“Este tipo de magia solo pocos la conocen..."
Llegaron con las sanadoras y dejaron a la joven en la primer camilla que encontraron a su paso, les explicaron la situación y ellas rápidamente recitaron algunos hechizos de pero no parecían surtir efecto en ella, se revolvía en la cama diciendo cosas sin aparente sentido para nadie, los reyes arribaron al lugar cuando se les dijo que sus hijos estaban en el cuarto de sanación, pensaron lo peor ya que no les habían informado demasiado de la situación, creyendo que alguno de sus hijos se había lastimado, sintieron cierto alivio al ver que no les había pasado, pero la cara de su hijo menor se mostraba afligida, volvieron a explicarles ahora a ellos los resultados de aquellos hechizos de exploración, Loki explicó también que ella era la niña con la cual había chocado ayer y que no sabía porque razón quería que la ayudaran, los dos dioses se enorgullecieron de su hijo por su buen corazón, mientras eso ocurría, las sanadoras intentaban buscar alguna forma de saber que era lo que tenía, pero ella misma en su inconsciencia se los impedía, además de que había un hechizo diferente interfiriendo con los propios.
Odín se acercó a ellas para ver mejor lo que pasaba ya que su hijo menor se lo había pedido, se dio cuenta del hechizo inhibidor, más estaba seguro no podía ser cosa de ella por lo cual puso su mano iluminada en un haz dorado en la cabeza ajena, casi inmediatamente dejó de revolverse en la cama, el gesto de dolor fue sustituido lentamente por la calma hasta quedar más serena y pasible, comenzando a despertar. La niña admiró el lugar donde estaba, notando que no era el bosque en el que recordaba estar, a su mente volvieron recuerdos vagos de lo que había pasado, tensándose al momento, miró a las personas que la rodeaban hasta detenerse en el pelinegro que parecía feliz de verla en buen estado, lo cual le extrañó bastante ya que apenas se conocían, luego se sentó observando al hombre anciano que no le apartaba la vista de encima con una extraña mezcla de sorpresa y desconcierto, seguramente ya lo sabía, dio un pequeño suspiro.
—¿Estás bien? —preguntó primeramente el pelinegro
—Sí, ya estoy mejor—asintió apenas, no queriendo mirarlo
—Mi padre fue quien te ayudó—contestó con cierto orgullo, inflando el pecho en el proceso
—Oh...—ahora miró al más anciano—gracias, su majestad—inclinó la cabeza a modo de leve reverencia
—No hay problema...—habló él sin dejar de mirarla, lo cual le incomodaba bastante, pues no estaba acostumbrada a ser el centro de atención—si gustas puedes quedarte aquí el día de hoy, para estar en observación.
—No se preocupe por mí, majestad, es algo que a veces sucede…—se mordió la lengua maldiciendo su falta de creatividad a la hora de decir mentiras, pues el hombre más viejo entrecerró los ojos, lo ignoró en pro de buscar alguna ventana y de darse una idea de la hora
—Podemos llevarte a tu hogar—dijo entonces la reina con un deje de dulzura muy propio al tratarse de niños
—No es necesario sus majestades, ya me encuentro mucho mejor—hizo una mueca parecida a una sonrisa, lo cual dejó a un sorprendido Loki
— ¿Segura? —inquirió el rey de nueva cuenta, bastante incrédulo también, conocía el alcance de ese hechizo y lo doloroso que podía llegar a ser
—Muy segura—aseguró de manera más convincente, bajándose de un pequeño salto de la camilla, al ser pequeña, no alcanzaba a poner los pies en el piso como lo haría un adulto
—Está bien—desistió la reina de manera derrotada, no conseguirían nada presionando y lo sabía
—Yo te llevaré al prado—le hizo saber el menor de los príncipes, de alguna manera, el tono pareció dar a entender que se trataba de una cosa muy importante y delicada el que justamente él hiciera tal tarea
—B-Bueno...—dudó por la propuesta, aunque sino aceptara sería algo sospechoso, ya que, al parecer, pensaban que eran algo así como amigos
El menor la tomó de la mano para guiarla, yendo a toda prisa a la salida antes de que sus padres lo reprocharan algo, ya fuera del lugar la llevó con más calma, sin soltar su mano, creía que con ello podría calentarla pues seguía con la idea de que era muy fría, a veces llegaba a ser muy inocente en algunas cuestiones a pesar de su inteligencia innata, a veces se daba el lujo de actuar como un niño normal de nueve años. La menor simplemente se dejaba guiar para no perderse, y a su vez, podía apreciar el castillo, que era muy grande y varios pasillos daban al mismo lugar de distintas formas, por lo que pudo percatarse, ocasionalmente se atrevía a mirar a su alrededor deleitándose con las hermosas figuras de oro y diversos materiales con las que el castillo contaba, como lo haría cualquier niña curiosa de su edad; ella también solía, de vez en cuando, actuar conforme a su edad, aunque por ello fuera reprendida después por "Él".
Así pasaron un buen rato, sin darse cuenta su paso fue cada vez más lento, ya que la niña se quedaba mirando algunas cosas que le parecían demasiado interesantes y que sabía jamás tendría el privilegio de volver a admirar, cuando al fin llegaron al lugar mencionado con anterioridad, soltó su mano con timidez, juntando sus manos frente a sí jugando con sus dedos, ella se puso frente a él mirándolo de frente, sin saber como proceder a continuación.