Tu Escoria

Capitulo 5


 

—Quiero defenderme —el sonido de su voz fue suave, pero la intensidad estaba explícita en cada letra —. Lo necesito.

Xavier miró a su jefe con admiración, él había sido testigo de la destrucción sin piedad que había sufrido durante todos estos meses. 

—Lo haremos —lo respaldo —No importa cuanto nos demoremos.

Las personas que conocían a Dante no tenían nada malo que decir de él y uno de esos era Xavier, que a pesar de los cinco años que llevaba trabajando para él, todavía le parecía inverosímil como llego a ese puesto. 

—La primera vez que me subí a un gran escenario, solo tenía dieciocho años —recordó Dante —Una gran multitud corearon por minutos las canciones que escribí con mi alma y ahí descubrí que este oficio era más que mi pasión y ahora me han condenado y me lo han quitado.

Aún más sorprendido su asistente sonrío satisfecho, en el nuevo mundo en el que se vive solo una palabra puede acabar con la vida de una persona.

—Les diré a los abogados que ya estás listo —dijo poniéndose de pie —Ni tus padres y yo íbamos a dejar que esto se quedará así —le dijo al verlo sorprendido —Nada más estábamos esperando que te mejorarás.

Xavier se fue dejando a Dante solo, en compañía de lo que creía lo estaba ayudando, una hoja, un lapicero y los sonidos rotos de las cuerdas de su guitarra. Por lo que se encerró en la cabina de grabación, ya que trataba de apartar de su mente la inspiración de los versos que le exigían ser cantados con la garganta rasgada.

..Aquellos besos parecen una ilusión, los suspiros fue el sonido cansado del viento en la madrugada, las caricias, un espejismo y aquella hermosa mujer, un sedante que lo lleve a un sueño…

Broo…keee —se quedó mirando sin mirar, esa mujer era un enigma que lo dejaba noqueado, aunque tenía total claridad que la cercanía con cualquier mujer es un peligro, ella parece ser un imán para él. 

El desastre seguía estando a fuera, el hueco de miseria todavía poseía su alma destrozada, pero había decido que refugiarse en lo que sabía hacer de alguna manera serviría.

Sus hábitos cambiaron un poco, los artistas desde siempre han tenido un romance con la noche y la  madrugada era la amante. En el pasado en esos tiempos era que salían las mejores composiciones y ahora descubrió que las horas del día sabían dar nota de pasión. 

Cuando cayó el sol decidió que podría esforzarse en acompañar sus padres a cenar, de pronto esos actos le ayuden a disminuir su culpa.

Francesca y Paolo abandonaron su vida y se mudaron a su casa a cuidarlo, lo que agradecía sin ellos estaría muerto hoy día.

—Madre, padre —saludo al encontrarlos en el primer piso —¿Ya está lista la cena?

Intento mostrarse casual, como si no  hubiese pasado tanto tiempo recibiendo los alimentos en su habitación y ahuyentando a sus padres.

—¿Vas a cenar con nuestros, hijo? —la emoción Francesca la escondió muy dentro, no quería que su hijo se esforzará más de lo necesario, puesto que aunque boca diga que iba a cenar con ellos, su cuerpo no expresaba lo mismo.

—Sí —Dante deseaba regalarle una sonrisa que le de un poco de confort a su madre por todos los días malos, pero a su juicio sonreír ya no lo sabía a hacer. 

Y así cenaron en un silencio que todos creían que pudo haber sido peor; sin embargo, los padres de Dante veían eso como un avance. Con cada bocado Dante sufría, su apetito prácticamente lo perdió, comía porque sabía que tenía que hacerlo, no porque quisiera.

Al terminar de cenar decidió que el tiempo de intentar ser otra vez él acabó, definitivamente la comodidad es algo que es natural, no autoimpuesto.

La luna hizo su aparición, por lo que trajo el recuerdo que ha dejado guardado en su estudio de música en el tercer piso, hace tres semanas que no veía a la loca del ascensor, lo que le causaba algo de inquietud ¿Se le escaparía Lorenzo una vez más? 

En la mesa de la entrada un juego de llaves llamaban su atención, las de su padre. Quería manejar, hace tanto no lo hacía. 

Sin pensarlo mucho, fue por ellas, cuando las tuvo en sus manos, se fue al garaje por el carro de su padre, el cual es discreto y poco llamativo para los periodistas que insisten en estar fuera de su casa.

Tal vez no era un gran avance antes sus ojos, pero al salir de la propiedad, las fuertes luces blancas de las cámaras que intentaban tomar una foto no los descontrolaron.

Al estar manejando por la ciudad lo sorprendió lo rápido que la vida avanza en las calles, toda llamaba su atención, la simpleza del afán de las personas en su cotidianidad lo fascino ¿Cómo nunca antes se detuvo a ver el mundo de verdad?

Mientras Dante descubría un poco de la vida, no tan lejos Brooke estaba a punto de cometer un acto de violencia no previamente visto en medio de una grabación.

—Aléjenla de mí —dijo mirando fijamente la delgada figura —O la dejo sin esas horrendas extensiones. 

—Entiendo tu rabia.

—¿Mi rabia?

—Mi vestuario desaparece de la nada —dice con ironía —Sabemos que fue ella, claro que lo fue.




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