En el 2022 yo todavía no escribía poemas no era mi fuerte, pero sí empecé a coleccionar momentos, aunque no lo supiera, instantes tan simples que en unos años probablemente olvide…aunque hay algo en mí que se repite una y otra vez:"Nunca lo olvidaré."
Recuerdo las conversaciones por WhatsApp que se alargaban hasta muy tarde, como si la noche se nos hiciera corta solo por hablar. Se preocupaba cuando no estaba, me preguntaba si estaba bien. Recuerdo cómo me miraba.
Y aunque a veces trato de olvidarlo, mi memoria lo guarda como si fuera sagrado.
Una vez, cuando apenas comenzábamos a hablarnos, pasó algo que aún me hace sonreír con ternura. Hablábamos muchísimo por chat, pero en persona… no éramos capaces ni de decirnos “hola”.
Éramos dos tímidos bailando alrededor del silencio.
Yo estaba en el tablero, relajada con mis amigas durante una hora libre. De pronto escuché que su amigo le decía bajito:
—Ve a hablarle, anda.
Y él respondió, nervioso:—Pero… no sé qué decirle.
Pocos minutos después, se acercó. Me preguntó si había hecho la tarea.Yo, sorprendida, respondí con la misma torpeza:
—Sí… ¿por qué?
Y nada más.
Fue todo, una escena incómoda, silenciosa, como de película mal editada.Me giré sin saber qué más decir, y él se quedó detrás de mí, parado, como un niño que se animó a saltar y se arrepintió en el aire.
Otro día lo recuerdo clarito. Clase de Educación Física, octubre. Me había quedado en el salón, sola con mi mejor amigo. La luz estaba apagada y yo cantaba una canción bajito, mientras él me acompañaba en silencio, entonces, él—Ethan—entró al salón. Creo que me buscaba. Tal vez se extrañó al no verme con mis amigas.Y al verme con ese chico… se fue. No dijo nada. No jugó con sus amigos. Se sentó solo, en la salida del patio, con los audífonos puestos. No sé qué escuchaba. Pero sí sé qué sentía.Y lo entendí cuando me escribió después:
—¿Qué te pasó? ¿Por qué te fuiste temprano?
Mi mamá había ido por mí, pero él no sabía el porque.
Solo sabía que me fui. Y que él se quedó esperando.
También recuerdo un estado que subí a WhatsApp donde puse que mi cumpleaños era en 182 días.
Y él… él se puso a contar. Día por día.
Y me respondió con seguridad:—Tu cumpleaños es el 1 de diciembre?
Y acertó.
Nadie más lo había hecho.
Nadie más se habría tomado el tiempo.
Él decía que le encantaba mi voz.
Y a veces, cuando canto sola, en un cuarto vacío, pienso si aún lo recuerda o si también eso se fue con el tiempo.
Recuerdo un 30 de octubre, el día en que hablamos toda la noche. Yo estaba enferma y no fui al colegio, y él me escribió:—¿Por qué no fuiste hoy?
Ese mensaje fue más que una pregunta.
Fue una prueba de que yo no pasaba desapercibida para él.
Y eso…eso fue suficiente para hacerme feliz durante días.