Thor: Reinvención (el comienzo)

Capítulo XII

"El lugar más adecuado para entrenar a solas..."

 

Sin decir una sola palabra más se levantó del asiento haciendo una reverencia para después caminar hacia la puerta con los pensamientos idos a su pasado, no le gustaba recordarlo porqué se ponía sentimental y eso era algo que no debía ser, o al menos eso pensaba, porque todo el tiempo que estuvo con el gigante, le enseñó que esos dichosos sentimientos o cualquiera en general, solo le traían problemas, representaban debilidad, cosa que ha creído desde hace años, ya que si no hubiese demostrado lo mucho que le dolía ser despreciada por sus propios padres, si no hubiera sido tan visible su soledad, las cosas no se habrían desarrollado así.

Cerró la puerta detrás de sí al salir, recargándose en esta por unos cuantos segundos, con la cabeza gacha, ocultando su mirada con un mechón rebelde de cabello que se cruzó en su rostro, una lágrima descendió por su mejilla la cual rápidamente limpió con el dorso de su mano, con esa misma mano, acomodó el cabello tras de su oreja sin levantar la mirada, agradecía que los guardias no le prestaran atención, o tuvieran una idea de lo que sucedía.

Dio un suspiro con fuerza dejando notar su resignación diciéndose a sí misma que no pensara más en ello si no quería soltar en llanto, se sonrió amargamente mientras otro recuerdo llenaba su mente, levantó la mirada observando al frente para comenzar a caminar hacia el jardín real, después de todo, no estaba segura cuál sería su habitación o donde se encontraba Loki, sin embargo, en el trayecto cierto pelinegro se le atravesó en el camino con una enorme sonrisa en los labios, al verla la abrazó con fuerza.

—Me alegro estés aquí—aseguró el menor sin soltarla

—Loki, me asfixias—dijo fingiendo faltarle el aire, sonando divertida

—Lo siento mucho, pero es que estoy muy feliz—se separó apenado, pero sin borrar su sonrisa alegre

— ¿No se supone deberías estar con la reina? —espetó enarcando una ceja

—Le pedí permiso para estar contigo hoy, además, alguien debe de enseñarte el lugar y mejor aún, instalarte en tu nueva habitación—aseguró el tratando de sonar convincente porque más que nada deseaba pasar tiempo con ella

—Tiene lógica… después de todo no sé dónde estará mi habitación—hizo una mueca pensativa, bueno, había matado dos pájaros de un tiro

—Vamos, te mostraré—la tomó de la mano casualmente, todo le salía muy casual cuando se trataba de ella

Ella se dejó hacer con una leve sonrisa, la mano del pelinegro era cálida, o al menos eso percibía, apretó apenas un poco la mano ajena sin dejar de avanzar provocando que la sonrisa del mayor de ambos se intensificara, era grato saber que no era una ilusión, que él estaba realmente ahí; no pasó mucho tiempo para que llegaran a un pasillo donde se admiraba un tumulto de gente con varias cosas, muchas de ellas cargando, al ver al menor de los príncipes hicieron una reverencia mientras una mujer de edad avanzada se acercaba a ellos.

—Buenos días príncipe—saludó la mujer con una suave sonrisa—y buenos días joven Anna.

—Buenos días—respondieron ambos al unísono, de manera respetuosa

—La habitación de la joven aún no está lista—comentó señalando a las personas que cargaban cosas a la habitación, otras más llevaban ropa en las manos

—Eso me temía—fingió tristeza el más joven, así pasaría más tiempo con su amiga—muy bien, vallamos a jugar un rato—pero no pudo mantener por mucho su emoción a raya, y con las palabras dichas, volvió a jalar a su acompañante de vuelta por donde vinieron

—Diviértase por favor—despidió con un ademan la mujer mayor, sonriendo contenta por la nueva compañía de del pequeño príncipe

—Eso haré Fulla, dile a madre que es la mejor... ¡y qué la veré más tarde! —giró levemente el rostro hacia la mujer, gritando la última frase pues ya estaban a punto de dar vuelta en el pasillo continuo

La mujer solo pudo reír, le alegraba mucho ver al príncipe así de feliz, hacía mucho tiempo que no recordaba una radiante sonrisa como la que hoy portaba y es que desde que su hermano comenzó a entrenar ya nada era lo mismo, se apartaron mucho uno del otro, cosa que la entristecía, así como a las amigas cercanas de la reina Frigga, que apreciaban a ambos príncipes sin importar razones, o conocer ciertas verdades.

Ambos avanzaban con premura hacia quien sabe dónde (para la niña), por unos pasillos desolados que parecían bastante viejos, más que nada porque tenían una capa de polvo sobre las paredes y las mesitas que estaban ahí a cada lado de la pared que daba a una extraña habitación con grandes puertas, al entrar admiró todo con cuidado, tratando de descifrar que era ese lugar, aunque a parecer de la pelinegra parecía ser una especie de cuarto de entrenamiento, lo cual le extrañó un poco, ya que hasta donde sabía, el entrenamiento se hacía al aire libre y ya había estado varias ocasiones ahí; pero estaba bien tener esa privacidad, porque así podría enseñarle a usar una daga como había prometido, el pelinegro cerró las puertas detrás de ellos, al parecer como una precaución de que alguien los encontrara.

—Bien, este es mi cuarto de juegos, aquí vengo cuando me canso de entrenar con los amigos de mi tonto hermano—hizo una mueca de fastidio ante la mención



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En el texto hay: marvel, loki, persnajefemeninooriginal

Editado: 20.09.2020

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