Maravillosas horas fueron las que pase en viaje en el auto, nótese el sarcasmo, mi mamá quiso llevarnos ella misma a escuela y aquí nos encontrábamos horas y horas escuchando música de su tiempo. Mi maravillosa amiga había tomado la decisión de dormirse todo el viaje, podía verla por los espejos que se avía puesto su protector de ojos, para que no le molestara la luz.
Por lo que me encontraba definitivamente sola en esta guerra de música con mi mamá. Pese a que algunas canciones me las sabia, ya que las avía escuchado antes, continúe con mi protesta silenciosa.
Mientras veía por la ventana letreros que anunciaban nuestra próxima llegada al pueblo en donde se encontraba la escuela, ya no pude evitar serrar los ojos.
Sentí que mis parpados cedían al sueño y a la obscuridad que este traía con sigo, mientras el sonido de la música decaía cada vez mas. Me deje llevar por la tranquilidad del momento. A volver a volver a abrir los me encontré en un lugar distinto, ya no estaba en el auto, estaba sentada en el piso, sombre un pasto verde bien cuidado, llamó mi atención unas flores de color gris, me acerque a tocar una de ellas, al rosar la yema de mis dedos en uno de sus pétalos se transformo en una hermosa flor dorada con pétalos redondos que se alzó con una luminosidad y grandeza que asombraba al instante.
Como si un día nublado, con su cielo totalmente cubierto de una manta gris inmediatamente se transformaba en un día cálido de verano. Su color resplandeció entre mis dedos mientras tocaba los delicados pétalos, antes grises, transformados en una obra de arte dorada que brillaba con el sol.
Al prestarle mas atención a esta podía notar pequeños puntos brillantes que giraban a su alrededor, como también sonidos casi inaudibles que provenían de ellos a los que me esforcé por entender, pero no logre. Al rendirme decidí continuar viendo el lugar que me rodeaba.
La imagen se expandió mas a ya de la flor, como si fuera un lienzo que poco a poco estaba siendo pintado, se formaron bancos de madera a la distancia, arboles con hermosos colores que desprendían de sus ramas. Un edifico con aspecto antiguo se encontraba a unos metros de donde estaba.
Note movimiento a mi alrededor y vi a dos personas sentadas junto a mi, una mujer joven que llevaba un vestido floreado de color azul hasta las rodillas, a su lado un hombre de traje marrón que había dejado a un lado su saco, este tenia un aspecto mas maduro que se lo otorgaba una capa de barba cuidada. Debajo de mi se extendió un mantel de cuadros rojo y con sigo una canasta de paja, con panes que sobresalían de el.
Podía ver que sus labios se movían, pero ningún sonido salía de ellos. Mientras ellos conversaban, la mujer corto una rebana de pastel que había en una fuente lo colocó en un lindo y pequeño plato de cristal para luego entregármelo. La mujer se me hizo conocida, creía haberla visto. Al quedarme viéndola por un momento recordé un perfil de una mujer, pero esa no se veía como la de ahora. Podía recordar la mirada de preocupación de aquella mujer, muy diferente a la de tranquilidad y felicidad que reflejaba en este momento. Si, era la misma persona, la misma que sujetaba mi mano mientras corríamos. Quise hablar pero no pude, tampoco mover mi cuerpo como yo quería. Me limite nuevamente a solo observar lo que pasaba.
Mi atención paso al hombre que abría una botella de cristal, su mirada se topo con la mía y esbozo una gran sonrisa.
-Te ves tan hermosa-comento mientras acercaba un baso medio lleno de la bebida que contenía la botella, al fin pude escuchar lo que decía-siempre te encantaron esas flores-su mirada se detuvo por un momento en ellas, pensando en cual seria su próxima acción, este acerco lentamente su mano a la flor que se había trasformado en una dorada, deteniéndose un poco antes como si dudara de lo aria, prosiguió un poco después rosando los pétalos. Estos cambiaron tal como lo habían hecho anteriormente, pero esta ver no fue a un color mas llamativo y alegre. Lentamente se extendió desde donde había tocado hacia toda su extensión un color negro que inundó hasta las flores que estaban a su alrededor-eeh, yo...no se que a pasado-nos miro a ambas con preocupación, pero pude notar algo mas en su mirada, comprensión y miedo, como si el cambio de la flor le hubiera confirmado algo. Entonces esa oscuridad se extendió por todo el lugar, inundándome en ella.
Me desperté en el auto junto a mi mamá, recordé lo que acababa de ver y un poco alarmada mire a mi alrededor, al no notar nada relacionado con eso me tranquilice un poco. Nunca había sido una persona que soñara algo tan vivido.
Usualmente no soñaba, no había preocupado por eso antes, pensaba que era algo que no podía explicarse, que simplemente era así y ya.
Pero esa mujer, no creía que fuera casualidad haberla vuelto a ver y menos en un sueño, aún que lo que mas preguntas me avían generado fue el hombre, era la primera vez que lo veía en su vida. No sabia que pensar con todas esas imágenes tan repentinas que había tenido de gente desconocida.
Tal vez tantos cambios en mi vida podría a verme afectado un poco.
Creo que ya podría considerar la idea de estarme volviendo loca.
-Hija mira, esa es-su mirada apuntaba a un edificio que se notaba a la distancia-Es muy hermosa.
-waaw, sique parece de terror-comento mi amiga desde el asiento de atrás, me sorprendí un poco ya que ni siquiera note en que momento despertó.
-No se ve tan mal-comente aún estaba un poco antipatica por todo esto, aún si tenían razón en algo y no podría negarlo, desde esa distancia podría verse la magnitud del edificio y la belleza de este.
Al acercarnos a la entrada nos topamos con las tan famosas rejas. Había un comunicador a un lado, con una cámara que apuntaba al auto.
-Hola, vine por mi hija, Isa Myers-anunció mi madre mientras sacaba un poco la cabeza por la ventana del auto.
-Hola, Señoritas Myers a pasado un tiempo, sean bienvenidas-comento una voz del otro lado del comunicador.
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Editado: 22.02.2022