Agosto, 1952
"MENSAJE DE BIENVENIDA
El hospital psiquiátrico infantil, tiene como interés superior a los niños y adolescentes que requieran de nuestra especialidad, la Psiquiatría infantil y de la Adolescencia; y cuenta con servicios de apoyo que sirven como complemento para brindar un tratamiento integral que cubra las necesidades particulares de cada uno de los padecimientos que se atienden.
HOSPITALIZACIÓN
Es el área para pacientes menores de edad con trastornos mentales y del comportamiento, agudos o crónicos agudizados, que cumplen los criterios de ingreso, que requieran manejo por personal especializado y observación estrecha por el riesgo que tienen de lastimarse a sí mismos y/o a los demás. Las unidades de hospitalización cuentan con personal médico, de psicología, enfermería y trabajo social, capacitado en psiquiatría infantil y de la adolescencia para realizar un tratamiento multidisciplinario.
TRASTORNOS QUE SE ATIENDEN
1. Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
2. Trastornos de Conducta.
3. Depresión en Niños y Adolescentes.
4. Trastorno Bipolar en Niños y Adolescentes.
5. Trastornos de Ansiedad.
6. Trastorno Obsesivo Compulsivo en Niños y Adolescentes.
7. Trastorno por el Uso perjudicial de Sustancias.
8. Trastornos Generalizados del Desarrollo.
9. Retraso Mental
10. Esquizofrenia en Niños y Adolescentes.
11. Epilepsia en Niños y Adolescentes."
—Mami, ¡no lo hagas por favor! — gritaba una niña pequeña en dirección a su madre.
— ¡Cállate Mckenzie!
La mujer sujetaba a la niña por el antebrazo, estaban frente a un edificio grande y viejo a las afueras de la cuidad; <<HOSPITAL PSIQUIÁTRICO INFANTIL>> decían las grandes letras que te daban la bienvenida al portentoso lugar. La mujer llevaba a rastras a Mckenzie, la niña lloraba a cantaros, llamando la atención de todos en aquel lugar.
—Buenas tardes—habló una enfermera detrás de lo que parecía ser la recepción— ¿En qué podemos ayudarla?
—Necesito ver al mejor doctor que tenga este lugar, ¡De inmediato! — gritó eufórica la mujer; la enfermera salía de su pequeña oficina y se dirigió a una puerta que estaba a un costado de la recepción, Mckenzie se zangoloteaba mientras su madre la estaba sujetando.
— ¡Por aquí! —dijo la enfermera saliendo de aquel lugar en el que anteriormente había entrado.
Mackenzie junto a su madre empezaron a caminar siguiendo a la enfermera, era un pasillo pintado totalmente de blanco, hacía mucho frio y había puertas cada dos metros, fue hasta la quinta que entraron.
La enfermera toco la puerta —adelante— hubo respuesta de inmediato.
— ¡Mamá yo no quiero estar aquí! —grito Mckenzie antes de entrar a una habitación con muchos dibujos de animales pintados en la pared, a pesar de las circunstancias, ese lugar era agradable. Había juguetes en el suelo, y tan pronto como Mckenzie los vio, se aventó a ellos olvidándose de todo. La enfermera cerró la puerta tras la mujer, el que parecía ser el doctor la invito a sentar frente a su escritorio.
— ¡Mucho gusto! —Dijo un hombre detrás del escritorio, por su apariencia tenía unos 50 años, pelo cano y era muy delgado—Soy el doctor Jackson, pero pueden decirme Charlie.
—Soy Tamara Luna—habló la mujer —y ella es mi hija Mckenzie Luna
La niña seguía sumida en los juguetes, no prestaba atención a la conversación.
— ¿A qué se debe su visita? —habló el doctor.
—Sospecho que mi hija sufre algún tipo de trastorno.
— ¿Por qué lo dice?
La mujer empezó a contar la historia de Mckenzie, el doctor miraba a la niña sin poder creer todo lo que había hecho, un pequeño cerebro ha hecho terribles cosas.
—Señora Luna, su hija necesita ser hospitalizada de inmediato.
Mckenzie volteo la cabeza en dirección al doctor y a su madre. Sus pupilas se dilataban y sus ojos se tornaban negros. Tenía un aspecto terrible.
— ¡Yo no estoy loca! —grito Mckenzie y se levantó del suelo, caminaba lento por el consultorio hasta posicionarse frente a Charlie.
—Yo nunca dije que estuvieras loca, sólo necesito hacerte unas pruebas.
La niña tenía pinta de abalanzarse contra el doctor y atacar, pero su madre lo impidió sujetándola de las piernas y brazos.
— ¡Suéltame! —gritaba la niña
Tamara no podría sujetarla por mucho tiempo. Por otro lado el doctor preparaba una jeringa, en ella vertió un líquido verde, lo inyecto en el brazo de la niña y en cuestión de segundos había quedado inconsciente. Charlie y Tamara colocaron a Mckenzie en una camilla, sujetándola con cintas en las piernas y brazos para evitar que se saliera de control.
—Necesito hacerle una evaluación a la niña, lo más seguro es que ella sé quede internada permanentemente en el hospital. —Charlie se notaba tenso al hablar y Tamara se limitó a asentir—Puede venir dentro de 3 días para darle su diagnóstico.
Tamara estaba segura que dejaba a su hija en buenas manos, salió del hospital y se olvidó de todo lo que había pasado.
Pasaron los días, el doctor había diagnosticado y medicado a Mckenzie, pero su madre jamás se volvió a aparecer por ese hospital.
***
Diciembre, 1952
Mckenzie estaba en el comedor, muchos niños la observaban, había aprendido a controlarse con los medicamentos y después de 4 meses había podido salir de su habitación. Visualizo una mesa vacía a lo lejos, fue directo a ella y se sentó tranquila a observar a todos los chicos que estaban en la misma situación que ella.
—Hola—una voz aguda la distrajo de sus pensamientos. Mckenzie volteo a ver en dirección de la voz y se encontró con un niño igual de chico que ella—Soy Ashton, y recién acabo de llegar a este lugar. —Ashton se tomó el atrevimiento de sentarse frente a Mckenzie — ¿Cómo llegaste a este hospital?