hacer.
Dipper se levantó del suelo, que más podía hacer, lo primero en su mente era ayudar a su amigo.
— León estás bien — Dipper trato de hacer que León hablara pero este no respondía al parecer estaba inconsciente— No te preocupes, yo te sacaré está cosa todavía no está todo perdido.
Con todo su esfuerzo Dipper trato de sacar las cuchillas que mantenían a León atrapado en el árbol, por un momento Dipper se alegró al darce cuenta que podía liberarlo, no obstante, al ver que la sangre comenzaba a salir dudo por un momento.
— No deberíamos llamar a una ambulancia — Hablo Mabel, al parecer su rostro estaba lleno de lágrimas, Mabel se había mantenido oculta en el bloque durante todo el enfrentamiento. Lo que Extraño a Dipper no fueron las lágrimas de su hermano, sino el echo que ella se mantenía indiferente ante el sufrimiento del chico que supuestamente le gustaba.
— Está muerto verdad — soltó Mabel con una voz seca.
— Deja de decir esas cosas — con sus manos Pacífica empujo a Mabel dejándola en el suelo, con una fuerte determinacion pacífica también quería ayudar.
— Yo te ayudare Dipper, las sacaremos al mismo tiempo.
— Pero, que pasa con el sangrado, no deberíamos de llamar a una ambulancia.
— De que serviría, solo somos unos niños nadie nos tomara en serio, además tenemos que detener a Bill.
— Lo entiendo, pero como ahora que no tenemos el diario será muy difícil.
— El no tiene el diario.
Pacífica y Dipper se sorprendieron, lo que habían escuchado era la voz de León.