Tertulia

Tertulia localizada

El emperador Épsilon pidió a los científicos una reunión con él, ultrasecreta donde les adjudico que diseñan nuevas naves porque se irían del planeta  a conquistar nuevos mundos, pero uno de esos científicos le ordenó una tarea especial, era Sigma la encargada de encontrar la batería que tenía obsesionado a Épsilon, en una pequeña nave espacial fue enviada no antes de despedirse apasionadamente de Ipsilum Org a quien juró volver, terminar su máquina de teletransportación y huir juntos lejos del planeta Ovidian. Porque no lo hacían en ese momento pues Sigma no quiso decirle a qué misión la enviaba Épsilon porque ella estaba tan emocionada y excitada por la información revelada por el emperador, la tertulia y su gran búsqueda estaba en sus manos.

Convencida se dirigió a lo más inhóspito del universo, en busca de lo más increíble, llegó a un planeta llamado Freston cuya tecnología era impresionante incluso habían transformado una de sus doce lunas en una especie de radar espacial, pero cuando aterrizó a aquel planeta para recopilar información era un día trágico para los frestonianos, estaban de luto, pues el científico más grande de los últimos tiempos falleció sin  terminar una de sus maravillosos inventos, más que parecido, idéntico al proyecto de Sigma, la teletransportación, pero durante la gran ceremonia de despedida conoció a su hija Freya Franco Ferguson una joven muy hermosa e inteligente a la cual explicó que tenía como misión encontrar la tertulia un bien muy cotizado, y que le pagaría bien si le proporcionará ayuda para encontrarla, pero Freya se negó porque tenía que terminar el proyecto de su fallecido padre, a lo cual Sigma le explico que ya tenía un proyecto similar pero no lo había terminado por la misión. Durante el tiempo que estuvo Sigma en el planeta Freston se encargó de convencer a Freya que la acompañe y le proporcione una ayuda con la búsqueda. 
Todas las mañanas Sigma se levantaba con muchas ganas de que fuera el día que regresaba a su misión, pero estaba atada a un contrato de palabra, pues había convencido a los comandantes de este planeta ´para que le proporcione una tropa de búsqueda a cambio y antes debía concluir el proyecto de teletransportación que había dejado a la mitad el señor Franco, la encargada principal su hija Freya, era otro fatídico día en el planeta Freston, era una especie de paraíso invernal donde la vegetación se mezclaba muy bien con urbe, edificios amontonados y adornados por lianas, sistemas de transporte exóticos como túneles de vacío, monorrieles y elevadores por todas partes, las naves espaciales salían y venían desde las lunas en cada momento, mientras que Sigma y compañía invertía su tiempo en el magnífico proyecto llamado Kolona, consistía en una serie de pilares que se agrupaban haciendo un centro de captación de energía de los volcanes y el centro del planeta, los cálculos eran precisos, jugaban con teorías mas allá de la física que pone sus pies en el suelo, solo necesitaban energía, pues la que tenían no era suficiente, de pronto Sigma recordó lo que le dijo el emperador para con su misión, que la Tertulia  era la batería perfecta de energía. Cuando se lo contó a Freya por enésima vez, ella se enfureció.
—Solo quieres convencerme señorita Sigma, pero no lo lograra. —
—Vaya e intente con los comandantes, la reto a hacerlo. —
—Te lo estoy pidiendo a ti, Freya. —
— ¿Por qué? —
— Acaso no es obvio eres la hija del más listo Frestoniano seguro que tengo en frente la más lista frestoniana —
—Si te ayudo Sigma, estaré excomulgada y no podré volver. Jamás. —
— Pero si la conseguimos y vuelves con las manos llenas te celebrarán. Serás reconocida por tus propios méritos y solo por tu padre —  
—Viví a la sombra de mi padre por mucho tiempo señorita Sigma, pero jamás pensé que me pondría a trabajar en el mismo lugar en donde él dio toda su vida, acabar pronto el proyecto me dejara satisfecha, le agradezco su oferta, aunque la tomo con los peligros que eso conlleva, al amanecer un grupo de frestonianos la llevaremos fuera del planeta hacia una luna. Desde allí saldremos del espacio diplomático de Freston, debe estar en este lugar cuando las algas que rodean el suelo de su habitáculo se apaguen. —
 
Freya le dio una dirección con un mapa, menudo mapa que había hecho, pues era unos garabatos que representaba los edificios donde se hospedaban los científicos, Sigma debía de involucrar a un Frestoniano por orden del emperador para que pueda entrar en el espacio profundo, si bien los ovidianos tenían  para con las conquistas de planetas permisos diplomáticos de Primordiales, no tenían permiso entrar a ciertos cúmulos de estrellas y sistemas solares de las que los Frestonianos si tenían al ser tan pacíficos y cordiales, generalmente y a menudo.
La siguiente mañana muy de mañana Sigma se dirigió al lugar indicado, era una esquina muy solitaria y oscura, entra edificios decorados con flores y lianas por todas partes, el suelo era tan fértil e irregular como el de un pantano, pero era seco y verde al mismo tiempo. Espero allí no mucho tiempo mientras miraba el cielo rosa de nubes purpuras, un animal equino se le presento desde atrás, ella quedo maravilladas jamás había visto semejante animal, era de color blanco y caminaba en cuatro patas, tenía el hocico enorme y una cabellera abundante que, si bien no hablaba el animal, se podía asegurar que alardeaba de aquello con sus gestos, montada encima estaba Freya con una armadura que le cubría todo el cuerpo incluso poseía un casco.
—¿Freya esto es necesario? —
—¡No te imaginas! vamos súbete será divertido—
Detrás de ellas una cuadrilla de escoltas vestidos con armaduras les seguían sus pasos, Sigma se vistió con atuendo igual, era para despistar, pues quienes podían cabalgar libremente eran los soldados de la caballería, a los cuales imitaban, las calles los transportaba a través de los edificios, estos se abrían paso a sí mismos pues estaban construidos de tal manera que pudieran cruzarse como si túneles fuera a la vez que edificios. Cuando llegaron a su próxima nave Sigma dudo en subir pues un gran dolor de cabeza le imposibilito de mantenerse de pie, ella cayó en frente de todos.
—¿Sigma sucede algo? —preguntó Freya sorprendida por el suceso.
Adolorida, afligida y confundida Sigma contestó.
—Esto está mal, la búsqueda de la batería no. Debes escucharme, el emperador Épsilon. Misiones en las mentes de los ovidianos. —
Todos la miraban había soltado palabras al azar sin ningún sentido aparente, se sostenía la cabeza y sus manos temblaban mientras se retorcía del dolor en el suelo. 
después de un momento Sigma se puso de pie nuevamente y no recuerdo lo que sucedió y siguió como si nada.
—Pronto llegaremos a la luna donde nos espera una nave más grande. ¿Sigma no hablaras de lo que pasó hace rato? porque estuve muy asustada por tu condición, se supone que los ovidianos son muy fuertes, incluso milenarios seres, no sufren de enfermedades a menos que tengan muy avanzada edad. —
— No sé de qué hablas realmente. —
—Señoritas llegamos — el capitán de la nave interrumpió, anunciaba el transbordo que debían completar.
—Es imperativo que lo hagan rápidamente si queremos que esto funcione hasta pronto cuídense. —
El capitán despedía a su cuadrilla y a las tripulantes Freya y Sigma quienes iban en la búsqueda de Tertulia.




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