— te pasa algo.— dijo Aiden sentándose al lado mío.
Desde temprano, «muy raro para mí», estaba sentada en el sofá de la sala viendo cualquier cosa que presentarán en la TV.
— no me pasa nada.— respondí para tranquilizarlo, aunque mentía.
— gorrión nunca te levantas tan temprano.— el me miró por un rato y luego recostó su cabeza en mi hombro.— soy tú hermano, puedes contarme lo que te sucede.
— estoy bien Winnie.— los ojos empezaron a picar me lo que significaba una cosa, estaba al punto de llorar y a la verdad ya me lo estaba guardando mucho, así que dejé de hacerme la fuerte frente a las personas.
Aiden elevó la cabeza y al ver mis ojos llenos de lágrimas ma abrazó con fuerza dejándome a llorar en su pecho.
Lo quería, no solo por estos detalles, es que cada vez que venía a casa de papá con quién más interactuaba era con él, a tal punto de que no nos importa que solo seamos hermanastro, nosotros nos tratamos como si fuésemos hermanos tanto de padre como de madre.
Él siempre estaba ahí para mí cuando no estaba bien, cuando éramos niños siempre nos llamaban el dúo felíz, siempre estábamos haciendo travesuras, siempre nos divertíamos, siempre nos apoyamos el uno al otro, esos pequeños detalles siempre me gustaron él.
— ¿Qué sucede pequeña?.— empezó a acariciar mi cabeza para tranquilizarme.
— es mi novio.— sorbí por la nariz.— bueno ex.
— ¿Qué sucedió con él?
— estos días atrás hubo un partido en nuestra escuela y al terminar el me envió un mensaje diciendo que me tenía una sorpresa...— hice una pausa y respiré antes de continuar para no romperme denuevo en llanto.— me dijo que llevará mi atención al campo de fútbol.
—¿Y que sucedió?.— indagó.
— me estaba viendo la cara.— mis ojos se empañaron denuevo y pasé mi brazo para limpiarlo y no llorar denuevo.— se estaba besando frente a mi y todo el mundo con una de las porristas del equipo...
Él escuchó con mucha atención todo lo que le conté, y agradecí que no me soltara un lo siento como han echo todos, hasta mi mamá, ellos no tenían nada que ver con eso, y al disculparse lo que hacían creer es que sentían lastima hacia mí.
——🍀——
— vamos levántate.— Alana y Aiden me estaban jalando de los brazos para levantarme de la cama, cosa que no había echo desde después del almuerzo hasta las 3 y pico que ellos se juntaron para joderme.— vamos a salir un ratito.
¿Quién en su sano juicio sale los sábados y no se queda en su casa disfrutando la comodidad de una camita y unas colchas calientes?
Parecen tener pelaje de eso porque al parecer nunca sienten frío.
— no quiero.— arrastré la o y hacia fuerza para que ellos no me levantarán.— déjenme descansar, dormir, llorar, ahogarme en mi propio llanto, déjenme morir de la tristeza.— exageré, lo sé.
— si vienes con nosotros te compraré los libros que quieras.— ese fué Aiden, pero la verdad no estaba de humor, estoy segura que si fueran otras circunstancias si aceptaría esa propuesta tentadora pero no, no estaba de humor.
— y yo te compraré una manzana acaramelada, o dos o más.— habló Alana.— en la ciudad hay una feria y podemos ir allí a divertirnos.
— va a hacer mucho frío allí así que no.— dije soltandome de sus agarres y tapándome denuevo.— diviértanse si mí.— hice un andeman con mi mano para que salieran.
— bien.— exclamó Aiden.— entonces por las malas.—no le presté mucha atención a lo que decia hasta que alguien entró a mi habitación.— Arsher tú levantala de la cama y tú Alana búscame ropa.
Él mencionado se acercó a mi y me levanto en sus hombros como sacó de papa.
¿Tan poquito pesaba?
— ayuda.— chillé entre risas.— me están secuestrando.
Arsher me dió una nalgada y me quedé por un momento reiniciando sistema.
— Ollé.— me quejé lo que al parecer a el no le importó mucho.
¿Con qué esas tenemos?
Al estar con la cabeza casi dando a sus nalgas me importó una mierda lo que iba a hacer y mandé mi vergüenza a la mierda, acerque mi cabeza a sus nalgas y las mordí.
— Aiden separa a la perra rabiosa que tienes por hermana.— dijo el molesto.— si no dejas de morder te juro que te lo haré peor.
Antes de despegar mis dientes de sus nalgas le dí un último apretón pero más fuerte que antes, esto dejará marca.
— loca.— me dijo él.
— exhibicionista.— también le ataque.
¿Por qué lo decía?
Porque el anormal parece estar acostumbrado a esta casa y como a nadie le molesta, está mañana yo venía hacia mi cuarto mientras el salí del baño ¡Desnudo!, bueno, casi, lo único que tenía puesto era una toalla que ocultaba un poquito nada más, ya saben a qué me refiero.
— no es mi culpa que tus ojos no hayan visto un diamante como yo.— presumió.
— si tú fueras un diamante ya estuviera presa de lo falso que eres.
— ¿perdón?.— me bajó de su hombro y se llevó una mano al pecho fingiendo estar ofendido.
— me encantó este atuendo.— chilló Alana.
Había elegido para mí un abrigo de lana blanco que hacía juego con una falda plisada rosa pastel y unas medias de lana que me llegaban un poco más arriba de las rodillas.
— me gusta.— concordó Aiden.— Arsher esperanos afuera.— ordenó el rubio.
Él mencionado salió sin pronunciar una palabra y sin más tiempo que perder Alana y Aiden se juntaron para cambiarme de ropa y maquillar me.
Me miré al espejo, no creía lo que veía, está no era yo, bueno, no al menos la verdadera yo.
Mi cabello negro estaba recogido en dos trenzas como las de Merlina, mis ojos azules resaltaban más de lo normal, Alana no me puso mucho maquillaje, solo un poco de rubor, y en los labios un brillo de sabor cereza que me quedaba medio rosado.
Nunca me gustó maquillarme, a demás de que no sabía, siempre me decía que si me maquillaba quedaría orrible, pero, siempre me creí que no era suficiente para algo, y resulta ser que solo tenia que soltarme un poco.