CAPÍTULO 2
Al llegar a casa lo primero que hizo fue sonreír, cosa que le sorprendía, ella no tenía motivos para hacerlo, sin embargo, ahora lo hacía y no se sentía tan mal. Tiro su bolso alguna esquina, se quitó los zapatos y camino descalza hasta la cocina. Lo primero en que se fijó fue en la comida de su amado gato, aun el dispensador estaba lleno, lo que era un alivio, Dios sabe que Lorenzo no sabe esperar.
—¡Lorenzo, amor de mi vida, ven a mí! —grito para que la bola de pelos naranja saliera del sitio en donde esta vez decidió esconderse —. Necesito un poco de apapacho Lorenzo.
El gato obviamente no salió ¿Cuándo los gatos han sido obedientes? Además, Brooke muchas veces pensaba que el gato era quien desidia en que momento quería que ella se le acercara.
—Conque no quieres salir Lorenzo, me vas a poner a prueba —esas conversaciones eran todos los días después de todo, la bola naranja era su mayor compañía —Vamos a ver si no vienes.
De la nevera saco el snack favorito de Lorenzo, el cual costaba un montón de dinero, el gato tiene un estómago sensible. Rasgo la envoltura de forma ruidosa y tal como pretendía, unos ojos amarillos aparecieron en medio de la sala y la miraban de manera dura.
—Hola, bebé, tu madre ha llegado —el gato gruño, pero Brooke volvió a sonreír por segunda vez en esa noche —Ven acá… —el gato esta vez acepto la invitación y en nada estaba con ella en la isla de la cocina aceptando lo que su dueña le daba. —Aunque te hagas el duro sé que me extrañas cuando no estoy —lo acaricio detrás de las orejas y dejo un beso en su cabeza.
Mientras miraba a Lorenzo, la imagen del hombre extraño llego a su mente, besarlo fue algo impulsivo y poco normal, aunque ella no se arrepentía, nunca había sentido un choque eléctrico por alguien y quería comprobar que no se lo estaba imaginando. Ella no lo sabía, pero no iba a ser la única vez que experimentaría estas sensaciones.
—¿Ella quién es? —preguntaba Brooke al día siguiente a los productores de la serie que estaba grabando —. No recuerdo haberla visto en alguna producción.
—Es cierto —Mike, el productor principal, fue quien le contestó —Es modelo, nunca ha actuado —ella alzó una ceja en desaprobación —No me mires así Brooke.
—¿Que no te mire así, si no es actriz que hace aquí?
—Será tu co-estrella.
—¿Perdón?
—Se llama Cristal, ella ahora se ha convertido en un tipo de símbolo para las mujeres y bueno es orden de arriba que ella este.
Brooke entendió todo, la mujer que acaba de llegar fundida en un abrigo blanco algo extravagante estaba ahí por favores.
—Brooke, tu nombre es el principal —le sonrió con cortesía Jennifer a la otra productora encargada —Ella será un apoyo.
Asintió no muy convencida, a pesar de que esa carrera en la que llevaba tantos años no la eligió ella, era la vida que conocía y le mostraba respeto a su trabajo.
—Lo único que pido es profesionalismo, chicos, si llega sin saberse una línea me voy a enojar, me encerraré en mi camión y saben lo difícil que es sacarme de ahí.
—Entendido —contestaron ambos al tiempo —Ahora te la presentaremos.
A medida que se acercaba a ella menos quería conocerla y cuando la tuvo frente a frente Brooke supo que bien no se iban a llevar.
—Un gusto tenerte aquí Cristal —Jennifer fue la primera en hablar —Tenemos el placer de por fin presentarte a la maravillosa Brooke.
La sonrisa de cortesía que Brooke tenía practicada desde los diez años para conocer a alguien del medio Cristal no se la gano.
—Ella es la que me va a acompañar —eso no le gusto a ninguno de los presentes.
—No cariño, tú me vas a acompañar a mí —ahora si le sonrío, pero con cinismo.
—Ese no fue el trato —Cristal, dando cátedra del egocentrismo que la domina, ignoro por completo a Brooke —¿Saben quién soy yo?
—Cariño, al parecer no sabes quién soy yo —Brooke le toco la punta de la nariz a Cristal con sus largas uñas exquisitamente pintadas—. Yo no lidio con divas, ya que la reina soy yo —se dio media vuelta y les hablo a los productores mientras se alejaban —Me encerraré en mi camión, solucionen como me sacan de ahí.
Lo que más odiaba en la vida Brooke era tener que tratar con egos y menos con personas que piensan que pueden llegar a un lugar desconocido y mandar.
—¿Qué haces aquí? —dijo con rabia a encontrar a su tía acostada en la cama de su cámper —Te dije que hoy no te quería ver.
—Puedes pedir lo que quieras Brooke, pero yo mando.
—Lo que digas.
—Te he conseguido una campaña más, hoy en la noche harás las fotos.
—No.
—¿No? ¿Desde cuándo tú eliges niña?
—Es mi carrera.
—No tuvieras carrera sin mi niña, vas a ir a esas fotos, necesito el dinero.
—¿Dinero? Apenas se va una semana que comenzó el mes ¿Ya te has gastado todo el sueldo que ganas de mi trabajo?
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Editado: 04.01.2024