Traición [trilogía Infiltrada #1]

prólogo

Samantha escapó de la vida de su familia a tan soló sus dieciocho años.

Fue catalogada como la "criminal mas buscada" la mayoría de las personas temían por su vida con esa criminal caminando por las calles, la querían tras las rejas o preferiblemente muerta.

Pero todo lo que se decía de ella era totalmente falso, ya que había escapado le fue imposible al gobierno atraparla, fue por eso que mancharon su reputación ante el mundo entero.

Nadie conocía a Samantha como tal, siempre daba una identidad falsa, siempre pasaba desapercibida, su trabajó era realmente bueno y para cuando descubrían la verdad era demasiado tarde. Ella ya estaba en otra parte del mundo sin siquiera dejar rastro.

Ese era su trabajó, ser "infiltrada" nadie sabia para quien trabajaba en realidad.

Pero ella tenia claro su bando.

Dylan O'Connor. Su padre.

Nadie sabía los motivos de su partida, solo ella, y fue por esos motivos que se alejo, se alejo de la familia perfecta, de los amigos perfectos, de su vida perfecta.

Sus días con su familia, al menos para ella, eran perfectos, desayunar juntos, hacer la limpieza juntos, ir al edificio del cual su padre era jefe D.P1 (Departamento Protegido N.1)
ayudar a los novatos para convertirlos en grandes agentes o guardaespaldas, entrenar junto a sus hermanos; Hanna, Adam y Sebastián, cumplir algunos trabajos de seguridad, salir de fiesta con sus amigos; Jenny, Alvaro, Logan y Anthony.

Pero todo cambio y sus días se resumieron a una sola acción.

Escapar.

Escapar de los buenos y los malos.

El gobierno; la necesitan para destruir a bandas de crimen organizado desde el interior por medio de ella.

Los criminales; la necesitan para combatir a la ley, cubrir su rastro sin necesidad de verse involucrados en nada ilegal.

¿Pero por que ella es tan importante?

Muchos dirán, es solo una chiquilla jugando hacer grande y poderosa. Pero están equivocados, ella es única.

Sus habilidades hasta el momento son inigualables.

Desde muy pequeña mostró interés en todo lo que tenía que ver con la compañía de su padre, le encantaba acompañarlo y pasar horas observando a los agentes entrenar.

Su padre le prohibió acercarse a los hombres ya que podría ser peligroso para una niña de 7años.

Pero su curiosidad pudo mas que la advertencia de su padre, entro al campo de entrenamiento donde los hombres la miraban divertidos.

<<¿Qué hace una niña en un lugar como este?>> eso y mas pensaban y preguntaban los hombres.

Pero ella solo siguió y tomo un arma cargada, los hombres preocupados por ella se acercaban para evitar una tragedia.

Entonces la pequeña Samantha disparó.

Lo que mas sorprendió a todos los hombres fue que esa pequeña dio en el blanco de una de las siluetas con forma de hombre a mas de cuatro metros de distancia.

Los hombres se acercaron, ella bajo el arma al piso y con voz tímida susurro un <<lo siento>> uno de los hombres le dio de nuevo el arma y le indico que volviera a disparar

<<Imposible que de nuevo diera en el blanco>>

Pero ella hizo lo imposible posible, disparo y la bala entro en el centro empujando la bala anterior.

Mas de cien hombres comenzaron a entrenarla, era una niña increíble, tan solo unos minutos les tomaba enseñarle mas de diez movimientos.

Y era eso lo que la había convertido en un arma viviente la cual podría provocar una guerra si no se mantenía alejada de las manos incorrectas.

Claro que el secreto no duro ya que a sus quince años comenzaron a buscarla, pero su familia la protegía y la protegería siempre. Y fue esa la razón por la cual al cumplir la mayoría de edad huyo.

Su prioridad era solo una; mantendría a su familia a salvo, aun cuando eso costará su propia vida y libertad.

Entonces lo peor paso, la encontraron, la atraparon, la torturaron hasta casi matarla, pero no trabajaría para ellos, no le haría dañó a las personas inocentes, no mataría a sangre fría. No sería el monstruo que esperaban.

Pero no tuvo otra opción, cuando le hicieron esa propuesta respondió sin dudar.

—La vida de tu familia a cambio de la tuya

—Nunca creí verte tan desesperado —se burlo ella con las pocas fuerzas que reunía

—Te lo repito de nuevo, ¿aceptas? —preguntó aquel hombre serio apunto de estallar por la mocosa, era fuerte pero dos podían jugar 

—Acepto




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