The London Eyes

Capítulo I: Cuestión de rutina

Era un día cualquiera, Noa se había levantado, no sin haber apagado antes 6 veces la alarma y preguntarse el porqué de su existencia, el porqué tenía que ir a trabajar, quejarse mentalmente de tener que hacerse “el desayuno”. Llamémosle “desayuno” por decir que era su primera comida desde que se levantaba de la cama, porque en realidad para cualquiera de sus compañeros de piso lo que hacía Noa no se le podía llamar desayunar, almorzar o cenar.

 

Noa trabajaba en la noche, con unos horarios que le hacían bastante complicado hacer “una vida normal”, la verdad para ella todo eso iba en comillas para no molestar al resto de personas a su alrededor, pero ella en realidad creía que tenía una vida normal, un tanto ajetreada, pero normal.

 

Después de comprobar que los dos baños estaban ocupados, se había dirigido a la cocina, dónde su compañero ‘el cocinillas’ tenía la música puesta a todo volumen mientras se preparaba el almuerzo, una nueva receta con cosas que había encontrado en la nevera y estaban a punto de caducar. Noa entró directamente en la cocina, rezando porque hubiese café hecho, aunque tuviese que recalentarlo. Noa era muy silenciosa cuándo quería, y recién levantada era como si inconscientemente intentase pasar desapercibida, podía recorrer toda la casa asustando a sus compañeros al paso, porque nadie anticipaba su presencia, no hacía ni un ruido. En la cocina su compañero casi se queda sin aliento cuando la vio allí sentada en la meseta mientras empezaba a beber su primer café con extra de azúcar, en total silencio y con la mirada perdida.

 

Adrián ya no se extrañaba de su mal despertar, llevaban viviendo juntos lo suficiente como para saber que hasta que Noa no se tomaba dos cafés, era como tener una zombie en casa. De hecho, tanto él como su mejor amigo habían convencido a los demás para asegurarse que siempre hubiese dos tazas de café por lo menos, cuando ella se levantase.

 

Adrián empezó a bailar cuando vio que ella estaba acabando el segundo café, y en el último sorbo ya ella lo acompañaba con movimientos de cabeza y con la mano libre, eso sí, sentada en la meseta. Siempre hacía lo mismo se sentaba al lado de la cafetera tomando taza tras taza esperando que la cafeína le hiciese efecto. Al notar la energía fluir por su cuerpo se levantó, lavó la cafetera, la llenó de agua e hizo café para 14 tazas, eso le hacía gracia, porque ella en 5 y media se bebía la cafetera llena. Se acercó a ver el menú de su compañero, siempre le sorprendía como Adrián se las ingeniaba para mezclar ingredientes que no tenían mucho sentido en la comida tradicional, pero aún así tenía una pinta espectacular, y las veces que ella comía además estaba buenísimo.

 

Adrián solía hacer estos experimentos una vez a la semana, antes podía ser que una vez al mes, pero desde que habían llegado los compañeros más recientes al piso, Adrián tenía mucha más comida que aprovechar, ya que a ellos la imaginación en cuestión de cocina no era su fuerte, a veces hasta los platos más simples se les complicaban, y Adrián estaba encantado de cocinar para todos siempre y cuando no tuviese que pagar el sólo la materia prima, estuviese en casa y se librase de limpiar la cocina y el baño para siempre.

 

Cada uno en esa casa tenía sus rarezas, aunque no todos las admitían. Pero de eso hablaremos más adelante, sigamos con la mañana-tarde de Noa.

 

Después de dejar la cafetera preparada y comprobar que tenía exactamente 2 horas hasta que empezase su turno, se dirigió al baño para comprobar que ya estaba desocupado, en casa había dos baños, pero a ella le gustaba más el que tenía ducha que el que tenía bañera. Fue a su habitación para coger la ropa que llevaría a trabajar y una toalla. Cuando volvió hacia al baño sus compañeros estaban reunidos en el living para comer, y al verla pasar hacia el baño con las cosas de baño empezaron a vacilarla como siempre:

 

-  Venga a comer todos, que en 20 minutos ya tenemos al terremoto y necesita coger energía para aguantar a los borrachos esta noche. -dijo John

 - Por esta puerta entra Noa la zombie pero en 20 minutos saldrá Noa la inquieta… -secundó Mario

- Chicos, dejadla que sólo se ha tomado dos cafés, aún puede venir y morderos a todos… -les contestó Adrián, recordando lo que le había pasado al principio de la convivencia por vacilarla recién levantada.

 

Noa ignoró a sus compañeros y siguió su camino, ella sabía que podía ser desesperante. Cuando vivía con sus padres, ellos le decían muchas veces que tenía que aprender a gestionar su malhumor mañanero porque nadie que no fuese de su propia sangre podía aguantar su mal genio recién levantada. Y si por eso no fuese suficiente, a lo largo de los años, según su madre por el abuso de cafeína, había desarrollado la habilidad de ponerse eléctrica y no parar hasta que volviese a cama, de hecho a veces estaba tan acelerada y pensando en tantas cosas pendientes cuando llegaba a cama, que tardaba una eternidad en quedarse dormida, y claro si ya tenía pocas horas de descanso entre turno y turno, el tiempo en el que tardaba en dormirse acababa por hacer notas mentales e incluso alguna vez a levantarse a hacer lo que tenía pendiente. Su día a día era un no parar, al principio de empezar en su trabajo trabajaba 5 días a la semana de 17 a 02, y siempre libraba los lunes y martes; con el tiempo fue aprendiendo, y cogiendo responsabilidades, lo que en un bar significa más horas de trabajo. Realmente para ella el trabajo en el bar no era algo que la cansase; físicamente había días que estaba agotada porque últimamente hacía muchas horas por falta de personal, y llevaba 2 semanas sin poder cogerse ni un día libre.

 

Es lo que tienen los veranos en Londres, hay gente se va a otros lugares con playa y sol a trabajar de temporeros, y otros regresan a casa un par de meses para disfrutar del verano con su familia.



#8389 en Joven Adulto
#35238 en Novela romántica

En el texto hay: amor, amistad, superacionpersonal

Editado: 21.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.