Capítulo X

"Es hasta cierto punto incomodo... pero lo hacen de buen modo, supongo que solo necesito acostumbrarme"

Sus ojos comenzaron a abrirse, sus párpados se sentían ligeramente pesados, estaba un poco confundida, además de que su vista era un poco borrosa, le costó un poco darse cuenta de donde se encontraba, le dolía mucho la cabeza, por lo cual una de sus finas manos fue guiada hasta su sien para sobar esta con los dedos índice y corazón, entrecerró los párpados por unos segundos y entonces, recordó lo que había pasado de golpe, sus ojos escudriñaron la habitación como buscando algo con cierto temor, la cual se iluminaba por medio de unas velas flotando cerca de las esquinas, aunque se notaba ya era de día pues el pasillo que logró vislumbrar fuera de la habitación, gracias a la pequeña rendija, se notaba claramente iluminado.

Escuchó la puerta abrirse y sus sentidos se pusieron alertas, su semblante se volvió rígido ante el nuevo individuo ingresando en la habitación, temerosa muy en el fondo, sin querer reconocerlo, dirigió su vista al lugar de origen topándose con una mujer alta, de tez blanca y cabello castaño que traía puesto un largo vestido color melón, sus facciones lucían evidentemente sorprendidas de verla consciente tan pronto, sin embargo se dio cuenta de lo tensa que se encontraba, así que le dedicó una sonrisa amable, adentrándose al lugar lenta y cuidadosamente para no sobresaltar a la menor, para quedarse frente a ella, observándola fijamente.

—Qué bueno que esté mejor, señorita—mencionó la mujer suavemente

— ¿Quién es usted? —a pesar de su temor, trató de ser respetuosa

—Mi nombre es Eir, soy la sanadora real, amiga de la reina Frigga—hizo una leve reverencia

—Un gusto conocerla Eir—sabiendo que era amiga de la hermosa reina, podía confiar plenamente en ella, su rostro se relajó y dejó de apretar las sabanas con las que estaba cubierta, aunque no se había dado cuenta de ello

—El gusto es mío—al darse cuenta de que suavizó su rostro, continuó con lo que venía a hacer— ¿Cómo te sientes? —preguntó acomodando algo en un estante

—Me duele la cabeza, me siento muy cansada—dio un suspiro pesado, no podía ignorar el malestar por más acostumbrada que estuviese

—Es normal después de lo ocurrido, señorita—le hizo saber, para que no se preocupara de más

—Está bien, no importa mucho, estoy acostumbrada a sentir este dolor en particular—señaló su cabeza, soltando una leve risita

La castaña mujer quedó sorprendida y preocupada por eso, se había dado cuenta de ello mientras la curaba, resquicios de ese encantamiento en ocasiones pasadas, la más reciente que pudo sentir fue el de una semana y media atrás en aquel momento, ahora siendo dos.

—Comprendo, sin embargo, me gustaría ofrecerle un brebaje para calmar el dolor.

El recinto permaneció en silencio los próximos 20 minutos, la castaña se había tomado su tiempo para prepararle la bebida con una dosis un poco más alta, esto para que fuera más potente, estando segura que la menor sentía la cabeza explotar, cuando terminó, se acercó a ella y le ofreció la bebida, para luego volver a su tarea de acomodar algunas en la amplia habitación, más siendo seguida de vista por la de ojos verdes con cierto deje de curiosidad.

Cuando terminó la bebida, le extendió la taza a la mujer, quien se acercó de inmediato para tomarla, cerró sus ojos, pero los abrió de forma inmediata, esperando que el brebaje hiciera efecto, tardando algunos minutos cuando empezó a sentir un poco calmado el dolor, la puerta fue abierta de repente haciendo que volviera a abrir los ojos, su mirada se posó en el responsable y sonrió al ver al menor de los hijos de Odín, jadeaba puesto que salió corriendo de sus aposentos, su cabello lucía ligeramente despeinado, rió por lo gracioso que se veía.

—Loki, ¿Qué te trae por aquí? —preguntó la joven de ojos verdes, fingiendo sorpresa

— ¡Anna! —gritó al escucharla y se lanzó hacia a ella en un abrazo luego de acercarse hasta la cama— ¡qué bueno que finalmente hayas despertado! —exclamó sobrexcitado de verla consciente por fin

—Tranquilo Loki, estoy bien—decía entre risas correspondiendo el fuerte abrazo—espera… ¿finalmente? ¿cuánto tiempo estuve inconsciente? —cuestionó entre feliz y sorprendida

—Príncipe, tenga cuidado con ella, apenas debe estar recuperándose del dolor de cabeza con el que despertó—resonó la voz de Eir en otro punto de la habitación, sonando severa—además, ¿no le había mencionado que no la atiborrara tan pronto con cuestiones?

—Es verdad, lo lamento —se alejó con las mejillas sonrojadas por el sutil reproche—uh… yo…

—Ah, joven Loki, no recordaba que fuera tan imprudente como su hermano—la sanadora expresó en suspiro—lleva aproximadamente cuatros días en cama.

—Vaya… eso es mucho tiempo—dijo más para sí misma que para el resto, luego negó con la cabeza y miro al menor—pero ¿tú estás bien? —expresó con preocupación

—Yo estoy bien, no pudo hacerme nada—la miró con una sonrisa ya más calmado

—Me alegro mucho—dijo, sonando aliviada de escucharlo

—Entonces, ¿te quedaras? —dijo expectante, con los ojos brillantes

—No lo sé...—hizo una mueca, recordando lo que había dicho en ese sueño o lo que sea que haya sido aquel día

—Por favor, Anna, es por tu bien—pidió preocupado, realmente no le gustaría verla en ese estado comatoso de nuevo, o aún peor

—Loki ¿estás aquí? —la voz suave de su madre los interrumpió ambos, quien venía entrando junto a su esposo e hijo

—No veo por qué no estaría aquí, esposa mía, ha pasado todos los días desde que su amiga llegó, en este sitio—comentó calmado el hombre mayor

—Madre, padre…—se avergonzó un poco el menor, pero lo ignoró para hablar sobre las buenas nuevas—miren, está bien, ya despertó.

—Eso veo, mi pequeño—sonrió dulcemente la mujer, colocándose a su lado, a unos pasos de la cama