— y bien.— Aiden empezó a empujarme hacia donde estaban Arsher y Alana.— cumple ahora tu palabra mi querida hermanita.
— dijiste que tenía que besarlo si ganabas.— y si que lo hizo, me ganó como siempre lo ha echo.
— y en la boca.— me recordó.
— pero no dijiste cuando tenía que besarlo.— el se detuvo y me miró, yo estaba aguantando la risa, era cierto, el me dijo que lo besara pero no cuando.
— era para que lo hicieras cuando terminaríamos el juego.— se quejó.
— pero no dijiste en qué momento.— sonreí.
— Jostin me estás estresando.— masajeo el puente de su nariz.
— hagamos algo.— llamé su atención.— tú me dices quien te gusta y yo voy sin protestar donde está Arsher y lo beso.— más bien eso sonaba como chantaje, pero también tenía que sacar provecho de este momento.
El se lo pensó por un momento, era claro que no me lo iba a decir, y si vinimos a este parque es porque él supuesto príncipe azul de mi hermano debe estar aquí, solo es cuestión de tiempo y el mismo se delatara.
— parece que alguien no acepta que perdió.— se burló.— es que nunca lo has aceptado, pero bueno, vamos, alguien espera un beso.— siguió empujándome en contra de mi voluntad.
Nos estábamos acercando cada vez más y más a donde estaban ellos, la verdad estaba nerviosa, que digo, me estoy cagando del miedo, como voy a darle un beso así por así, además en la boca, Aiden está loco, debí suponer que estaba tramando algo, siempre lo hace, y yo de anormal acepté el trato antes de que el dijera en qué consistía y donde sería el beso, lo hizo por eso, adrede.
Alana volteó el rostro apenas nos vió llegar y nos recibió con una sonrisa, estaba muy sonriente, en cambio Arsher se tardó un poco más para mirarnos.
Sus ojos se encontraron con los míos, eran hermosos, eran de ese color tan claro y hermoso que tiene el cielo en muchas ocasiones. Estaba medio sonrojado, este se sonrojaba pero que yo, su nariz, sus orejas, y parte de sus pómulos.
— Mmm.— carraspeó Aiden.
Tragué en seco y me acerque a Aiden colocándome de puntillas y dejando un leve beso en sus labios.
El no me detuvo, ni me apartó, solo se quedó parado ahí procesando lo que estaba pasando, estoy segura que Aiden y Alana estaban hablando de lo que yo estaba haciendo, después de un rato me separé de sus labios, y compañeros, si digo que ahora estaba más rojo que un tómate.
¡Es porque está más rojo que un tómate!
Me alegro que mi piel no sea tan blanca y así cuando me sonrojo no se ve tanto pero este está al punto de explotar, yo creo que si explota acaba con el planeta tierra en cuestiones de segundos.
Pestañeo un par de beses, aún estaba bobo por lo que había sucedido, solo sonreí al verlo de esa manera.
Aceptaba algo de lo que dijo Alana, se veía adorable.
Sabían dulces, muy dulces, además de que eran suaves, no esperaba está reacción, pero ahora que lo pienso no me arrepiento ni un poquitito. Sus labios son una parte de su cuerpo en la que cualquier persona podría sacar una adicción, me incluyo a mí.
— y bien.— habló Aiden pasando su mano por mi hombro.— ¿A qué atracción vamos ahora?.
Estaba de lo más normal, como si no hubiese pasado nada, bueno, lo único que hacía al igual que Alana era reírse, como si la situación fuera graciosa.
Alana se acercó a su hermano que aún no entraba en razón de lo que había sucedido y al ella tocarlo pestañeo varias beses y llevó su atención a ella.
En momentos como estos yo me pregunto,
¿!dónde mierda está mi vergüenza!?
Pero Aiden iba a caer esta noche, de esta noche no va a pasar, de eso estoy segura, como que me llamo Jostin Bellym.